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El plan oculto de Dios

Un día, Dios vio que había llegado la hora de poner en acción algunos planes establecidos desde antes de la fundación del mundo. Esta situación con la humanidad y un tercio de su universo alejado de Él no podía seguir sin ser desafiada. Él se puso en acción para recuperar lo que había perdido y volver a ponerlo bajo su autoridad.

Me conmueve mucho la forma en que Dios planificó volver a poner todo en sus manos. Él escogió a su Hijo, Jesucristo, para recuperar y conquistar lo que se había rebelado contra Él y traerlo nuevamente a su reino. En 1 Corintios 15 leemos que es necesario que Jesús reine hasta poner todas las cosas debajo de sus pies. Y cuando todo esté sometido a Él, Él le entregará el reino al Padre y Dios estará en todas las cosas.

No sé cuándo fue que Jesús recibió esta misión especial, pero creo que sucedió luego de su resurrección. Recuerda que allí María quiso tocarlo y Él le dijo: «No me toques, porque todavía no he vuelto al Padre». Por supuesto, después tomó la nube oficial al cielo, pero antes de irse oficialmente, realizó un viaje rápido extraoficial. Yo creo que luego Dios le dio el poder de actuar en su nombre y le dio toda su autoridad para recuperar su parte en el reino.

Luego, Jesús vino a sus discípulos y les dijo: «Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos» (Mateo 28:18-19). Él les dijo a estas personas de la tierra que vayan porque tenía autoridad por sobre todas las cosas y Él era el elegido para devolver todas las cosas a Dios.

Me asombra y me conmueve la forma en que Jesús lo hizo y lo sigue haciendo. Él utilizó el camino de la paz porque es el rey de paz. Él no hizo que todo regresara a Dios por la fuerza, ni mediante el castigo, sino por medio del amor y la reconciliación. Dios quería «reconciliar consigo todas las cosas, tanto las que están en la tierra como las que están en el cielo» (Colosenses 1:20), por eso lo designó a Jesús.

Dios le dijo a Jesús: «Trae a esos rebeldes de vuelta hacia mí». Y entonces Él vino a esta tierra y pagó el precio de la reconciliación. Delante de Dios, ya no hay nada en nuestra contra. Jesús murió por nosotros y Dios recibirá en sus brazos a todo aquel que acepte a este Salvador, este Señor que vino en nombre de Dios a traernos un mensaje de reconciliación.

Ahora pertenecemos al reino de Dios porque hemos nacido de nuevo, pero físicamente seguimos estando en el territorio del enemigo. Geográficamente, aún estamos en el reino de Satanás. «Geo» significa tierra, por lo tanto en esta tierra y en los cielos cercanos, hay rebelión.

Esta es la razón por la que no entendemos algunas de las cosas que suceden aquí. Si Dios es bueno, ¿por qué existen las guerras?, ¿por qué hay inundaciones?, ¿por qué hay terremotos?,  ¿por qué hay accidentes?, ¿por qué matan a los niños pequeños?, ¿por qué hay personas ciegas?, ¿por qué hay lisiados?, ¿por qué existe la pobreza?, ¿por qué?

No lo olvides: Físicamente, no estamos en el reino de Dios. Su reino es de justicia, de paz y de gozo, ¡no hay lugar para los porqués!

Juan Carlos Ortiz

Aunque no pertenecemos a este mundo, estamos en él. Hasta el mismo Jesús aceptó esto cuando Satanás le mostró todos los reinos de este mundo y le dijo: «Todo esto es mío, y se lo puedo dar a quien yo quiera. Así que, si me adoras, todo será tuyo» (Lucas 4:5-6). Jesús no aceptó esa opción porque tenía una mejor. Él conocía el camino, todo estaba debajo de Él.

Redacción
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