La nota anterior trató acerca de la importancia del vino en los tiempos bíblicos, de su elaboración, crianza y consumo, desde tiempos muy remotos. El otro elemento muy utilizado en la Tierra Santa fue, sin dudas, el aceite de oliva.
Este producto del olivo significó la posibilidad de que los hebreos pudieran cocinar, alumbrarse y construir sus enseres con su madera. Apto para regiones de extrema aridez, el olivo significó ser un lugar seguro, quizás el único en muchos kilómetros, para descansar bajo su sombra.
Un árbol milenario que crece en la sequía
Los que habitamos zonas donde el agua no sobra, como quien escribe -resido en Mendoza-, sabemos que son pocos los árboles que pueden adaptarse a esta situación. El olivo es uno de los pocos que puede lograrlo, llegando a soportar muchos meses sin siquiera una gota de agua. Le sucede todo lo contrario que a cualquier planta: mientras más agua recibe, peor es su crecimiento.
Ante una abundante disponibilidad de agua, el árbol comienza a podrirse, se resiente y hasta se termina secando, aunque parezca paradójico. Los únicos aspectos que tiene en contra es un crecimiento lento y que no resiste las heladas. Es esta adaptación a la aridez que lo hizo predisponerse para habitar las zonas donde las lluvias son escasas. Hay un dicho que dice “los árabes sólo habitan zonas donde florecen los olivos”, refiriéndose a que son habitantes de lugares desérticos. A ese refrán habría que agregar al antiguo pueblo judío.
La única fuente de grasa
Hagamos este ejercicio. Imaginemos un país, departamento o lugar que no tiene plantas de girasol, ni maíz, ni mucho menos soja. No hay autos, por ende, los camellos y burros se usan para transporte. Como si fuera poco, no pueden criar cerdos. ¿Con qué cocinan? ¿Con que fríen? Pues sí, aceite de oliva. Era esta fuente única de calorías lo que hacía a los hebreos, y luego a los musulmanes, que fueran expertos en el cultivo, elaboración y comercialización del aceite de oliva.
Como dije antes, y como también afirma el Diccionario Ilustrado de la Biblia (Caribe, 1979) el olivo tarda varios años en crecer. Hay plantas que se consideran milenarias. Para recolectar las aceitunas, los judíos apaleaban las plantas, ocasionando a veces severos daños. En esta práctica participaban hombres, mujeres y hasta niños.
La parte más dura era la elaboración del aceite. Para esto, luego de la recolección de las olivas, se procedía a macharlas para obtener el líquido. Generalmente se usaba una piedra de gran tamaño. Esta piedra era extremadamente pesada, como si fuera la piedra de un molino de harina. Por esto requería un gran esfuerzo de parte de los que hacían el trabajo físico. Al igual que el vino, se almacenaba en vasijas de cerámica, algunas de las cuáles persisten hasta hoy.
El aceite y toda la simbología bíblica
Más de una vez, aparece nombrado el uso del aceite para ungir a sacerdotes o reyes. Quizás el caso más recordado es el del ungimiento de David por parte del profeta Samuel. Lo mismo había acontecido antes con el ungimiento de Saúl. Es así que luego, en el Nuevo Testamento, el símbolo del aceite hizo referencia a Espíritu Santo, como una representación del ungimiento en los ministerios.
Además, según el Diccionario antes citado, refiriéndose al árbol del olivo, se considera el “rey de los árboles”: “Una vez los árboles fueron a ungir un rey sobre ellos, y dijeron al olivo: “Reina sobre nosotros”, Jueces 9:8.
También simbolizó el hombre recto y justo que habitaba en la presencia de Dios: “Pero yo soy como olivo verde en la casa de Dios; En la misericordia de Dios confío eternamente y para siempre”, Salmos 52:8.
Como si fuera poco, este árbol y por ende su aceite, eran símbolo de la abundancia: “y casas llenas de todo bien, que tú no llenaste, y cisternas cavadas que tú no cavaste, viñas y olivares que no plantaste, y luego que comas y te sacies”, Deuteronomio 6:11.
Como si fuera poco, la futura Gloria de Israel, también está relacionada a un olivo: “Olivo verde, hermoso en su fruto y en su parecer, llamó Jehová tu nombre. A la voz de recio estrépito hizo encender fuego sobre él, y quebraron sus ramas”, Jeremías 11:16.
Así, como podemos ver, tanto el árbol como el fruto y su producto fueron evidentemente importantes en la historia del pueblo israelí. No es poco dar sombra, alimentar, dar madera para la construcción, alumbrar y ungir. Además, subsistir en un lugar donde el agua no cae mucho del cielo.
El vino puede estar relacionado con la alegría el festejo. Sin embargo, el olivo representa la continua alimentación, la paz y la abundancia que proviene de Dios. Además, el apóstol Pablo hace referencia al injerto de nosotros en el árbol de la familia cristiana. Todo eso representa un simple árbol que resiste a la sequía, igual que lo debería hacer la iglesia cristiana.