Preocupación entre los cristianos por la norma que obligaría a las iglesias a publicar sus sermones con anticipación y ponerlos a disposición de las autoridades.
A través de la nueva medida, todos los grupos religiosos de diferentes etnias se verían obligados a tener una versión de sus prédicas traducidas al idioma danés y las mismas deberían ser entregadas al Estado previo a trasmitirlas en la congregación. Si bien el postulado tiene el propósito de frenar el crecimiento del extremismo islamita, éste podría afectar la autonomía de las congregaciones.
La ley, que cuenta con un amplio apoyo en el Parlamento y la opinión pública, será tratada en el presente mes de febrero y solicitará a todas las religiones que publiquen con anterioridad sus sermones y los pongan a disposición de las autoridades, además agrega que en caso de que estén redactados en idiomas distintos al danés, deberán traducirse.
A principios de diciembre, el Consejo de Iglesias de Dinamarca ya había expresado su oposición al proyecto de ley por considerarlo “discriminatorio y mal considerado”. Según el Consejo, la regla pone «innecesariamente en sospecha a las denominaciones en un amplio espectro» e impondría «cargas significativas sobre las iglesias minoritarias económicamente débiles sin motivo alguno«.
Algunos críticos y organizaciones de derechos humanos, afirman que la nueva norma no sólo atentaría contra la libertad de culto, sino que también, generaría prejuicios contra los grupos religiosos y amenazaría la diversidad cultural y lingüística que caracteriza al país.
En Dinamarca hay minorías de habla alemana que utilizaron su idioma nativo para el desarrollo de sus servicios religiosos durante más de ocho siglos, y muchas comunidades inmigrantes, como ésta, se verían sometidas a una gran carga económica en caso de que todos sus sermones tengan que ser traducidos al danés.
En el país europeo conviven más de 270.000 musulmanes y la mayoría de los sermones que se predican en las mezquitas están en árabe. El actual Gobierno de Mette Frederiksen había tomado el compromiso de controlar el desarrollo de los grupos islamitas radicalizados por lo que ratificaron, luego de presentar la norma, que el objetivo es ampliar la transparencia de los eventos religiosos y los sermones en Dinamarca, cuando estos se dan en un idioma que no sea el danés.