Durante los primeros tiempos, luego de Pentecostés, quedaron establecidas las principales festividades, conmemoraciones y ritos que la Iglesia cristiana debía celebrar. La Cena del Señor y el bautismo fueron las principales. De las festividades, la Pascua fue también una de las más importantes.
La Navidad, celebración del nacimiento de nuestro amado Jesús, tal cual la conocemos hoy, tuvo más dificultades para ser establecida en el calendario cristiano. Primero, porque no hay registro fiel de la fecha exacta de cuándo nació. Ni lo dicen las Escrituras ni hay pistas cercanas que puedan brindar esta información. Tampoco lo dijeron sus discípulos en los primeros años de expansión del Evangelio.
Es en el siglo cuarto, después de Jesucristo, cuando se estableció el día religioso del 25 de diciembre, como dice Kennet Scott Latourette en su libro Historia del cristianismo (Tomo I, El Paso, Texas, EUA: Casa Bautista de Publicaciones, 1958).
¿Por qué es complicado saber cuándo nació realmente Jesús y por qué lo festejamos el 25 de diciembre? Ahora intentaremos dilucidar el tema.
¿Pastores a la intemperie con frío? Imposible, y la Biblia ¡no miente!
Vivir en el hemisferio sur puede ser complicado. Sobre todo, cuando nos hemos educado viendo televisión y películas “del norte”. Eso es lo que sucede en Jerusalén y sus alrededores: en diciembre hace frío. Hasta pueden tener uno o dos días con nieve.
¿A qué viene esto? A que es imposible que los pastores yacieran en la hierba, a campo abierto, cuando los ángeles le anunciaron el nacimiento del Salvador: “En esa misma región había unos pastores que pasaban la noche en el campo, turnándose para cuidar sus rebaños” (Lucas 2:8).
¿Lo ves? Pastores a campo abierto. ¿Tipos rudos, que soportaban el frío? No lo creo. El ambiente, de seguro, habría tenido un clima más primaveral, entre los meses de abril y septiembre.
Recuerda que siempre van en contra de nosotros: invierno nuestro, verano de ellos. Cuestiones de hemisferios, tú me entiendes. Aquí se cumple aquella canción de Ariel Ramírez: “Mi Navidad está metida en el verano. No tiene pino ni la nieve le da luces. Mi Navidad con el calor va de la mano y un dulce olor a sidra y a pan dulce”.
¿Y el 25 de diciembre? ¿De dónde?
Como dije anteriormente, Latourette escribe que los festejos de Navidad y Epifanía se sumaron en el siglo cuarto. ¿Qué pasó entre la vida de Jesús y el siglo cuarto? Roma, de ser perseguidora se transformó en la cuidadora del cristianismo.
El emperador Constantino declaró el cristianismo como religión oficial, sin embargo, ¿cómo superponer décadas de paganismo con una nueva religión monoteísta? La solución pareciera que tuvo que ver con “cristianizar” algunas fiestas.
Aquí hay que tener cuidado. Esto no está asegurado, ni es cien por ciento seguro. Pero quizás la propuesta del Imperio romano fue transformar las Fiestas Saturnales en el nacimiento de Cristo.
¿Qué eran las Saturnales? Unas fiestas con desbordes morales, comilonas y bebida en exceso en honor al dios Saturno, que se celebraban antes de que termine el año. Repito: esto es una suposición debido a que las Saturnales, en realidad, se festejaban entre el 23 y 25 de diciembre.
A partir del establecimiento, poco conocido y confuso, de la Navidad se configuraron los otros días religiosos: la Anunciación, cuando fue presentado en el templo, la llegada de los Reyes Magos, entre otros.
Sí sabemos cuándo murió
La Biblia dejó bien registrado que el momento de la muerte y resurrección de Jesús fue en tiempos de la Pascua. Evidentemente, era más importante celebrar su muerte y vuelta a la vida, que su nacimiento.
«El primer día de la fiesta de los Panes sin levadura, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: —¿Dónde quieres que hagamos los preparativos para que comas la Pascua? Él les respondió que fueran a la ciudad, a la casa de cierto hombre, y le dijeran: “El Maestro dice: ‘Mi tiempo está cerca. Voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos’”. Los discípulos hicieron entonces como Jesús les había mandado, y prepararon la Pascua» (Mateo 26:17-19).
La costumbre de celebrar el nacimiento o aniversario de alguien parece provenir de los antiguos egipcios, quienes conmemoraban la fecha exacta de algún acontecimiento importante o el nacimiento de una persona. Nada en común con la cultura que aparece en la Biblia.
Pregunta del millón y de todos los años: ¿estamos celebrando una fiesta pagana?
Pasar tiempo con la familia, aprovechar para descansar y celebrar al Salvador, no creo que mate a nadie. Todo está con el corazón que se haga. Alguna vez nació. Cuándo, no se sabe con exactitud. Gracias a Él, nuestra vida cambió, cambia o cambiará. La de muchas otras más personas, si les predicamos, también. Eso es lo importante.
Por lo tanto, luego de un año intenso y complicado, festejemos al Hijo del hombre que puede cambiar todas nuestras circunstancias, aunque no sea, exactamente, su cumpleaños.