El día internacional de los trabajadores o también conocido como Primero de Mayo es una celebración internacional que recuerda las reivindicaciones sociales y laborales, pero para los hijos de Dios tiene un significado aún más profundo. En dialogo con la Corriente, Rodolfo Galloni quien se desempeña como gerente general de Ilollay y con Eduardo Petrecca que ejerce el cargo de director de compras en Claro, ambos pertenecen a la comunidad de Profesionales Empresarios Cristianos (PEC) nos explican la relevancia que tiene el trabajo para Dios en la vida de una persona.
La Biblia resalta en el libro de Génesis que el trabajo es importante porque fue instituido desde la primera hora de la creación porque es el medio que Dios utiliza para que sea nuestro sustento, para desarrollarnos personalmente. Rodolfo Galloni explica que “Dios le otorgó al hombre la capacidad de trabajar por que le otorga dignidad y le da un valor diferente, le brinda identidad y nos permite desarrollar los talentos y capacidades”.
Una persona que no tiene trabajo está al borde de la frustración, muchas veces por diversas circunstancias de la vida nos toca pasar por un desierto, pero eso no tiene que ser un motivo de desanimo sino un desafío para conseguir el sustento para nuestras vidas. Galloni enumera que “Dios bendice al trabajo cuando se dan tres condiciones; primero que manifieste los valores bíblicos en donde le toca desarrollar la tarea, luego indudablemente está el esfuerzo, porque como dice las Escrituras que cuando uno se esfuerza, también hay recompensa, por último, debemos procurar la excelencia, porque cuando hacemos nuestro trabajo sabiendo que es para Dios, lo haremos de la mejor manera”.
“Por eso el trabajo es algo importante en nuestra vida y este reconocimiento es para aquellos que cada día ponen su esfuerzo, creatividad, ganas y le dedican tiempo para que las cosas salgan lo mejor posible y a su vez tienen la satisfacción del sustento y el desarrollo personal “.
Rodolfo Galloni, gerente general de Illolay.
Eduardo Petrecca, expone que “en la vida invertimos más de cien mil horas trabajando en promedio, esto significa que prácticamente el 30 o 40 por ciento de nuestra vida se lo dedicamos al trabajo”. Muchas personas piensan que tener un empleo es un castigo de Dios. Sin embargo, el director de compras de Claro reflexiona “esto no es así, el problema no es el trabajo sino la manera en la que vamos a trabajar, así lo diseñó Dios, el ser humano debe sustentarse y fuimos dotados de las capacidades para hacerlo, pero sucede que, en vez de hacerlo con placer, lo realizamos de una manera tortuosa, con dolor, desilusión, trampa, y eso nos paraliza”.
Desde la perspectiva cristiana, el trabajo cumple con varios propósitos y trae beneficios, es una oportunidad para satisfacer nuestras necesidades físicas, para sostenernos económicamente, por suplirnos la vestimenta, la comida, el hogar, la movilidad, entre otras cosas. Petrecca enseña que “también es satisfacer nuestra necesidad de identidad al expresar nuestros talentos, en el medio en que me muevo”.
El trabajo es una oportunidad para desarrollar el carácter, fortalecer y expresar los valores, compromiso, lealtad, raíces del carácter, por eso en el trabajo generalmente somos puestos a prueba. Eduardo Petrecca afirma que “es una oportunidad para extender el Reino de Dios y compartir la fe”. Y agrega que “Jesús nos enseñó luz y sal. Por un lado, salo con mis palabras y al mismo tiempo ilumino con mis acciones”.
En el trabajo también es necesario aplicar estos dos conceptos, Eduardo anima a “hablar palabras que sanan y no que discutan, ni generan rumores, porque son las que traen beneficios y bendición”. Y el director de claro desarrolla “la manera de ser luz tiene que ver con mis acciones y como empleados debemos tener una mentalidad empresarial, por ejemplo, si no hay nadie donde estoy y soy el último en irme apago la luz, busco desarrollar la eficiencia al máximo en mi área de trabajo, y aplico la creatividad en cada cosa que hago”.
El trabajo trae un sin numero de beneficios y oportunidades, porque aprendemos a tomar decisiones, a ejercer roles de liderazgo y a tener una mentalidad productiva. Por último, Petrecca reflexiona “no trabajes tanto, tampoco trabajes menos de lo que deberías, pero siempre hazlo con excelencia, porque eso es lo que inspira y da testimonio de que somos hijos de un Dios extraordinario”.