Si antes de la pandemia de covid-19 teníamos la reputación de poder hacer cien cosas a la vez, durante el tiempo de cuarentena obligatoria nos graduamos con honores de multitaskers. Ante la situación y las nuevas restricciones, podemos sentir ansiedad de cómo lograríamos sobrevivir otro año de encierro rodeadas de múltiples tareas y cambios.
La verdadera pregunta que debemos hacernos es: ¿cómo lograr ser multitasker de manera efectiva y sana? Está en la esencia de la mujer hacer muchas cosas a la vez y estar en distintos lugares al mismo tiempo.
Nos pintamos las uñas viendo una serie en la computadora, escuchando música con auriculares y leyendo los apuntes para la próxima clase de la facultad; cocinamos mientras asistimos en las tareas escolares a nuestros hijos y hacemos las compras del supermercado online; hablamos por teléfono con una amiga mientras estamos en videollamada en la clase de la escuela y actualizamos nuestras carpetas de Pinterest con las fotos de vestidos de novia, ropa de bebé o nail art.
La realidad es que todas somos un poco “Marta” y un poco “María” (Lucas 10:38-42), pero el desafío es poder desarrollar la actitud de María en nuestro interior para que, cuando llegue el momento inevitable de actuar como Marta, haya un semblante de reposo y dependencia de Dios en nuestro interior.
Por eso, te comparto algunos consejos prácticos que me ayudan a ser (la mayoría del tiempo) eficiente y a la vez mantener mi salud mental.
Multitasker efectiva y sana:
- Corresponsabilidad en las tareas del hogar. A algunas mujeres nos cuesta mucho delegar tareas del hogar y una de las razones por las que eso sucede es porque lo vemos como “pedir ayuda” y no como una “corresponsabilidad” de todos los miembros del hogar. Si entendemos que todos los que vivimos construimos hogar, es decir, dormimos, nos alimentamos, ensuciamos y desordenamos, entonces es responsabilidad de todos ordenar, cocinar, hacer las compras, limpiar, etc. Te animo a quitarte la carga de no querer “pedir ayuda” y con amor recordar y enseñar (si hace falta) que todos construimos hogar.
- División por espacios. Si vives en un espacio grande, eres privilegiada de poder dividir tu casa por áreas de acuerdo con las tareas que realizas: estudio, trabajo, alimento, diversión, etc. Sin embargo, las que vivimos en espacios reducidos tenemos un gran desafío al diferenciar nuestra mesa para comer del escritorio de trabajo o la cocina integrada al living del dormitorio de nuestro hijo. Te animo a poder generar diferentes espacios de manera práctica y visual: por ejemplo, corriendo la computadora de la mesa cuando vayas a comer o usando una alfombra distinta para el escritorio de estudio.
- Tiempo personal. Es de público conocimiento que el tiempo para nosotras siempre nos hace bien, ya sea salir a caminar, tomar un café con una amiga, pintarse las uñas o practicar un deporte. Sin embargo, la realidad es que, en la cantidad de tareas por hacer, pocas veces hacemos real ese tiempo. Te animo a agendarlo como una de las cosas obligatorias a hacer en tu semana, quincena o mes. Poder tener rutinas diarias facilita el mejor aprovechamiento del tiempo, generando horas (o minutos) libres al día que quizás no sabías que disponías.
- Alma acallada. Si al ruido externo de los quehaceres le sumamos el ruido interno que puede generarnos la inestabilidad, la inseguridad, el temor, la ansiedad, el cansancio, el desánimo o el rencor, no habrá consejo ni técnica que sirva para que logres desarrollar a “Marta” de manera saludable. Tener un espacio a diario de oración, meditación, lectura y alabanza con quien nos creó y nos conoce más que nadie, logra acallar las voces de nuestra mente que nos tiran abajo o, al contrario, que nos llevan a un activismo negativo. Te animo a leer un Salmo por día y meditar en cada palabra, atesorarlo en tu corazón, memorizar algún versículo y ponerlo en oración. (EJ. Salmo 91.)
Animate a hacerte corresponsable de las tareas del hogar junto con todos los miembros de tu casa, a dividir tu hogar práctica y visualmente en distintos espacios, a tener un tiempo personal para hacer algo que disfrutes y a mantener tu alma acallada y gratificada en Dios.