mail

Suscribite a nuestro boletín

¿Cómo sabemos que estamos creciendo en Dios?

Mucho se menciona acerca de este concepto. Por eso, en esta nota profundizaremos acerca del crecimiento espiritual.

El crecimiento es una marca de referencia de que hay sanidad en el cuerpo, pero debemos estar dispuestos como familia e iglesia para hacernos las preguntas difíciles: ¿Qué cosas hemos postergado o están detenidas? ¿Nos hemos acostumbrado a lo sobrenatural? ¿En qué áreas el Espíritu aún no es Señor? ¿Estamos dispuestos a atravesar la tribulación con gozo? ¿Cuál es la razón por la que arde nuestro corazón? 

Este es un año de decisiones para Argentina; se definirán las autoridades y eso marca algo en el mundo espiritual, porque nosotros tomamos decisiones más profundas pues ya hemos decidido quién es el que gobierna nuestras vidas: Jesucristo, y en el resto de las cosas, nos acoplamos para cambiar la realidad, nos involucramos para que Cristo sea conocido, para transformar ambientes logrando que las cosas sean diferentes y mejores. Esto lo hacemos entre todos y por medio del Espíritu. Pero este es el momento para arreglar todo lo desarreglado.

Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y, donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu. 

2 Corintios 3:16-18

En este texto, se nos dice que donde está el Espíritu del Señor hay libertad; por eso, si en nuestro hogar y vidas vive el Espíritu, seremos libres; de lo contrario, seremos esclavos del pecado, de la ira, de la rabia y de las cosas que no funcionan. La falta de santidad destruye los hogares; logremos ordenar nuestros hogares y amar con el amor de Dios. 

Debemos entender que en medio del crecimiento, hay cosas que en algún momento funcionaron pero que después en otros tiempos se volvieron obsoletas, porque la medida de lo que Dios tiene para nosotros es mayor. Las preguntas difíciles debemos hacerlas en los momentos oportunos, que es cuando Dios nos llama para poder estar preparados en el momento de la cosecha, a fin de estar listos para cuando llegue el momento.

La libertad como recompensa del crecimiento

La libertad produce plenitud, y mientras nosotros vamos mirando como en un espejo a cara descubierta la gloria del Señor, vamos siendo transformados. Donde el Espíritu del Señor está, hay libertad para crecer, para soñar, para esforzarnos, para avanzar y para cambiar nuestra manera de pensar.

Cuando vamos a la presencia de Dios, nos exponemos, y su gloria nos transforma de manera fuerte. El apóstol Pablo dice que esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un mayor peso de gloria. ¿Cuándo somos transformados? Cuando por la libertad que tenemos en el Espíritu atravesamos nuestras tribulaciones y nos encontramos con la gloria de Dios. 

Crecemos en Él cuando nos caemos y tenemos que volver a levantarnos, y nos miramos en el espejo, y allí no vemos nuestra vida arruinada, ni nuestros intentos fallidos, ni el daño que nos han hecho nuestros padres, sino que, habiendo atravesado la la tribulación, contemplamos la gloria de Dios. 

Entonces, aunque sentimos el dolor y estamos con nuestras emociones revolucionadas, vemos en el espejo su gloria transformándonos y preparándonos para lo que va a venir. Es imposible tener éxito en la vida si no hemos fracasado antes; es imposible que logremos lo que hemos soñado sin previos intentos fallidos; esto es la vida real, y en la vida real, Jesús es el protagonista.

Tenemos un Dios todopoderoso que penetró nuestra realidad, haciéndose carne, venciendo a la misma muerte, siendo perfecto y dejándonos un camino para que tengamos autoridad.

Por eso, esto funciona cuando vivimos una vida de integridad y santidad. ¿Qué hacemos con lo que tenemos a la mano? Expongámoslo y esforcémonos; amemos, desafiémonos a un ascenso, sirvamos a otros para que puedan crecer, mirémonos en el espejo de su gloria, no en el espejo de nuestra vida pasada, ni de los comentarios de las personas. 

Si vivimos sometidos a esto, la realidad será nuestro señor; pero nosotros nos movemos en el Espíritu, quien es nuestro Señor. Por eso, allí donde su gloria se expresa, nos exponemos y somos transformados a su imagen, creyendo que esto puede cambiar la ciudad y los corazones, y renovar nuestras vidas.

A medida que vamos entendiendo y viviendo eso, más crecemos.

Es un tiempo especial. Entendemos que cuando el enemigo quiere ganar la guerra, lo primero que dinamita son los puentes; por eso nos molesta todo el tiempo. Pero lo que no sabe es que cuando él viene, como río el Espíritu Santo levanta bandera sobre sus hijos. 

El ataque del enemigo nos fortalece porque por medio de la vida del Espíritu podemos vivir en libertad. Hagámonos en este tiempo las preguntas difíciles para poder estar listos, pues viene nuestro ascenso en camino. Creceremos, nos desarrollaremos, avanzaremos, vamos a romper con nuestras limitaciones, porque Él ya lo ha determinado todo, ya todo lo ha comprado en la cruz del calvario. Por eso, queremos estar listos, viviendo en la libertad del Espíritu, para que cuando llegue esa cosecha para nuestras vidas nada se nos escape.

Maximiliano Gianfelici
Maximiliano Gianfelici
Pastor. Esposo de Dany papá de Cata, Valen y Bella. Escogido como parte de una generación de avivamiento.

Otras

CRISTIANAS

hola
Enviar Whatsapp
error: Gracias por interesarte en las publicaciones de La Corriente, para su uso o difusión, por favor escribirnos a [email protected]