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EL CLUB DE “LOS SIN PROPÓSITO”

“¿Cómo puedo saber cuál es el propósito de Dios para mi vida?” ¿Te hiciste esta pregunta alguna vez? Si tu respuesta es positiva, bienvenido al club de los que hemos estado en conflicto mucho tiempo por esta incógnita.

En reiteradas oportunidades, jóvenes y adolescentes me han hecho esa misma pregunta. Quizás movidos por palabras proféticas que no eran del todo claras o por lo menos eran bastantes genéricas pero que no daban un norte preciso.  Y con esto me veo obligado aclarar que creo firmemente en que el don de profecía existe y es una herramienta poderosa para el crecimiento y fortalecimiento de la iglesia.

Pero seamos sinceros, todos (o la gran mayoría) de los que tenemos el privilegio y la responsabilidad de predicar y ministrar a las personas, nos hemos visto tentados a decir estas frases, que, en esencia no son incorrectas, pero que tampoco son una novedad. Y al no ser claros o contundentes con estas expresiones, se genera una especie de confusión en las nuevas generaciones que anhelan servir a Dios.

Por esa razón, creo necesario hablar de este tema, y dentro de mis posibilidades esclarecer algunos conceptos para que podamos quitarnos de encima la carga de tratar de descubrir algo que ya es claro, y así por fin salir del “club de los sin propósito”.

Partamos de una verdad contundente:

“En él fue creado todo lo que hay en los cielos y en la tierra, todo lo visible y lo invisible; tronos, poderes, principados, o autoridades, todo fue creado por medio de él y para él.” Colosenses 1:16 RVC

Todo, especialmente nosotros, fuimos creados POR ÉL y PARA ÉL. No solo fuimos diseñados por Dios, sino que nuestra existencia es para Él. Esto significa que somos suyos y por lo tanto, todo lo que hacemos desde que nacemos de nuevo en Cristo, tiene un solo objetivo: dar gloria al Padre y expresar al Hijo. Por eso, cuando declaramos “Ya no vivo yo, Cristo vive en mí”, de alguna manera estamos diciendo: no importa mi individualidad, pierde efecto mi YO, y mi existencia camina al ritmo de Jesús y su voluntad.

Aquí se empieza a revelar lo que es obvio, pero parecía difícil verlo: nuestro propósito en la vida es expresar a Cristo. Cuando mi vida esta rendida por completo a Él, no tengo otro anhelo más que el hecho que Él sea visto en mi vida de forma natural y sobrenatural porque mi ser por completo reboza de Su persona.

Para saber cuál es el propósito de Dios con mi vida, primero debo estar en Aquel que es el propósito encarnado: Cristo. Porque Su realidad llena todo en todo, Él es la plenitud. Y si esa plenitud vive en mí, ya estoy caminando en la razón de mi existencia: pasar de muerte a vida y expandir esta realidad hasta los confines de la tierra tal como lo declara Efesios 1:18-23 (NTV):

Pido que les inunde de luz el corazón, para que puedan entender la esperanza segura que él ha dado a los que llamó—es decir, su pueblo santo—, quienes son su rica y gloriosa herencia.

También pido en oración que entiendan la increíble grandeza del poder de Dios para nosotros, los que creemos en él. Es el mismo gran poder que levantó a Cristo de los muertos y lo sentó en el lugar de honor, a la derecha de Dios, en los lugares celestiales.

Ahora Cristo está muy por encima de todo, sean gobernantes o autoridades o poderes o dominios o cualquier otra cosa, no solo en este mundo sino también en el mundo que vendrá. Dios ha puesto todo bajo la autoridad de Cristo, a quien hizo cabeza de todas las cosas para beneficio de la iglesia.  Y la iglesia es el cuerpo de Cristo; él la completa y la llena, y también es quien da plenitud a todas las cosas en todas partes con su presencia.

Si sentís que no tenés norte, que no conoces tu propósito, déjame decirte que Cristo es tu propósito, Él es tu meta. Quitá de tu corazón la frustración de no saber que es lo que Dios quiere hacer a través de vos, porque el único deseo del Padre desde el Génesis hasta su segunda venida, es llevar todas las cosas por medio de Cristo al diseño original, al Edén donde todo comenzó. Hay una buena obra que Dios ya comenzó en tu vida y la va a perfeccionar y llevar a cabo hasta que Cristo vuelva. Esa obra es nuestro crecimiento hasta la estatura del varón perfecto,  a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. No hay propósito más hermoso y perfecto que ver a Jesús siendo expresado a través de las personas.

             Creo que debemos cambiar la pregunta: ¿Cuál es el propósito de Dios con mi vida? Por la pregunta: ¿de qué manera mi vida contribuye a Su plan y propósito? A partir de acá la respuesta a la segunda pregunta es mas sencilla: Lo que tenés a mano es útil para llevar a cabo el plan magistral de Dios. El lugar en el que estas, tus capacidades, temperamento, talentos, dones, carrera, profesión, incluso tu pasado resignificado y redimido por el Espiritu Santo. Todo, absolutamente todo se transforma en herramientas de impacto y bendición.

Porque Dios no tiene 8.000 millones de propósitos distintos uno para cada uno. Dios tiene UN PLAN, Cristo en nosotros, esperanza de Gloria. Y de aquí en más, su ejecución dependerá de la puesta en funcionamiento de todo lo que tenemos a mano para que ese Cristo sea conocido.

Déjame decirte que si estas en Cristo, tenés propósito: darlo a conocer y prepararte para su regreso. Vos y yo somos parte de un plan que es mucho mas grande que nosotros y nuestros sueños temporales y humanos; un plan que involucra a todos aquellos que lo aman y cada uno desde su lugar, contribuye a la preparación de una novia, con un vestido sin manchas y sin arrugas lista para recibir al novio. No sos parte del club de los sin propósito, porque fuiste creado por Él y para Él.

Matías Haurich
Matías Haurich
Nací en Misiones y tengo 27 años. Junto a mi esposa somos pastores de jóvenes en el Ministerio Ríos de Gracia IEC en la ciudad de Leandro N. Alem, Misiones. Soy estudiante de counseling. Disfruto predicar y escribir sobre lo que Criso hace en mi.

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