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Cristianos encuentran agua en medio de las piedras

“Haré brotar ríos en las áridas cumbres,  y manantiales entre los valles. Transformaré el desierto en estanques de agua, y el sequedal en manantiales”. Isaías 41:18

Alrededor de 368 millones de personas en el mundo, deben buscar agua en pozos y manantiales desprotegidos. De los cuales, aproximadamente 122 millones de personas utilizan agua contaminada para sus necesidades cotidianas. 

Entre estas personas, se encuentran los habitantes de una región de Asia que atravesaron varias consecuencias debido a la falta de agua potable. Allí, el verano abarca de marzo a junio y es la temporada en la cual los pozos se llenan de agua gracias a las lluvias. Pero no fue el caso de los últimos meses, las cisternas no llegaron a llenarse por lo tanto los aldeanos tuvieron que utilizar aguas turbias y estancadas para subsistir. 

El pastor Oisin, contó sobre un milagro que vivieron junto al equipo de misioneros: un manantial de agua, en tierras secas. Oisin, pertenece a “Gospel for Asia, (Evangelio para Asia), una organización que invierte para “amar al Señor y amar a los demás para ver comunidades cambiadas, tanto en la tierra como en la eternidad”. Se dedican a enviar misioneros a comunidades que enfrentan necesidades y en donde predican el evangelio. 

Debido a la extrema sequía, un grupo de cristianos, aferrados a la fe tomaron la decisión de cavar en tierra seca, hasta que encontraran agua. Basados en la promesa de Isaías 41:18 y 43:19, expresaron que “el Señor prometió ríos en el desierto. Creemos que Él enviará agua mientras cavamos y no importa lo duro que sea el suelo”. Esta fue su oración constante. 

El proyecto de cavar, llevó más tiempo de lo que habían previsto, ya que la sequía era más profunda de lo que pensaban. Con el paso de los días y el cansancio por las horas dedicadas “sin encontrar agua”, los pobladores  comenzaron a dudar y a desesperarse por la situación. 

Frente al pronóstico desalentador, el pastor con los voluntarios seguían excavando y oraban: “Dios, prometiste ríos en el desierto. Creemos que enviarás agua, no importa la dureza del suelo”. 

Desde ese momento, cavaron un poco más de medio metro y se encontraron con rocas, que les impedían continuar con la búsqueda. “No hay forma de que los creyentes obtengan agua, están perdiendo el tiempo y el dinero”, expresaban los habitantes de la región, sin ningún tipo de esperanza. 

Para ese entonces, caminaban durante horas para llegar a la fuente de agua más cercana, pero no contaba con filtros por lo tanto el agua era contaminada. Esta situación, provocó varios problemas de salud entre los habitantes, sumado a que el tiempo que les llevaba caminar hasta el lugar, les impedía trabajar o desarrollar plantaciones para vivir. 

El sentimiento de fracaso y desánimo encontraba cada vez más corazones, excepto el de los cristianos que no se rindieron. Finalmente, el equipo de GFA junto al pastor Oisin, consiguieron un taladro y una excavadora y pudieron continuar con el proyecto de encontrar “ríos en el desierto”. 

Tuvieron que permanecer en la fe, metro a metro de perforación. Recién a partir del séptimo metro, el taladro tocó suelo húmedo y los cristianos empezaron a ver la respuesta a sus oraciones, aunque varios pobladores les decían que eso no era suficiente para todo el pueblo. 

Continuaron excavando 2,5 metros más y encontraron una bolsa de agua de 2 metros de profundidad. Esa cantidad, sí era suficiente para abastecer a la región y aún más. Desde que tuvieron que utilizar herramientas para excavar, contaron con el permiso de las autoridades de la zona y los recursos fueron recaudados por la congregación, quienes se sumaron a trabajar y a acompañar en oración. 

Una tierra de sequía, se convirtió en “un pozo de bendición” o el “pozo de Jesús”, como lo llamaron, desde el cual se abasteció de agua potable a una región y también de la fuente de agua de Vida que no se agota, que es Cristo, gracias a un grupo de cristianos que permanecieron en la fe, a pesar de lo que sus ojos naturales veían. 

Chechu Tejeda
Chechu Tejeda
Nació en Río Cuarto. Vive en la ciudad de Córdoba desde hace 10 años y allí ha participado como oyente y disertante en jornadas de capacitación y ministración para jóvenes y adultos. Tiene pasión por comunicar y estar entre los jóvenes. Ha participado como co-conductora en programas de radio y como conductora de eventos. Convencida de que la verdad es lo único digno de comunicar, es lo que la motiva a usar los medios de comunicación y redes sociales para transmitir la buena noticia.

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