El beisbolista José Alberto Pujols Alcántara, más conocido como Albert Pujols, es un primera base dominicano, quien actualmente se encuentra sin club. Su último equipo fue Los Angeles Dodgers en el 2021. Es considerado uno de los mejores jugadores de la historia del deporte y en el año 2008 fue el bateador más temido en el béisbol, según una encuesta realizada por los 30 mánagers de la Major League Baseball (MLB). Pero detrás de todos estos números y su rendimiento deportivo, Albert tiene una historia con Jesús muy intima e impresionante que vamos a repasar.
Todo comenzó tras el divorcio de sus padres, cuando él aún era solo un niño en su natal República Dominicana, Albert y su padre tuvieron que mudarse en varias ocasiones para buscar mejores oportunidades. Tuvo una infancia difícil.
Su papá y su tío jugaban softball y esta fue su inspiración para comenzar a practicar el béisbol. “Como niño, uno siempre quiere ser como sus padres y yo veía a mi papá haciéndolo y era muy bueno jugando este deporte. Yo siempre quería ser como mi papá”, recordó en una entrevista que dio a un canal dominicano.
Como miembro de los Cardenales de San Luis (su primer equipo de 2001 al 2011), Pujols ganó el premio “Novato del año” de la Liga Nacional en 2001 y desde entonces ha sido seleccionado como “All-Star” en nueve ocasiones, ha ganado el premio al “Jugador más valioso” de la Liga Nacional en tres ocasiones, ha ganado dos veces el premio “Hank Aaron” de la Liga Nacional, y tiene dos anillos de Serie Mundial en 2006 y 2011.
Al final de la temporada 2010 lideró a todos los jugadores activos en promedio de bateo y se encuentra en la posición número 12 como uno de los mejores jonroneros en la historia de las Grandes Ligas. Fue seleccionado por ESPN.com como el mejor jugador de la década de 2000 a 2009.
Su carrera como beisbolista en EE. UU ha sido muy exitosa y muchas personas lo recordarán por su gran rendimiento, pero esto no es lo que Albert quiere.
“No quiero que las personas me recuerden como un jugador de béisbol porque lo que hago fuera del campo es más importante que lo que hago en él”.
“Yo siempre supe que había un Dios, pero nunca había tenido una pasión por Él”, aseguró el beisbolista. Deidre, quien pronto sería su esposa, a las pocas semanas de conocerse lo llevó a la iglesia y el interés de Albert por conocer de Dios, creció en él. Con tan solo dos semanas asistiendo, comenzó a hacerle preguntas a Deidre, quien le explicó la diferencia entre vivir eternamente con Cristo o vivir en condenación. Una semana después, dio el paso más importante de su vida, entregó su corazón a Jesús. “Yo le dije: aquí estoy, Señor, toma el control de mi vida. Quiero lo que las demás personas en la iglesia tienen, el gozo, la pasión, el amor. Yo quería eso. Fue un momento decisivo en mi vida”, resaltó.
Desde entonces, su vida se la ha dedicado completamente a Cristo. “Desde ese momento he podido sentir cómo mi vida fue cambiando, se transformó y dio un giro completo”, aseguró.
“Dios es quien me mantiene humilde, a Él es a quien le doy todo el crédito por lo que hice en las Ligas Menores”.
Además, agregó “claro que quiero ser un buen jugador de béisbol pero también quiero ser un esposo y padre guiado por Dios y así darle el ejemplo a mis hijos. Hace 20 años yo pensaba que todo giraba a mi alrededor y que yo era lo más importante hasta que encontré al amor de esa persona que llenó los vacíos de mi corazón, Jesucristo, quien murió por mis pecados”.
En el 2005 Albert y su esposa crearon la Fundación Familia Pujols, que se encarga de cuidar y velar por los niños con Síndrome de Down. La hija mayor de Pujols, Isabella, nació con esa condición, de allí que la familia decidiera abrir la fundación para poder ayudar a otros niños de escasos recursos.
Esta fundación se centra en el “compromiso con la fe, la familia y otros”. La organización promueve el conocimiento del síndrome de Down y trabaja para apoyar a aquellos que lo tienen y a sus familias, ayuda a los pobres en la República Dominicana, y apoya a las personas con discapacidad y/o enfermedades que amenazan su vida.
La familia Pujols confiesa abiertamente a Jesús como su Señor y Salvador y así lo declaran en la página web de la fundación. “En la familia Pujols Dios es lo primero. Todo lo demás está en un distante segundo lugar”. Pujols además escribe “la meta de mi vida es traer gloria a Jesús. Mi vida no está en su mayoría dedicada al Señor, está 100 % comprometida con Jesucristo y Su voluntad. Dios me ha dado la capacidad de tener éxito en el juego de béisbol. Pero el béisbol no es el fin, el béisbol es el medio por el cual mi esposa, Deidre, y yo glorificamos a Dios. El béisbol es simplemente mi plataforma para alabar a Jesús Cristo, mi Señor y Salvador”.
La vida de Albert fue de puro éxito desde su debut en el béisbol, llegando a ser parte por mucho tiempo de los mejores jugadores del mundo y de la historia, pero a pesar de todo lo que ganó, él nunca se dejó influenciar por eso, siempre puso a Dios en primer lugar, su entrega al Señor no le fue suficiente ya que dio el 100% de su vida a servir a Jesús.