Tengamos o no la posibilidad de viajar a algún lugar en particular, sería bueno que nos organicemos con un plan al alcance de nuestras posibilidades reales, evitando deudas que por meses pueden ocasionarnos un estrés innecesario en tiempos de tanta volatilidad. Te dejo unas preguntas que te pueden ayudar a administrar tu tiempo de ocio y actividad física en vacaciones.
Hoy te traigo la historia de mi amiga Carolina y su amada familia, junto con unas recomendaciones interesantes para el tiempo de vacaciones y cómo usar nuestros recursos para aprovecharlas al máximo, sobre todo para que sean de bendición para nuestro bienestar físico y espiritual:
- 1. ¿A dónde nos gustaría como familia, o solos, ir de vacaciones?
- 2. ¿Cuándo podríamos hacerlo y por cuánto tiempo?
- 3. ¿Cómo podríamos aprovechar lo que ya tenemos? Muchos pueden tener alguna casa o conseguir la posibilidad de usar una casa en un lugar turístico. Quizás con una escapada en un vehículo se pueda ahorrar dinero. Usar las bicicletas, material deportivo, carpa, etc.
- 4. ¿Qué presupuesto manejamos en efectivo y/o crediticio sin afectar nuestra economía? En este tema te recomiendo tomarte un tiempo para aprender del pastor Daniel González (Argentina). El pastor Daniel tiene una carga especial por el manejo de la economía de cada hogar. Te compartimos uno de los tantos mensajes con los que podés saber más sobre esta temática, hacé click acá
- 5. A partir de la decisión que hayas tomado, ¡te animamos a que con un corazón agradecido puedas valorar y disfrutar el tiempo de calidad!
Nos gustaría compartirte una historia que te puede inspirar si es que estás necesitando incorporar buenos hábitos a tu rutina, aunque no se trata precisamente de unas vacaciones, sí que fue un viaje que a esta familia de tres le cambió la vida.
En agosto de 2011, mi esposo Daniel, nuestro hijo de 18 meses, Mateo, y yo, dejamos las comodidades de la vida en Australia y nos trasladamos siguiendo el llamado de Dios a Asia Central. Fue allí, hace ya casi 10 años, donde Dios empezó a trabajar de nuevo en nuestras vidas y a llevarnos a una aventura deportiva. ¿A qué me refiero?
Daniel ya era deportista y rápidamente encontró un equipo de fútbol social del cual formar parte. Allí estableció una profunda amistad con un joven. Se dio cuenta de que el deporte, incluso a nivel social, era una forma no sólo de compartir la vida, sino de compartir las buenas noticias de Jesús. En cuanto a mí, nunca fui deportista. De hecho, siempre intentaba librarme de las clases de deporte en el colegio fingiendo que estaba enferma.
A los pocos años de nuestra estancia en el continente asiático y después de que naciera nuestra hija, María, fue cuando conocí a una joven corredora de montaña llamada Melina. Me animó a correr. Me invitó a participar en una maratón en la que correría 5 km en equipo. Era una mujer increíble que, con su dulzura, me enseñó que yo sí podía correr. Y he seguido adelante incluso corriendo dos medias maratones.
Desde esa época, en 2017, he visto reflejados en todos los aspectos de mi vida los múltiples beneficios de realizar con constancia una actividad física, he apreciado las bondades del entrenamiento de fuerza, pero sobre todo he tomado dimensión de las ventajas de llevar un estilo de vida saludable en general.
Con el tiempo he empezado a hablar más, especialmente a nuestra comunidad cristiana, sobre la bendición y la responsabilidad que tenemos como seguidores de Jesús de administrar nuestro cuerpo y adorarle a través del deporte y la vida saludable. Hoy, mirando para atrás, veo cómo un viaje me ayudó a aventurarme a vivir una nueva vida personal y familiar”.
La autora
Carolina nació en Buenos Aires, proviene de una familia emigrante europea, y siendo muy pequeña se mudó a Melbourne, Australia, donde creció junto a su familia. Está casada con Daniel, y juntos son padres de Mateo (11 años) y María (8 años). Esperan el nacimiento de su tercer hijo en agosto. Sirvieron como misioneros en Asia Central y actualmente sirven junto a Operación Movilización, en el ministerio deportivo de Sportslink, en Alemania y Europa. Carolina tiene un espíritu de servicio transcultural.