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¿Cómo superar las crisis en mi vida?

Llevábamos ya mucho tiempo sin comer, así que Pablo se puso en medio de todos y dijo: 

—Señores, debían haber seguido mi consejo y no haber zarpado de Creta; así se habrían ahorrado este perjuicio y esta pérdida. Pero ahora los exhorto a cobrar ánimo, porque ninguno de ustedes perderá la vida; solo se perderá el barco. Anoche se me apareció un ángel del Dios a quien pertenezco y sirvo, y me dijo: “No tengas miedo, Pablo. Tienes que comparecer ante el césar y Dios te ha concedido la vida de todos los que navegan contigo”. Así que ¡ánimo, señores! Confío en Dios que sucederá tal y como se me dijo. Sin embargo, tenemos que encallar en alguna isla.

Hechos 27:21-26

Introducción

Esta historia del apóstol Pablo es una ilustración perfecta sobre cómo gestionar una tormenta. Recordemos que Pablo estaba preso por predicar a Jesús, y era trasladado a Roma, por haber recurrido a una facultad de todo ciudadano romano, que era apelar al emperador. En ese viaje, tenemos esta historia, registrada por Lucas, que nos muestra que si bien todos pasamos problemas, no todos respondemos de la misma manera. Por más desafiantes que sean las pruebas de los hijos de Dios, la paz que Jesús practicó no solo puede sostener nuestro corazón, sino permitirnos bendecir a quienes nos rodean.

Atravesar la tormenta como todos

Lo que ocurre en el barco es una descripción de lo que provoca una tormenta en aquellos que no confían en Jesús. Sin el Señor, que es el Príncipe de Paz (Isaías 9:6), el barco de nuestra vida se encuentra “atrapado” muchas veces por las tormentas (v. 15). Esta sensación es terrible, porque lleva a muchos a declarar que perdieron “al fin toda esperanza” ante las circunstancias (v. 20).

Al barco también le “amarraron con sogas todo el casco (…) para reforzarlo” (v. 17). Esto representa los esfuerzos humanos para sobrellevar las situaciones difíciles de nuestra vida. Es imposible que con nuestras propias fuerzas podamos vencer algo que solo con Cristo se atraviesa en victoria.

Por esto mismo muchos se cansan, y dejan el barco de su vida “a la deriva” (v. 17). O sea, que se dejan llevar por el caos de las circunstancias. Aun podemos arrojar “al mar los aparejos”, que es otro símbolo de intentar salir de la tormenta con nuestra propias fuerzas, pero eso será en vano (v. 19).

Sin Cristo, las tormentas son un problema imposible de sobrellevar. En palabras de Jesús, es como no tener las palabras de Dios en nosotros, y por lo tanto, somos como un “hombre insensato que construyó su casa sobre la arena” (Mateo 7:26). La vida de Cristo creciendo en nosotros nos da las herramientas necesarias para salir firmes de cada tempestad.

Atravesar las tormentas como hijos de Dios

El apóstol Pablo nos muestra el camino para gestionar las tormentas de la vida. Él, que iba preso en ese barco, era el que trajo la salvación de todos los que estaban “sin esperanza”.

Primera revelación importante: No importa el problema, importa la relación. La relación que Pablo tenía con Dios era tan estrecha que supo por Él, aún antes de que este barco partiera, que les esperaba un desastre. Esto le permitió advertirle al centurión, que era responsable, pero este no le hizo caso (vv. 10-11). El soldado dio la típica respuesta de alguien que tiene su corazón cerrado a Dios. Pero fue ese mismo soldado romano el que luego hizo caso a Pablo, cuando este le advirtió que nadie debía bajar del bote si querían salvarse (vv. 31-32).

Nuestra relación con Dios es el valor más importante que tenemos en las circunstancias difíciles. Si podemos invertir nuestra vida en trabajar ese vínculo, los resultados se verán en los buenos y en los malos tiempos. En los buenos tiempos, invirtamos nuestra vida en Él como Pablo, porque en los malos tiempos nuestra fortaleza vendrá de su Palabra: “No tengas miedo, Pablo…” (v. 24).

Segunda revelación: Toda dificultad revelará nuestra identidad. Como vimos, el apóstol afirmó delante de todos que su vida pertenecía al Dios al que servía. Esta fue una reafirmación de la identidad que Pablo había construido en Cristo por muchísimos años, a través de pruebas y dificultades. El enemigo nos quiere llenar de pensamientos negativos, que quieren inducirnos a la incredulidad. Pero para que él no triunfe, debemos construir una vida sólida en Cristo, al punto que podamos afirmar como Pablo: “Ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí” (Gálatas 2:20)

Tercera revelación: Aun en los problemas, Dios nos quiere a su servicio. Es muy usual encontrarme con creyentes que dejan de servir al Señor en medio de sus dificultades. Pero Pablo se mostró como un instrumento de salvación con sus palabras para 270 personas que necesitaban encontrarse con el mismo Jesús que Él había conocido.

Las circunstancias difíciles no son una oportunidad para huir, sino para reafirmarnos en lo que Dios nos llamó a realizar. El enemigo nos tentará para que soltemos aquello que estamos haciendo al servicio del Señor. Por eso, en tiempos de dificultad, sirvamos a Dios aun con más determinación, sabiendo que mientras lo hacemos, Él se está ocupando de nuestros asuntos.

Por último: Por la fe, en tiempo de dificultad, podremos ser instrumentos de salvación para los demás. Lo que más me impresiona es que el ángel, más allá de animar a Pablo, vino a comunicarle que Dios le había “concedido la vida de todos” los que estaban en el barco (v. 24). Dos cosas importantes: primero, el poder de la oración. Por lo que el ángel le dice, es obvio que Pablo le había pedido al Señor que tuviera misericordia de todos los que estaban en el barco. Y en segundo lugar, un cristiano maduro en su fe, en medio de sus propios problemas, no pierde de vista los problemas de los demás.

Mi confianza es que en esta temporada, Dios nos permita ser hijos que atraviesan toda dificultad gestionando lo que viven con la paz que da el Espíritu de Cristo que habita en nosotros.

David Decena
David Decena
Pastor junto a su esposa, Abigail, del Centro Familiar Cristiano de Eldorado (Mnes. Argentina). Realiza una maestría en orígenes del cristianismo en España. Es Director y co-fundador de EDES (Escuela de Entrenamiento Sobrenatural). Junto a Abigail, pastorea los ministerios creativos de su casa, trabajando en la expansión territorial de la iglesia en otras ciudades.

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