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El desarrollo de la primera vacuna argentina contra el COVID-19

Desde abril del 2020, científicos del CONICET y de la Universidad de San Martín (UNSAM) comenzaron una fórmula nacional para combatir el virus y esta semana anunciaron que pasarán a la fase uno con humanos.

El prototipo argentino forma parte de los ochenta y cinco grupos de científicos en el mundo que buscan generar una dosis que logre prevenir el contagio virus. La investigación argentina está integrada por trece científicos y liderada por la integrante del Conicet, Juliana Cassataro, quien afirmó a Clarín que “el proyecto esta en etapa preclínica, que es el ensayo de la fórmula en animales”.

Actualmente, se presentaron todos los resultados en el Ministerio de Ciencia y Tecnología para poder continuar con el subsidio de investigación. De todas formas, Cassataro estableció que “para avanzar, es importante que el prototipo vaya a una empresa para que pueda producirla con una manufactura regulada por ANMAT y, lograr que se apruebe y pueda pasar a una fase uno».

Juliana Cassataro, científica del CONICET, líder del equipo que prepara la vacuna argentina contra el coronavirus.Crédito: Andrés D’Elía, Clarín.

El estudio que realizan es diferente a las vacunas de Moderna y Pfizer, las cuales utilizan tecnologías ARN en las que la dosis no contienen el virus vivo sino solo una parte. La líder del equipo explicó “nosotros tomamos diferentes partes del virus. Esas proteínas, son recombinantes, las cuales nosotros producimos con células en el laboratorio y las purificamos”.

Cassataro manifestó que a diferencia de las otras preparaciones, cuando ingresa la sustancia al organismo el sistema inmunológico logra generar los anticuerpos necesarios sin infectar las células ya que las partes del microbio del coronavirus ingresan puras. Una técnica también utilizada en las vacunas contra la hepatitis B, en la cual se induce anticuerpos que neutralizan al virus.

El día de ayer, Karina Pasquevich, una de las integrantes del equipo de investigación dialogó la Radio Provincia y aseguró “hemos llegado a un acuerdo con una empresa nacional privada y ya se empezó a diagramar el traspaso a la industria. Creo que estaríamos en condiciones de que la vacuna pueda ser aplicada el año que viene, como refuerzo o como primera dosis para quienes no se hayan podido vacunar en una primera etapa”.

Karina Pasquevich con el gel de acrilamida que se utiliza para identificar las proteínas del coronavirus. Crédito: Andrés D’Elía, Clarín.

Redacción
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