La boxeadora argentina nos compartió su experiencia de cómo es vivir con Jesús, la salvación en el momento que más lo necesitaba, su título mundial y la nueva vida que tiene en Cristo.
Jorgelina Guanini nació en Necochea, provincia de Buenos Aires, hace 30 años. Es boxeadora profesional y practica el deporte desde que tenía 15 años, nos comentó que en un principio entrenaba a escondidas ya que su padre no quería que compitiera en deportes de contacto.
La deportista cuenta sobre sus inicios “desde los 12 años practicaba hockey pero sentía que necesitaba hacer algo más. Y con 15 años empecé a escaparme para hacer boxeo sin que nadie supiera, hasta que un día mi papá me siguió y me encontró en un gimnasio tirando piñas”. Desde lo persolal, ella comentó “mis padres se habían separado y yo decidí ir a vivir con mi papá a otra ciudad, él me conoce mucho y comenzó a sospechar que le estaba mintiendo, esta mentira duró dos semanas hasta que me descubrió. Él habló con los entrenadores y quedó todo bien, ya que en teoría yo nunca iba a competir, pero con el tiempo eso no fue así ”.
Pero, la historia de Jorgelina de cómo conoció el amor de Dios, tiene una historia detrás, “conocí a Jesús a los 25 años, cuando intentaba acabar con mi vida, si bien de chiquita fui a la iglesia con 7 años, antes de que mis padres se separaran, acompañaba a mi mama e íbamos a una iglesia en Necochea. Puedo decir que realmente lo conocí a los 25 años cuando me vine a vivir a España, llegue a una drástica situación y ahí fue cuando conocí el amor de Jesús.
“Cristo es la persona que me rescató, quien me ama incondicionalmente y con el amor puro de un Padre celestial”.
Guanini reveló que “había llegado a la conclusión de quitarme la vida porque me sentía vacía, sola y odiaba la vida, sentía mucho enojo. Por eso también considero que el boxeo me sirvió para poder sacar el odio que tenía dentro de mí, en vez de enfocarme en alguien, me encerraba en el deporte y me desquitaba tirando piñas, sufrí mucho la separación de mis papás, además de violencia, maltrato, muchas cosas.”
Además, agregó “desde pequeña, ya me sentía vacía, rechazada y todo lo que, muchas veces, sentimos los que llegamos a los pies de Cristo, que nada nos completa, ni una pareja ni un trabajo. Tenía muchas cosas materiales, pero sentía que nada podía llenarme, me aburría de las personas. Toda esta situación me llevó a realizar muchas prácticas que no eran de Dios, pero el verdadero amor y el perdón lo encontré cuando acepté a Jesús en mi corazón, le entregué mi vida, quería cambiar, ser transformada y así fue”.
Aunque también Jorgelina tuvo una pequeña reflexión, “´Él dice que nos dará un corazón nuevo, porque muchas veces nosotros somos los responsables de ir cambiando nuestras emociones y decisiones, es por eso que tenemos el libre albedrío. Pero, si nos sometemos a la voluntad del Padre y no a nuestra voluntad. Él se expresa”.
La nueva vida en Cristo por parte de Guanini llevó a que pueda comenzar nuevamente, esta vez, con Jesús, “desde el año pasado yo estoy viviendo en España, y el cambio se debe a que en ese momento, había vivido una separación de por medio, una relación tóxica. Tomé la decisión de vender mi auto, dejé el trabajo, lo hablé con mi papá y él me apoyó en todo y fue en ese momento que llegué a la conclusión que si mi padre biológico me apoya tanto, mi Padre Celestial cómo no lo iba a hacer.”
Desde su conversión, Jorgelina comentó que las cosas simplemente comenzaron a cambiar, que Jesús empezó a expresarse enormemente en su vida, tal es así, que en el año 2018 consiguió el título mundial de peso “Súper Mosca”, haciendo de ese día, un momento único en la historia del deporte argentino y claro, en la vida de la campeona.
“Desde el día que me convertí a Cristo todo fue para mejor«
La deportista explicó que “un profeta que me dijo que iba a ser campeona del mundo y luego se cumplio, esa fue una verdaera palabra de Dios porque no estaba en mis planes, me lo profetizaron y a los dos meses estaba peleando por el campeonato del mundo. En julio del 2018 lo recibí y en septiembre ya estaba consiguiendo el título, fue todo muy rápido.”
Guanini lleva a Cristo a todas partes, “Antes de cada pelea y cuando termino siempre le doy la gloria a Dios, sinceramente yo sin Él no soy nada y si sigo viva es gracias a Él, por eso previamente a subir al ring ya le doy la gloria de antemano por darme el talento que sin su gracia no es talento. Él nos fortalece el día a día con su poder y su cuidado todo el tiempo, me cubro con la sangre de Cristo, porque cuando digo eso hay poder en Dios. Voy a entrenar y sé que son con sus fuerzas y me fortalece.”
La necochense compartió una pequeña conclusión, “Quien lo quiere seguir a Jesús tiene que dejar muchas cosas, no es fácil pero cuando lo haces con el corazón, terminas agradandolo a Él, porque considero que va más allá de seguirlo, es como una relación”