Una forma agradable de minimizar la tristeza es sentir que “Él cuida de nosotros”.
“Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes” 1 Pedro 5:7
Cristiano, no deshonres la religión teniendo siempre un rostro preocupado, ve y entrega tu carga al Señor. Estás tambaleando bajo un peso que tu Padre no sentiría. Lo que a ti te parece una carga aplastante sería para Él una insignificancia. No existe nada más dulce que “descansar en las manos del Señor, y conocer solo su voluntad”.
Tú, hijo del sufrimiento, sé paciente. Dios, en su providencia no te ha pasado por alto. Él, que es quién alimenta a los gorriones, también te dará lo que necesitas. No te desesperes. Mantén alta tu fe, siempre. Toma las armas de tu fe contra el mar de problemas, y tu oposición dará fin a tus angustias. Hay alguien que se preocupa por ti. Sus ojos están sobre ti, su corazón late con compasión hacia tu dolor, y su mano omnipotente te traerá la ayuda que necesitas. La nube más oscura se dispersará en lluvias de bendición.
La noche más oscura va a dar lugar a la mañana. Él, si tú eres uno de su familia, va a vendar tus heridas y sanar tu corazón herido. No dudes de su gracia por causa de tu tribulación, más bien cree que Él te ama tanto en los tiempos de problemas como en los tiempos de felicidad.
¡Qué vida tan serena y tranquila podrías llevar si dejaras la provisión en manos del Dios de la providencia! Con un poco de harina en la tinaja y un poco de aceite en el jarro Elías sobrevivió a la hambruna (ver 1 Reyes 17:12), y tú harás lo mismo. Si Dios se preocupa por ti, ¿para qué tienes que preocuparte tú también? ¿Puedes confiar tu alma a Él y no tu cuerpo?
Él nunca se rehusó a llevar tu carga, nunca desmayó bajo su peso. Ven alma, da fin a tus lamentos y deposita todos tus temores en las manos de un Dios fiel.