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¿Cómo ser genuino en un mundo lleno de filtros?

Una pregunta que se hacen miles de adolescentes y jóvenes al ser seguidores de Cristo es cómo mostrarse reales cuando lo que está de moda es ocultar la realidad. Hoy, la autenticidad no embellece, no atrae ni innova; ser genuinos no marca tendencia. De hecho, opaca y quita popularidad, ya que ir contra la corriente no incita a lo ilícito, ni garantiza diversión o comodidad.

Una generación atrapada en los filtros

Observamos una generación que asiste regularmente a las congregaciones y aparenta una consagración extrema. A simple vista, viven vidas santas ante sus padres, pastores, líderes y amigos. Sin embargo, muchos de ellos han puesto filtros que embellecen su seguimiento a Cristo mientras, en lo íntimo de su corazón, son vencidos día tras día por el pecado que mora en ellos.

El corazón de esta generación enfrenta lo que podríamos llamar el «síndrome del corazón selfie». Este concepto describe un corazón que esconde imperfecciones para que nadie las note. Aunque parece tener buenas intenciones, en su interior está lleno de malos hábitos, pensamientos impuros, envidia, falta de perdón y engaño, es decir, infectado de pecado. La solución más sencilla que encuentran es colocar filtros que muestran una falsa realidad.

La buena noticia: Cristo es suficiente

Jesús no vino a poner filtros en la vida de las personas. Descendió a la tierra, vivió como uno de nosotros, murió y resucitó para que quien crea en él no se pierda y, dejándolo todo, tenga vida en abundancia. Una vida que no requiere los «me gusta» de la gente.

La urgencia es evidente: Jesús sigue llamando a esta generación a guardar su corazón. Resuenan las palabras de Dios a través del Rey Salomón: “Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos” (Proverbios 23:26).

Teresa de Calcuta dijo una vez: “La honradez y la transparencia te hacen vulnerables. Entonces, sé honesto y transparente de todos modos”.

Velos que ocultan el corazón

La Biblia en 2 Corintios 3:14-15 (NVI) dice: “Sin embargo, la mente de ellos se embotó, de modo que hasta el día de hoy tienen puesto el mismo velo al leer el antiguo pacto. El velo no les ha sido quitado, porque solo se quita en Cristo. Hasta el día de hoy, siempre que leen a Moisés, un velo les cubre el corazón”.

Este velo, que comienza cubriendo el rostro, evidencia lo que hay en el corazón: la carne. Como explica el Apóstol Pablo en Romanos y Gálatas, empieza siendo una cubierta superficial, algo inofensivo en redes sociales. Pero si no se enfrenta, ese esfuerzo por ocultar el pecado puede convertirse en una condición espiritual grave.

Caminos hacia la transparencia

Las Escrituras nos dan guía:

La solución práctica comienza generando una cultura de transparencia y construyendo vínculos reales con personas confiables. Como Iglesia, tenemos el desafío de ser intencionales en el discipulado, fomentando compasión, tolerancia, honestidad y amor fraternal. ¡Es hora de dejar los filtros y caminar en la libertad que Cristo nos ofrece!

Giselle Cabrera
Giselle Cabrera
Giselle Cabrera es Bachiller en Teología de la UAD, se desempeña como profesora de Institutos bíblicos externos.

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