En estos meses en que termina un año e inicia otro, ni siquiera las temperaturas bajo cero lograron impedir que los cristianos de Asia Oriental compartieran el Evangelio. Mongolia es conocido por su extremo clima invernal; tal es así que en su capital, Ulán Bator, durante el mes de diciembre, la temperatura mínima media diaria es de -32 C.
Como cada sábado, varios cristianos pasan su tiempo conduciendo por la ciudad, hasta cruzarse con alguien caminando. Cuando encuentran un peatón, le ofrecen un paseo con la intención de predicar el Evangelio. Y en el trayecto, por lo general, encuentran oportunidades para compartir acerca de Cristo.
Eileen Swarr, trabajadora de la Junta de Misiones Internacionales (IMB, por sus siglas en inglés), dijo que los miembros de la iglesia siempre son testigos de la obra de Dios a través de estos esfuerzos. “Casi todas las semanas, después de orar, nuestros embajadores enfatizan que son dirigidos por Dios hacia una persona específica, que tenía el corazón preparado para creer”, comentó Eileen a IBM.
La iglesia también planeó una campaña de evangelización navideña, con otras dos iglesias pequeñas en la misma ciudad durante meses; todas han estado orando por cinco amigos o familiares con quienes puedan compartir el Evangelio. Llenos de oración, lo invitan a un servicio especial de Navidad que las iglesias realizan en conjunto.
La estadística, de por si, es, al menos, preocupante, ya que el 2,1% de la población de Mongolia es cristiana (62.918 de 2.996.082 habitantes); la religión con más afiliación poblacional es el budismo tibetano, con el 53%, y más de 200 condados del país no tienen presencia de la Iglesia. Por eso existe una gran necesidad de que los cristianos locales planten congregaciones sanas y que se multipliquen.
Con respecto a esto, Eileen expresó que se sintió alentada por el corazón que estas iglesias tienen para el evangelismo. “Su posición firme me alienta a ser una testigo más audaz”.