En una ocasión mientras realizaba una sesión de entrenamiento en el centro donde trabajaba como preparador físico, noté que el rostro de la persona a quien entrenaba no era el más alegre de todos los que estábamos en la sala.

Curiosamente en uno de los ejercicios que requería la máxima atención y esfuerzo, algo desencadenó que esta mujer cuyos gestos expresan molestia, descargara toda la fuerza reprimida y como si hubiese vuelto en sí,  empezaron a brotar lágrimas de sus ojos. De la misma manera que aquella mujer expuso lo que había en su corazón en una tanda de ejercicio, así también el cuidado corporal expone los frutos de una vida espiritual bíblica.

Hoy mi reto se centra en poder enseñarte como lo que denominamos la Mayordomía Corporal Bíblica es lo que tu corazón y cuerpo necesitan para llevar una vida saludablemente bíblica y que puedas disfrutar de los frutos de este camino.

En uno de los libros de mis recientes lecturas llamado “El equilibrio cuerpo-mente” de Osho, el autor expresa que las religiones han deteriorado el cuidado del cuerpo, estoy convencido que tales palabras son el resultado de la poca observación y conclusiones ligeras a la falta de conocimiento de la religión cristiana.

El Cristianismo, si me permiten llamarla “ la religión verdadera “ es la única religión que da valor al cuerpo de manera intrínseca, tal y como lo vemos en el pasaje de Génesis 1:26: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”.

En otras palabras, el cuerpo para nosotros los cristianos no adquieren valor por lo que podamos hacer por él (cuerpo), ni por las estrictas dietas“saludables”que le brindemos, ni por las incansables horas en el gimnasio, o por lo que sea que hagamos para cuidarlo”.

Tu cuerpo y el mío tienen valor por ser portadores de que los teólogos y eruditos llaman como: La imagen de Dios (en hebreo: ִהים אֹל ֶלם ֶצ , romanizado: Tzelem Elohim; en latín: Imago Dei)

Así que después de este fundamento, podemos establecer que nos encontramos ante una batalla cultural que nos arrincona a establecer parámetros “saludables” en los que solo ciertas tallas y formas son las correctas. Esto, no quiere decir que no debamos ser responsables con el mantenimiento de un peso saludable, de un estilo de vida activo, sino más bien, en que nuestra vida espiritual debe tener un efecto en nuestra vida corporal, de hecho si tu vida espiritual no tiene efecto en la corporal cristiana deberías reconsiderar tu cosmovisión al respecto sobre la teología corporal bíblica.

Para comprender mejor todo lo anterior, quisiera matizar mejor mi pensamiento en las siguientes características de la influencia de una vida espiritual bíblica en el cuidado corporal.

Características de una vida espiritual bíblica que apunta a una vida saludable sana.

  1. Una comprensión bíblica del cuerpo tiene efectos en nuestros hábitos: Las grandes batallas libradas en la humanidad y los grandes problemas personales nacen en el epicentro de nuestro ser, el corazón. Un pensamiento, una distorsionada ideología de nuestra realidad corporal, corrompen en absoluto la manera en la que vivimos la vida saludable.

Parecerá una contradicción, pero es la realidad del día a día, lo veo a diario en las RRSS, en los centros deportivos, las personas que a menudo creen llevar una vida saludable alejadas de la centralidad del Evangelio en tales hábitos viven una vida insalubre, dominados bajo su propia tiranía del cuidado personal que apunta a ellos mismos y no al creador del cuerpo. Hábitos con apariencias saludables pero que corrompen el corazón de los hombres.

“Una comprensión bíblica del cuerpo tiene los efectos que tales hábitos desarrollados en el cuerpo apunten al creador del cuerpo, Cristo”

  1. El centro de los hábitos no es el cuerpo:

Como habrás oído en muchos contenidos, la centralidad de los cambios se enfoca en el cuerpo, pero no es así. El cuerpo es el escenario en donde se revelan los hábitos que se construyen en el corazón. Tales hábitos, lo que llamo “obras buenas” son también motivados por la obra del Espíritu Santo. Es Él quien realmente pone en nosotros el querer como el hacer para dar gloria a nuestro Señor a través de hábitos cotidianos desarrollados en el día a día a través del cuerpo.

“El centro de los hábitos no es el cuerpo, es el corazón”.

  1. La vida saludable, comienza en un corazón arrepentido.

A estas alturas, ya debes estar pensando que soy algo más que un loco escribiendo locuras, aunque aciertas en ambas cosas, el cristianismo siempre va en dirección opuesta a la que nuestro engañoso corazón le agrada ir:

  1. El corazón señala buscar su propia gloria, la biblia enseña que la gloria le pertenece a Dios. Romanos 11:3
  1. El corazón busca resultados, la biblia enseña que los resultados dependen del Señor. Proverbios 16:33: “Las suertes se echan sobre la mesa, pero el veredicto proviene del Señor”.
  1. El corazón busca la “mejor versión de sí mismo”, la biblia enseña que debemos morir a nosotros mismos, y que el carácter de Cristo se perfeccione en nuestras vidas. Mateo 16:24.

Así que, este no es el artículo que te llevará al éxtasis de la motivación que necesitas para decidir a partir de hoy comar mejor, tener un estilo de vida activo, pero es mi deseo que te lleve a reconsiderar tus hábitos, tu forma de comer, tu forma, y tu forma, y tu forma, para que te olvides de “tu forma” y lo hagas a la manera del que te diseñó.

Ese era mi reto al principio de este artículo, espero que a partir de esta lectura puedas entender que tu vida saludable impacta en tu vida espiritual y tu vida espiritual es el epicentro de tu vida saludable.

“La vida saludablemente bíblica comienza en un corazón arrepentido”.