Las devastadoras lluvias torrenciales han sumido gran parte de la región de Rio Grande do Sul, en Brasil, bajo el agua.
Las autoridades brasileñas informaron el miércoles las primeras dos muertes a causa de una enfermedad bacteriana transmitida por el agua en el sur de Brasil, donde las inundaciones ceden gradualmente. Advirtieron, sin embargo, que es probable que se produzcan más fatalidades.
Por lo menos 161 personas murieron y 82 siguen desaparecidas tras las inundaciones que se prolongaron durante unas dos semanas, dijeron autoridades estatales el miércoles. Más de 600.000 personas se vieron obligadas a abandonar sus viviendas, incluidas decenas de miles que siguen en albergues.
Desde La Corriente pudimos contar con el testimonio en exclusiva de Marcelo Lipatin, ex futbolista profesional, actualmente es el presidente de Atletas de Cristo y se radica en la zona sur de Brasil, muy cerca del lugar más damnificado de todo el país.
Marcelo nos comentó el momento que Brasil está atravesando en medio de tanto dolor y desesperación, “Siempre nos estamos enterando de la compasión de la gente, de la unidad, de la generosidad del pueblo brasilero en toda esta situación. Es algo trágico, sabemos de familias que perdieron todo, de algo realmente muy impactante. Pero vemos un pueblo unido para poder colaborar y poder ayudar a la gente de Río Grande do Sul”.
Las Iglesias han sido afectadas notoriamente, Marcelo nos lo explicó “Pasó con todos, con iglesias, con casas, pero más que todo con la humanidad. El gran diferencial, sin duda ninguna, es la presencia de Jesús en la vida de las personas. Porque la óptica de encarar todo esto es nítida y evidente”.
Además agregó, “nos hemos dado cuenta que cuando nuestra casa está firmada en la roca, sentimos las lluvias, las inundaciones, pero no habrá mal alguno porque nuestra confianza está en el Señor, Creador del cielo y de la tierra. Sufrimos, sentimos, nos duele, lloramos, pero seguimos confiando, como dijo Pedro: ¿A quién iremos? Porque solamente Tú tienes palabras de vida eterna’”.
Solemos pensar que esto es una oportunidad única para poder predicar el Evangelio en medio de la ayuda humanitaria, más en un contexto como este, Marcelo nos relataba que “no hay como no predicar el Evangelio, es claro que el hablar abiertamente de Jesús son oportunidades que uno tiene en la vida, no solamente en esta situación que va mucho con la oportunidad que uno tiene, pero definitivamente es imposible tapar una lámpara encendida o dejarla debajo de una mesa, ella refleja la luz de Jesús a donde sea que fuera”.
El Presidente de Atletas de Cristo nos compartió un testimonio que recolectaron en medio de las tareas de ayuda, “Había un señor adulto y la única cosa que él pidió fue un abrazo, osea la gente está muy sensible, está muy abierta para poder escuchar el Evangelio. Estos momentos realmente nos llevan a ver nuestra vulnerabilidad y realmente acaba siendo en muchos casos tierra fértil para poder hablar del Señor”.
El desastre afectó a más del 80% de los municipios del estado y dañó infraestructura crítica. Más de 3.000 establecimientos de salud sufrieron daños, según un reporte que el instituto de investigaciones sanitarias Fiocruz dio a conocer el martes.
Desde La Corriente oramos por nuestros hermanos en Brasil, para que no se pierdan más vidas ante esta catástrofe. Las últimas novedades son buenas, ya que el agua está bajando pero continuamos con nuestras oraciones para que esto pase pronto.