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Renuncia al divorcio

“Ya no nos amamos”, “estoy cansado de luchar” ,“hemos llegado muy lejos con esta relación y ya no hay retorno”, son solo algunos de los argumentos que personas en todo el mundo están usando para justificar el divorcio.

Se hace muy difícil restaurar un matrimonio cuando la infidelidad, el abuso y la negligencia han manchado una relación que en algún momento era exuberante y feliz si no somos intencionales y estamos dispuestos a pagar el precio que requiere salvar una relación.

Para muchos es más fácil buscar una nueva relación para encontrar lo que han perdido en su matrimonio en lugar de pagar el precio para resucitar lo que ha muerto entre ellos.

Es imposible restaurar un matrimonio si cada vez que tenemos diferencias llamamos al divorcio como la solución a nuestro conflicto.

La Biblia es clara al respecto cuando dice que la vida y la muerte se encuentran en el poder de la lengua. Cada vez que pronunciamos la palabra divorcio activamos en el mundo espiritual dicha maldición y ponemos en movimiento al mundo espiritual en nuestra contra.

En otras palabras, nuestras declaraciones crean una atmósfera que luego el enemigo se encarga de concretar en el mundo físico con la intervención de demonios enviados para tal fin.

Quizá tengas razones suficientes para argumentar un buen merecido divorcio por el trato, descuido o traición por parte de tu cónyuge. Pero para restaurar una relación debes hacerlo sin esperar ver vestigios de cambio, es por fe. La fe es lo que nos lleva a actuar sin ver, si esperas ver para poner de tu parte, perdonar y volver a empezar, el divorcio simplemente será inevitable.

Muchos divorcios se hubieran podido evitar si por lo menos una de las partes hubiera decidido seguir batallando, buscando ayuda y tomando la decisión de dar a pesar de no recibir nada a cambio.

El matrimonio se basa en el compromiso de amar sin importar lo que nos suceda por el camino. Es por lo que la Biblia define al matrimonio como pacto y no como contrato.

¡Declárale hoy mismo la guerra al divorcio! He aquí algunas sugerencias para hacerlo:

  • Pídele al Espíritu Santo que te de dominio propio para frenar tus palabras y NUNCA volver a pronunciar la palabra divorcio. Debes cambiar tu confesión, no sigas declarando muerte sobre tu relación matrimonial cada vez que tengan un argumento.
  • Pide a Dios que te ayude a cambiar tú en primer lugar.
  •  Pide a Dios que te de sus ojos para ver a tu cónyuge como Él lo ve y que te llene de Su amor para amarlo así como Él lo ama.

Muchos jamás han pensado que el divorcio algún día tocaría su puerta hasta que en el momento menos esperado allí estaba. Nadie planifica un divorcio en el momento de contraer matrimonio. Pero hay señales que evidencian que el divorcio está tocando la puerta. A continuación, te dejo algunas de ellas:

  •  Has fantaseado de cómo sería tu vida si te divorciaras y volverías a estar soltero. Este sentimiento surge cuando las crisis son frecuentes y la frustración se hace presente por la condición de la relación que se va deteriorando cada vez más.
  • Hablamos, pero no nos comunicamos. Las únicas conversaciones son de cosas superficiales relacionadas a los hijos, el trabajo o el clima.
  •  Prefieres desahogar tus luchas y frustraciones con terceras personas pues no sientes conexión con tu cónyuge.
  • Eres el único que busca restaurar la relación.
  •  Se ignoran, aunque se encuentren solos en una habitación y actúan como extraños. Es como si viviéramos en modo piloto automático.
  •  La intimidad sexual es cada vez menos frecuente pues estamos desconectados emocionalmente.
  •  Durante las discusiones frecuentemente pronunciamos la palabra “divorcio” como una alternativa.
  • Generalmente las discusiones son sobre el mismo tema no resuelto.
  • Te sientes mejor cuando estás solo o sola.

Oración modelo:

«Padre Celestial vengo ante tu trono de gracia consciente que he te he fallado. He maldecido mi relación matrimonial en varias ocasiones con la palabra divorcio. Perdóname por haber permitido que por mi boca saliera esa palabra».

«Hoy soy consciente de mi error y de lo que esta declaración de divorcio ha activado sobre mi vida y matrimonio».

«En el Nombre de Jesucristo antes que nada te pido perdón por haber maldecido lo que Tú has bendecido».

«Hoy rompo el poder del divorcio sobre mi matrimonio y mis generaciones».

«Con la autoridad de tu Nombre declaro rota toda maldición heredada de divorcio y fracaso matrimonial. Entiendo que en la cruz he sido libre de toda maldición».

«Declaro en fe que nunca mi apellido volverá a ser manchado con la palabra divorcio. Mi hogar será conocido por todas las generaciones como un lugar en donde se engendra bendición y vida».

«Ayúdame a controlar mi lengua cuando estoy frustrado o enojado».

«Espíritu Santo dame dominio propio y toma control de mi lengua y reacciones y no permitas que de boca salgan palabras de muerte y maldición».

«Te pido como el rey David que pongas un guarda en mi boca como lo declara el Salmo 145.3.«

«Pon guarda a mi boca, oh Jehová; Guarda la puerta de mis labios.»

«No dejes que se incline mi corazón a cosas malas.»

«Quiero reproducir a partir de hoy las nueve características del carácter cristiano descrito en Gálatas 5.22-23.«

“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”.

En el Poderoso Nombre de Jesús. Amen.

Donald y Silvia Franz
Donald y Silvia Franzhttps://fortaleciendofamilias.net/
Donald y Silvia son plantadores de iglesias y fundadores de Fortaleciendo Familias. Un ministerio enfocado a la restauración y fortalecimiento de la familia. Radican en Oklahoma, Estados Unidos, junto a sus 4 hijos Sebastián (casado con Andrea), Jason, Melody y Paul.

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