Uno de los símbolos más famosos de la ciudad de Roma (aunque no es el único en su existencia) el Coliseo, es uno de los edificios más emblemáticos de Italia pero, sobre todo, de la historia del Imperio romano. Este, si bien se construyó con otros fines, es uno de los sitios donde más mártires por Cristo murieron en los primeros siglos del cristianismo. Lo que sucede, y es necesario aclararlo desde el principio, es que el circo no era tal cual lo conocemos hoy. 

Las ciudades romanas: comercio, religión y diversión

El Coliseo conformaba parte de lo que era común en las antiguas ciudades romanas: un foro, donde se encontraban a discutir o legislar; una zona dedicada a vender y comprar productos y un lugar para divertirse. En las ciudades griegas consistía en un teatro. Los romanos avanzaron un poco más y construyeron teatros pero, también, coliseos: teatros ovalados, cerrados, con gradas y una “arena” donde se luchaba. 

El Coliseo ubicado en Roma, la capital italiana, fue construido para albergar los espectáculos públicos. Es un claro ejemplo de arquitectura civil del Imperio, debido a que incluye aspectos artísticos típicos de la arquitectura romana, como, por ejemplo, los arcos (los cuales se pueden observar desde su exterior). 

Antiguamente, tenía estatuas de emperadores o vencedores de los campeonatos. También contenía pisos o gradas para los espectadores, donde el emperador y su familia tenían un sitio privilegiado. Estos estaban rematados con un murete —un muro pequeño— donde en verano se podía poner alguna tela o toldo, para brindar sombra a los espectadores. Fue inaugurado durante el reinado de Flavio, en el 64 d. C, aproximadamente (texto adaptado de Historia del Mundo y de las Artes. Cultural: 2001, pág. 64).

Roma no fue la única ciudad que tuvo un coliseo o, por lo menos, un teatro. Los ejemplos abundan, como en Gerasa, ubicada en Jordania, o en algunos sitios de Siria. También se encontraban teatros, quizás de un tamaño menor (hay que recordar que cuando los fundamentalistas islámicos de ISIS atacaron Siria, tuvieron como objetivo destruir algunas ruinas romanas). Esto se debía a la concepción romana de romanizar —valga la redundancia— cualquier sitio que ellos dominaran. 

Si viste la película Pompeya (o Pompeii), del año 2014, podrás ver que era una ciudad más pequeña que Roma, sin embargo, tenía un lugar donde luchaban los gladiadores. Hay que aclarar que la destrucción de Pompeya no fue tal cual la muestra la película. Al contrario, fue la cobertura de cenizas, producida por la erupción del volcán, la que permitió conservar la ciudad, casi intacta hasta nuestros días. No hubo destrucción por sismos ni mucho menos un maremoto como muestra este film hollywoodense.

El mítico “pan y circo” que perdura hasta hoy

Esta frase, tan usada en algunos momentos por la prensa, proviene de esa época. Esta técnica o política consistía en repartir trigo o pan gratuitamente en la ciudad de Roma y en organizar espectáculos, también gratuitos, para el común de la gente. Estos iban a cargo de los senadores o del mismo emperador. 

Si te gusta la historia, y quieres descansar de novelas, puedes ver esto que te estoy comentando en la serie-documental El Imperio romano. En ella se ve, en uno de sus capítulos, cómo el emperador Cómodo hace pagar a los senadores las semanas de circo para la gente de pueblo. Es más, el mismo emperador combatió un par de semanas para alentar a la gente a que asistiera. 

Como puedes ver, esto consistía en mantener a la población ocupada, con alimentos y diversión para que votaran o apoyaran a tal o cual emperador o senador. En esta acción, el circo romano tenía un papel fundamental, donde combatían gladiadores, había batallas navales —el Coliseo se podía sellar y se inundaba— y luego, se hacía morir a los cristianos. 

El símbolo de la persecución

Hasta el año 313 d. C., cuando se oficializó el cristianismo, los cristianos sufrieron largos períodos de persecución debido a muchas malinterpretaciones de parte de los romanos, aunque era una promesa bíblica. El Coliseo también se convirtió en un escenario donde se llegó a hacer morir a los cristianos en boca de los leones o a ser usados como lámparas humanas. 

El emperador Nerón fue el más despótico con los cristianos, un poco debido a su locura personal y otra por echarle la culpa del incendio de Roma, que ocurrió cerca de 60 d. C. (Biblia Arqueológica NVI, pág. 2117).

Eso es todo lo que representa hoy en día un edificio casi en ruinas. El esplendor de la Antigua Roma, el uso de la política para sus beneficios, pero, sobre todo, lo que sufrieron nuestros primeros hermanos. Será por eso por lo que se mantiene hasta el día de hoy, a pesar de las guerras, en pie.  

Guido Márquez
Soy de Mendoza, Argentina. Profesor de Historia y casi Licenciado en Turismo. Espero que en mis notas no encuentres respuestas, sino preguntas. Que puedas mirar al pasado para enriquecerte, no para aburrirte.