No fuiste creado, soñado para vivir de las migajas del Reino o andar como un huérfano espiritual.
La pregunta es ¿por qué estoy viviendo de las sobras y no en la mesa de Jesús? Creo que la respuesta abre un abanico de opciones, pero quiero enumerar algunas:
- Los errores del pasado muchas veces te llevan a creer que no mereces estar en los planes de Dios, que lo que hiciste no tiene remedio y arreglo en tu presente y mucho menos en tu futuro.
- Las fallas del presente. El pecado trae culpa y la misión de poner pensamientos incorrectos como “ya Jesús no me usará”, “mi vida no tiene sentido”, “vivo errando con lo mismo”, “no puedo servir, porque no puedo superar mis pecados”, “cristo ya no confía en mí, porque vivo fallando”.
- Falta de perdón, no de perdonar a otros, sino de perdonarme a mí mismo. Los grandes fracasos ministeriales vienen por consecuencia de no poder perdonar ciertos errores o falencias en mi vida espiritual.
- Falta de fe. No puedo llegar a creer en todo lo que Dios me prometió, porque no me veo capacitado para alcanzar su propósito y caminar en su llamado.
Estoy seguro de que si estás leyendo este articulo te vas a sentir identificado con algunas de las opciones anteriores, como en algún momento me pasó en mi vida.
¿Qué tengo que hacer para sentarme en la mesa de Dios?
Primero debo entender que no soy un huérfano espiritual, que mi paternidad viene de Dios y haga lo que haga Jesús siempre me llamará a sentarme en su mesa, siempre guardará un lugar para mi vida. En Efesios 4:6 dice es un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos y por medio de todos y en todos.
Nuestra Paternidad es divina, celestial. “Jesús nunca se cansará de llamarte hijo e hija”, porque Cristo desea que corramos a sus brazos y volvamos al lugar donde pertenecemos.
“Tu lugar es estar en los brazos de Dios y no fuera de Él”.
Segundo, necesito entender que Dios se olvida de mis errores y pecados, como dice en Isaías 43:25: “Yo soy el que por amor a mí mismo borra tus transgresiones y no se acuerda más de tus pecados”.
¿Por qué sigues luchando con algo que Dios ya olvidó? El perdonarte es poder darle lugar a la gracia en tu vida, porque el perdón te sana, y la falta de perdón enferma los sueños de Jesús en tu vida.
Déjame decirte que esto es un proceso de crear hábitos saludables, de construir sentimientos y emociones sanas para poder desarrollar una vida espiritual firme y tener la convicción de que Cristo ya me perdonó.
“Dios todavía tiene mucha tinta para seguir escribiendo tu historia”.
No te quedes fuera de la mesa de Jesús por algo de lo que Él ya ni se acuerda y restauró en tu vida. En fin, quizás esta temporada has estado viviendo de sobras o migajas por todo lo que hemos charlado, pero ahora sabes que esto no tiene que ser así.
Jesús está llamando a una generación que se siente en su mesa, que coma de su banquete. La mesa de Cristo es un lugar donde las promesas se concretan y tu vida camina en el propósito que Él diseñó desde la eternidad para ti.
No abandones, no te canses, no desistas, porque hay un Padre que tiene un lugar reservado en su mesa y que está esperando con los brazos abiertos para recibirte.