En esta charla junto a Sebastián Liendo, el ministro reflexionó sobre puntos claves para entender y expresar el cumplimiento del propósito eterno en nuestros días y como es nuestro mover en la obediencia y nuestra tarea como iglesia hoy en día.
Vivir en el cumplimiento de la promesa
El Evangelio está diseñado para ser vivido. Nada de lo que Dios diseñó se creó para quedar obsoleto. Si se puede vivir el Evangelio que se anuncia.
Es un desafío porque somos una generación que nos gusta tener los siete pasos para todos, cuando las cosas son mucho más sencillas cuando esa Verdad nos absorbe. A veces somos muy rebuscados en la manera en la que queremos vivir el Evangelio para justificar que no lo podemos vivir.
Creo que Dios nos está llamando a experimentar su Evangelio. Sé que creo algo porque lo puedo vivir en mis días. Sé que tengo fe en Dios porque lo puedo expresar y eso se puede ver ahora mismo.
La obediencia
A veces obedecemos porque entendemos y a veces entendemos para obedecer. Nos gusta mirar lo que hay detrás de la puerta antes de entrar, el problema está en que no podemos hacer un patrón de eso porque Dios no nos llama a ver sino a obedecer.
Es por fe, no por vista. Pero en la medida en la que vamos creciendo en obediencia, vamos necesitando menos la vista. Porque no necesito ver lo que hay del otro lado para obedecer.
Por ejemplo, el libro de los Hechos está plagado de testimonios de gente que se movió por obediencia, no por fe. Felipe no tuvo fe para ir a predicarle al etíope eunuco. Tuvo obediencia. Entonces creo que la graduación de la fe es la obediencia. Cuando alcanzamos madurez en la fe, en la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve, llegamos al nivel de la obediencia y a veces no veo el por qué tengo que perdonar pero lo hago.
A veces no veo por qué tengo que amar a mi hermano, no veo por qué tengo que poner la otra mejilla, pero obedezco aun cuando no siento de hacerlo. Tendemos a pensar que tenemos el derecho a réplica pero Dios no nos llamó para ejercerla. Cuando vienen las bofetadas uno quiere devolverlas pero Dios no me llamó a reaccionar sino que me envió a que ponga la otra mejilla.
Jesús en los días de su carne tuvo que aprender a obedecer. Necesitamos desarrollar el arte de la obediencia a Dios y transmitirlo a nuestros hijos, hermanos, compañeros y discípulos.
La Iglesia de los Hechos no hacía nada que Dios no mandara primero, miremos lo que dicen las escrituras”nos pareció bien al Espíritu Santo y a nosotros”.
La primera camada de la Iglesia logró reunir de 35.000 personas a 2 millones en un proceso de 15 años. ¿Cómo lo lograron? Porque tenían un secreto. El Espíritu Santo hablaba y ellos obedecían. No tenían que convencerlos, no tenían que verlo, no tenían que creerlo, no tenían que entenderlo, solamente tenían que obedecerlo.
La mochila que cargan las iglesias
Creo que mencionaría tres: Número uno mi voluntad. Porque a veces yo no quiero obedecer, pero no se trata de lo que yo quiera, se trata de lo que Él quiere. Número dos: mis intereses, porque a veces antes de obedecer pienso si me conviene.
Entonces mis intereses personales detienen el avance del propósito de Dios.
Número tres diría yo que son mis deseos. A veces no deseo lo que él quiere.
He visto y he llegado a esta conclusión que creo que está sujeta a consideración, pero es muy fácil imitar, es muy fácil imitar predicaciones, copiarlas hoy con Google y con YouTube copias los bosquejos y los puede predicar. Es muy fácil repetir frases, es muy fácil resaltar, es muy fácil cantar, imitar al que canta, imitar hasta los modismos del que canta.
Lo que no se puede copiar es la pasión. Y la pasión surge de alguien que lo vio y esa pasión muchas veces va contra mis deseos, porque a veces yo deseo dormir, a veces deseo pasar más tiempo con mi familia, a veces deseo irme de vacaciones. Sí, pero no se trata de mis deseos.
Entonces, cuando yo veo y contrapongo mi voluntad por su voluntad, mis intereses por sus intereses, mis deseos por sus deseos, lo que encontraré será una generación libre de mochilas, que vaya más rápido y que sea mucho más efectiva. Porque si algo está visto en las Escrituras, sobre todo en el Nuevo Testamento, es que la Iglesia es más rápida cuando está libre de estas cosas.
Entrevista completa: