«Perdí algo», dice un humano. Se aquieta. Rompe en llanto. ¿Qué pasó? Una película donde la tristeza no implica retroceso, ni mirar el cielo quita las emociones. Los humanos son vistos feos, con mocos, sudando… como son. 

Todos hemos perdido algo o a alguien, porque todo en esta tierra es pasajero. Y es bueno que así sea, pero comprobar eso es un proceso que implica dolor. Este dibujo representa la curva dramática de la gran mayoría de películas que hemos visto:

Nos ha dado risas, llantos, pataleos. Las películas nos interpelan, viven en nuestras conversaciones, cocinan con nosotros, nos ayudan a limpiar la casa, ¡son tan disfrutables! 

Pero, humanos, corremos un riesgo en este tiempo tan cinematográfico: que nuestro corazón quiera transitar los procesos de dificultad conforme a ESA narrativa. Spoiler: Es una batalla perdida querer vivir nuestras dificultades como Hollywood manda, así que, con permiso…

Vamos a pasar un poco en limpio esto. La realidad es que algunos momentos en el proceso tuvieron sus complicaciones. Un día canté victoria y al siguiente exploté de angustia, sin explicación. No le dije a nadie, porque parecía que venía avanzando… Después vi que eso era peor.

Ahora sí se ve más… humano. Ese es el gráfico de mis últimos procesos. Te recomiendo que no intentes entenderlo, sino… pensá en algo que hoy estés viviendo; tendrá una figura mucho más única que esa ballena del principio (seamos sinceros).

Tiene tropiezos graves, pero fíjate en algo: siempre está avanzando. ¿Cómo es posible eso, aún en los bajones? ¡Es que la fuerza de Dios jala hacia delante! Y Él ya lo demostró: está dispuesto a acompañarnos en lo más hondo o lo más alto.

Quitarle los filtros al dolor

Una escena que nos sirve de ejemplo: Jesús siendo despreciado por los hombres. El más hermoso fue visto DESFIGURADO del dolor, escondieron de Él el rostro, padeció… Si al hombre más bello de todos le hicieron esto, ¿qué hacemos nosotros con tantos filtros, mostrándonos bellos siempre? Siempre afinados, con buena iluminación, aún en el proceso…

«Todo esto lo expongo con crudeza porque el exceso de estetización ha dañado nuestra forma de percibirnos cuando estamos viviendo un tiempo de dificultad». 

Aún el sufrimiento de Thor cuando no puede tomar su martillo… es tan bello, musculoso, limpio, estético. Nosotros rompemos en llanto y tal vez ni el perro quiere acercarse. ¡HEY! y eso está bien, humano. Sufrir con todas las letras ayuda a que ese tiempo de llanto tenga un inicio y un final. Y eso que para los hombres es terriblemente desagradable (algunas fotos como ejemplo: un rostro desfigurado del dolor; una boca seca, sin palabras; una chica despeinada, cantando feo), a los ojos de Papá es un momento preciado.

Romantizar y estetizar un tiempo de dificultad, lo sabotea.   

Es preciosa la oportunidad de mostrarnos débiles ante Dios, aunque eso se vea desagradable, a veces incluso ASQUEROSO ante los otros (el que esté libre de verse feo cada tanto, que tire…). Los invito, humanos, a que quitemos ese filtro que llena de cera el proceso para vernos por fuera relucientes aunque por dentro padecemos. 

A su tiempo ese dolor dará fruto. Mientras tanto, es sumamente necesario que nos presentemos ante Dios como somos y como estamos: HUMANOS. Algunos días como esos héroes de la fe que pasaron por todo y se mantuvieron, otros como gatitos mojados que no saben a dónde ir. Uno no quita el otro, ni implica un retroceso (volvé al segundo gráfico cuantas veces sea necesario).

Cande Copello
Anhelo restaurar la inocencia de los humanos, para que puedan ver y oír el cielo, por eso estudié Producción Audiovisual, soy graduada de la UNC. Tengo 24 años, dibujo historietas, grito, canto, grabo videos, sudo, lloro, escribo guiones, salto, con tal de redirigir los ojos y oídos hacia Jesús.