Pueblos del norte de Irak sufren los bombardeos de Turquía que han destruido hogares, tierras e iglesias.
Turquía continúa con los ataques aéreos, y se estima que ya arrasaron 418 hectáreas de tierra en los primeros cinco meses de 2021 y 5.672 hectáreas en los últimos 10 años, informó la Dirección de Medio Ambiente y Policía Forestal de Dohuk. Sumando a esto, un incendio consumió al menos 300 hectáreas en junio, como resultado de ataques aéreos cerca de cinco aldeas pobladas.
El hecho más reciente del cual se tiene conocimiento es del 6 de julio. Los ataques aéreos turcos provocaron un incendio en la aldea cristiana de Upper Hazanke, al norte de Irak y los bomberos no pudieron controlar el incendio debido a problemas de seguridad para acceder al lugar.
El conflicto inició hace décadas entre el gobierno turco y el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), una milicia kurda armada que busca expandir los derechos de los kurdos dentro de las fronteras de Turquía. Ahora, los afectados por estos ataques son pueblos remotos, asirios y refugiados en los campamentos. También se han producido saqueos y daños en casas de Dohuk y éstas tuvieron que ser evacuadas.
Los nativos también se ven obligados marcharse de su tierra natal debido a los bombardeos, como es el caso de la aldea de Roisy; desde diciembre 18 familias huyeron del pueblo para estar a salvo. Estas familias ya no pueden tener una vida normal en su tierra natal debido a los problemas de seguridad.
«Tememos por nuestras vidas y nos hemos marchado»
Exclamó el alcalde de Jelki, un pueblo en el área de Amadiya, a 17 km de la frontera con Turquía.
Las aldeas de las montañas de Qandil, en el norte de Irak, son bombardeadas constantemente. En 2020, vivían allí 15 familias y ahora solo quedan cinco familias. Quedan menos de la mitad de los habitantes originales de la población de Zergely.
El 25 de mayo los residentes de Miska, una pequeña comunidad cristiana en la región del Kurdistán del norte de Irak, fueron atacados por cohetes turcos. El ataque causó daños estructurales a varios edificios de la comunidad, incluida la iglesia, y esto llevó a la Comisión de Libertad Religiosa Internacional de los Estados Unidos (USCIRF) a expresar su repulsión hacia el gobierno turco e imploró cesen su ataques en la región para evitar más daños a las familias de Kurdistán y sus comunidades. Desde abril se realizan huelgas pero los cristianos continúan enfrentando el desplazamiento, la destrucción de sus tierras y la inseguridad.