Es uno de los pocos países que aparecen nombrados en la Biblia, como un lugar central, protagónico.

Junto con el Líbano, Siria y Babilonia -actual Irak-, es uno de los pocos países o sitios reconocibles aún en la actualidad, en los cuales los israelitas pasaron momentos decisivos. Egipto es un sitio donde vivieron alegrías y penurias al mismo tiempo.

Primero, fue un reino alejado de la Tierra Santa, el cual tenía poco o ningún contacto con los hebreos. Luego, se convirtió en el lugar de prueba de José, donde estuvo en cárcel, en sufrimiento, perseguido por su ama y su amo. Sin embargo, gracias a él, Egipto pasó a ser una nación prosperada, que dio alimento a toda la región, en medio de la hambruna.

“Los hebreos crecieron demasiado y el reino pasó a ser un esclavizador, hecho doloroso que duró, nada más ni nada menos, que 400 años”.

«El triunfo de José en Egipto» Pintura de Antonio del Castillo Saavedra. Fuente: Sitio Web del Museo del Prado

El país del Nilo

Egipto está ubicado en el norte de África. País desértico, con temperaturas extremadamente elevadas casi la totalidad del año, tuvo su prosperidad gracias al curso de agua que brindaba el río Nilo, el río más largo del mundo y que atraviesa el país de sur a norte. Antiguamente, en la ribera de este curso de agua habitaban hipopótamos, cocodrilos, aves acuáticas, entre otros seres vivos, que en la actualidad han mermado o desaparecido. El río también era famoso por contener el papiro, una planta que permitía fabricar una especie de “tela-papel”, en la cual se escribió parte de la historia egipcia.

Las primeras menciones bíblicas acerca de este reino corresponden a los tiempos de Abraham, en Génesis 10, cuando también descendió el patriarca debido al hambre que se estaba viviendo Canaán. En aquellos momentos, la región era conocida como Mizraim, uno de los hijos de Cam (“Diccionario Bíblico” de Douglas y Tenney, Mundo Hispano: 2003, pág. 399).

Con el tiempo, los faraones, reyes de aquella zona, llegaron a tener importancia, creciendo su poder hasta conformar una teocracia. Es decir, que eran los representantes de Dios en la Tierra. Los frutos de su poder los podemos observar hasta el día de hoy, donde se pueden visitar numerosos templos, palacios, necrópolis -ciudades dedicadas a enterrar majestuosamente a los reyes muertos-, aparte de las tres famosas pirámides, reconocidas por todo el mundo.

Faraones, inestabilidad y hambruna: lo que le tocó vivir a José

Pasar períodos de hambre en Oriente no era ninguna novedad. Lamentablemente a veces, en la actualidad, tampoco lo es. Toda esa zona está determinada por un clima árido, con escasez de lluvias y pocos ríos. Egipto tenía como salvoconducto el río Nilo. Algunos períodos de escasez duraban unos cuantos meses, a lo sumo, un par de años. Sin embargo, la sequía prolongada que le tocó afrontar a José, a los egipcios y a todos los de la zona, duró del siglo veintidós hasta el siglo veinte -Antes de Cristo, lógicamente-.

Abundan los textos de la época que explican los males sociales, como revueltas, inestabilidad política y económica, que vivieron los egipcios, alrededor de esos cien años (Biblia Arqueológica NVI, pág. 74). Probablemente fueron muchos más años. Con esto no queremos negar las 7 vacas flacas que menciona el sueño de José en la Biblia. No significa que nunca más llovió o que el hambre solo duró esos siete malos años.

significa que ese siglo fue, en comparación con los otros, más árido o seco, lo que provocó malas cosechas.

Son esos malos años “extremos” en los que la sabiduría divina le dio la solución a José para salvarse él, su familia y la nación hebrea. Sin embargo, la mala época continuaría por un tiempo más, como dijimos anteriormente. Un relato famoso de la época es el llamado “Las admoniciones de Ipuwer”, un sabio que escribió lo calamitoso que era Egipto en los años que siguieron a José. Los relatos contemplan una desmoralización por parte del escritor, al decir que el esclavo se convirtió en señor, no había diferencia entre la gente buena y mala y la maldad estaba surgiendo de los corazones de los violentos (Biblia Arqueológica NVI, pág. 1347).

Foto del manuscrito de «Admoniciones de Ipuwer». Fuente; refrigeriobiblico.org

Ni la primera ni la última

La Biblia anteriormente citada confirma que hubo más hambrunas y períodos de escasez en la era de los patriarcas, y aún en el Nuevo Testamento. Volviendo a los tiempos de José, sólo se nombran esos 7 años como extremadamente escasos. En los siguientes libros, Éxodo, Números, Levítico y Deuteronomio, no hacen eco de la gravedad que se vivía en Egipto. Aunque éste se convirtió en un pueblo hostil y enemigo del pueblo. A pesar de esto, el fin de estos episodios es el mismo: un Dios obró de manera sobrenatural, proveyendo, preservando y liberando. Ese mismo mensaje continúa vigente hasta el día de hoy.

Guido Márquez
Soy de Mendoza, Argentina. Profesor de Historia y casi Licenciado en Turismo. Espero que en mis notas no encuentres respuestas, sino preguntas. Que puedas mirar al pasado para enriquecerte, no para aburrirte.