No, no se sabe cuando fue el nacimiento
El 25 de Diciembre es una de las fechas más importantes para la cristiandad, cualquiera sea la denominación o rama. Sin embargo, los Evangelios nunca especificaron la fecha exacta del nacimiento del Mesías. No hay pistas, ni rastros, ni pericias de alguna idea o momento al cuál poder acercarse. No hay rastros de eventos meteorológicos para determinar, aunque sea, ligeramente el mes o la estación.
El establecimiento de los días finales de diciembre como la Navidad se estableció en los siglos posteriores a la escritura de la Biblia, cuando el Evangelio había alcanzado renombre y había conquistado al Imperio romano.
De Saturnalia a la Navidad
El 25 de diciembre era un día especial para los romanos. Era el día más importante del año. Este día era dedicado al dios Saturno, y para conmemorarlo se realizaban distinto festejos.
Estas fiestas eran dedicadas al desenfreno, la diversión e incluso la locura. Para entender su verdadero significado, debemos comprender que estas festividades tenían lugar tras un duro año de trabajo, ya fuera en la ciudad o en el campo, donde precisamente encontramos su origen.
¿Cómo un festejo tan desenfrenado llegó a representar uno de los días más importantes de los cristianos? Pues cuando el cristianismo llegó a ser la religión oficial, se pretendió “limpiar” las festividades paganas y darles un sentido más limpio y referido a Cristo. Por ello se estableció como el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre. ¡No entres en pánico! No quiere decir que dejes de comer, juntarte, etc. ¡El significado se lo pones tú! Lo importante es que un día nació nuestro Salvador.
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El establo que no fue, el pesebre de la cueva
Como escribe Báez-Camargo (1979) en su libro Comentario arqueológico de la Biblia: “La tradición, que data por lo menos del siglo II d. C., señala como el lugar del nacimiento de Jesús una gruta sobre la cual se eleva la actual Basílica de la Natividad, en Belén”.
La Biblia de Estudio NVI Arqueológica (2009), en su nota al pie de página del capítulo 2 de Lucas, reafirma la idea de que Jesús nació en una cueva, debido a que dice: El “pesebre” era un abrevadero de animales. Esta es la única indicación de que Cristo nació en un establo. Tradiciones muy antiguas sugieren que fue en una cueva, tal vez usada como establo. Justino mártir en el siglo II d. C., declaró que Jesús nació en una cueva cerca de su pueblo.
Al estar de viaje, debido al censo que se mandó a realizar, es probable que José y María no encontraran posada ni fonda disponible, debido a la cantidad de personas que estaban en viaje y circulando. El “establo” que refiere la Biblia debe haber sido una cueva que, después, se popularizó como sitio sagrado y donde se erigió una capilla. Entonces, quizás, el próximo pesebre que armemos debajo del árbol, debería tener más forma de cueva que de establo. Solo para estar seguros.
Hablando de árbol, no quisiera extenderme. Pero el origen tampoco es cristiano. Sí, adivinaste. Es una costumbre celta, la de decorar un árbol que ellos creían sagrado. Pero volvamos a las referencias bíblicas.
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Los sabios parecen ser reyes… o magos
Nuevamente la Biblia de Estudio Arqueológica nos devela un poco el misterio de quiénes eran estas personas. Un adelanto, a riesgo de hacer spoiler: no eran tres.
Originalmente una casta religiosa entre los persas (actuales iraníes), los magos se dedicaban a la astrología, la adivinación y la interpretación de sueños. Los magos eran probablemente de Persia o del sur de Arabia, y ambos lugares se encontraban al oriente de Tierra Santa. Herodes temió que la visita de estos reyes fueran fuerzas invasoras que venían a aliarse y a sacarlo del trono.
Nota del capítulo 2 de Mateo
Algunas versiones se refieren a estos como sabios, reyes, magos o adivinos. Lo más probable es que no hayan sido reyes sino personas importantes de las regiones orientales, como ser; el actual Irán, Irak o la India (irónicamente, los lugares más antiisraelíes en la actualidad), quienes observaron la estrella y la entendieron como un mensaje importante.
Sí, son importantes los regalos que entregaron debido a que el oro, el incienso y la mirra eran productos caros. Por lo tanto, es muy probable que la familia los haya usado en momentos de escasez o necesidad. ¡Cómo Dios suple todo lo que necesitamos!
¿Cómo se popularizó que eran tres? Por las historias mediavales.
¿Entonces?
¿Qué pasó en realidad? ¿Festejo o no festejo? En algún momento se produjo el nacimiento. Un día vino al mundo a salvarnos y cambiar toda la historia y nuestra historia. ¡Qué importa si hay pinos, luces, colores o regalos!
Navidad es una buena época para celebrar a la familia, a la unión y a Jesús que puede suplir lo que quizás no tengamos: vida eterna.
Que haya nacido Aquel que puede cambiar todo de un momento a otro es motivo para festejar. ¡Dejemos el cotillón, si hay que festejar o no, la fecha exacta o quiénes eran los reyes, y celebremos al que nació pobre para que vivamos en bendición!