La pastora Mayra Djimondian charló con Cintia Aldana acerca de la música, la ansiedad, las relaciones fuera de los términos de Dios, el camino del cristiano apartado, el aprender a caminar un día a la vez y la importancia de tener conocimiento acerca de la Palabra.
DIOS Y LA MÚSICA.
MAYRA: Antes de conocer a Jesús estabas súper metida en el mundo de la música urbana.¿Cómo fue eso y qué pasó cuando decidiste ponerle un alto a tu carrera?.
CINTIA: Mi objetivo no era hacer música cristiana. El momento en el que yo decidí volver al Señor, yo ya venía como dos años anteriormente intentando encontrarme con Dios. Necesitaba entender que no tenía que ser perfecta para estar con él. La enseñanza que recibí de chica en la escuela bíblica y la de mis papás fue clave para ese proceso.
Fue algún tiempo después de que el Señor trabajó con mi corazón que me empezó a hablar sobre la música. Y todo el enfoque que yo tenía al escribir canciones empezó a cambiar, pasé de componer canciones basadas en experiencias personales a hablar en ellas de quién era Dios para mi.
EL SUEÑO DE FORMAR UNA FAMILIA.
MAYRA: ¿Cómo fue tu encuentro con Jesús?
CINTIA: Yo estaba apartada pero cada vez que veía a alguien cristiano deseaba todo eso que estaba viviendo, pero no sabía cómo volver. Una vez escuché una canción cristiana que hablaba sobre el matrimonio y la familia. Y yo veía como mis primos comenzaban con sus noviazgos, pero para mi eso no era posible. Me puse de novia, con alguien que estaba apartado, creyendo que eso me ayudaría a volver, pero a medida que fui profundizando con Dios, entendí que Él no podía bendecir a mi futura familia si no actuaba de manera correcta y eso es muy importante para mi.
Como yo quería los planes del Señor para mi, esa relación finalmente se terminó y fue mi pastor quien me habló acerca que tenía que morir a ese sueño, no porque Dios no quisiera dármelo, sino porque no tenía que enfocarme en eso ahora.
Cuando regresé a los brazos del Padre y me reconcilié con su amor fue en parte gracias a que mi mamá oró siete años para que ese momento llegara.
UN DÍA A LA VEZ
MAYRA: ¿Qué es para vos vivir un día a la vez?
CINTIA: El tiempo que estuve apartada no quería volver a la iglesia porque para mí era imposible poder serle fiel a Dios. Yo misma me boicoteaba y pensaba que en algo me iba a equivocar. Fue hasta que pude tener una conversación sincera con Dios y decirle “Yo no me siento capaz, me siento una basura”.
Sabía que Dios me amaba, pero recién ahora empiezo a entender que es más importante mi persona que lo que yo pueda hacer.
Me acuerdo que el Señor habló a mi corazón hace un tiempo diciéndome: “Cin, hoy quiero que me seas fiel. Mañana, vemos”. Y con el tiempo fui decidiendo ser fiel diciendo “no” a un montón de situaciones y momentos incómodos. Un día dije: “No, mejor hoy no”, al otro dije lo mismo, y así pasaron cuatro años.
Eso fue algo que también me ayudó mucho cuando tenía ataques de ansiedad, que el Señor me dijera: “Cin, hoy quiero que estés bien, mañana vemos”, y eso me ayuda un montón, porque hasta el día de hoy cuando no tengo muchas respuestas sobre mi futuro cercano y las cosas que se me hacen tan grandes, puedo entender que el Señor no me pide más de lo que pueda hacer hoy.
Entonces, si hay algo que no me da paz, voy un día a la vez y creo que es la manera más, más fácil de poder afirmar convicciones y vivir en esa convicción que tengo en Cristo.
HÁGANSE PREGUNTAS SOBRE SU FE.
MAYRA: Si tuvieras que dejar un mensaje final para los jóvenes ¿Qué le dirías?
CINTIA: Que le hagan las preguntas que tengan que hacerle a Dios, pero que no se olviden que Él es soberano y también que se pregunten si realmente aman a Cristo,si lo entendieron, porque si no lo entendieron, con cualquier tormenta que venga se van a caer.
Creo que ahí está el problema de que hoy muchos dicen ser creyentes, pero no lo son. Pero no es su culpa, es que nunca nadie les ayudó a repensar. ¿De verdad querés creer? ¿Y por qué lo necesitas?. Que se puedan preguntar realmente si están afirmados en Cristo y además, si se pueden hacer esa pregunta, significa que tienen un entendimiento bastante abierto, con lo cual van a poder conocer al Señor. Pero si ni siquiera les incomoda hacerse esa pregunta de Jesús,es porque no hay una seguridad en quiénes son y en dónde están plantados. Nosotros somos de Cristo y debemos estar seguros en Él.
Te dejamos la entrevista completa: