¿Qué pasaría si nuestra motivación fuera el bienestar propio y el de nuestro núcleo familiar? ¿Qué sucedería si aquellas personas que te rodean se inspiran correctamente en llevar una vida en movimiento, equilibrada en su alimentación y en sus relaciones no tóxicas teniendo en cuenta su alma y cuerpo?

En este sentido, quiero diferenciar el ejercicio para el bienestar integral de aquel en el que el entrenamiento se da para lograr objetivos competitivos o de rehabilitación médica. El bienestar de una persona no se da solo por tener mayor capacidad para correr, zonas musculares tonificadas y bajar esos kilos de más. En este sentido deberíamos considerar las diferentes áreas de una persona, así como lo hicieron los padres de Jesús en la Tierra: “El niño crecía y se fortalecía; progresaba en sabiduría, y la gracia de Dios lo acompañaba” (Lucas 2:40).

Todas las áreas de una persona están interrelacionadas entre sí y su conjunto es lo que hace al bienestar de una persona. Para que haya cambios deseados, tenemos que entender que el principio del ejercicio es la sobrecarga, el esfuerzo. Eso implica que hay un trabajo a la hora de querer ejercitarse para que algo mejore.

Producción del autor.

Aspectos a tener en cuenta a la hora de ejercitarnos 

Físico: abundan los estudios que indican los beneficios propios de tener una regularidad de 3 veces por semana entre 40 a 60 minutos de ejercicios aeróbicos, trabajo de fuerza, flexibilidad y velocidad. En este sentido, ello permite mantener la masa muscular, la vitalidad, el metabolismo acelerado, retrasa la pérdida de masa muscular (que a partir de los 40 años se acentúa) y mejora la oxigenación celular. Estos son algunos beneficios, entre muchos otros.

Social: valoramos esas relaciones que nos ayudan en la vida, que nos hacen crecer para vivir bien; como dice el antiguo rey Salomón: “El que con sabios anda, sabio se vuelve; el que con necios se junta, saldrá mal parado” (Proverbios 13:20).

Intelectual: es aquello que hacemos intencionalmente para tomar conciencia y conocimiento. Incurrir en la investigación de una idea, concepto o tema nos ayudará a llevar un ejercicio de vida que “no envejece”, sino que se renueva aun desde la mente misma.

Emocional: desde la psicología se va entendiendo cada vez mejor cómo afectan las emociones en la toma de decisiones según nuestro estilo de vida y relaciones: Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él…” (Proverbios 23.7, RVR60). Si en nuestro corazón empiezan a haber pensamientos de gratitud, de perdón, de buenas intenciones, de generosidad, todo ello nos ayudará a llevar una vida de bienestar integral. 

Entorno: quizás no lo hayamos considerado con detenimiento, pero nuestro entorno puede inspirarnos o desanimarnos a la hora de realizar alguna actividad. Esto lo vemos con naturalidad cuando visitamos un parque o plaza y hay juegos para niños, ¡nuestros hijos corren a treparse, colgarse, deslizarse y hamacarse! De la misma manera, un entorno acondicionado para nuestra ejercitación regular nos estimulará de una manera inimaginable.

Espiritual: ¡aprovechemos el tiempo de ejercitación para meditar en Dios, hagamos que ese tiempo sea también un momento para que Él nos acompañe en el ejercicio!! ¡NO estamos solos! ¡El beneficio espiritual va a repercutir en nuestra alma y cuerpo, sin ninguna duda! 

Recita siempre el libro de la ley [la Biblia] y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito (Josué 1:8).

Te animamos a poder ejercitarte integralmente. No te condenes ni te sientas frustrado. En la comunidad de Family.fit a la que pertenezco, encontrarás sesiones, ideas y reflexiones para tu espíritu, alma y cuerpo que te ayudarán a que ¡hoy pueda ser un gran día!

Casado con Rosana y son padres de tres niñas. Profesor nacional de Educación Fisica, egresado de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Autor y pastor/misionero de Grain of Wheat International y su iglesia local. Integrante del equipo de liderazgo del Global Children Forum y de la Alianza Cristiana de las Iglesias Evangélicas (Aciera)