La creación clama por la manifestación de los Hijos de Dios.
Si seguimos los acontecimientos nacionales e internacionales actuales, llegaremos a una conclusión muy sencilla y a la vez, muy compleja: Estamos en crisis. En realidad siempre lo hemos estado, siempre ha pasado algo en alguna parte del globo. Pareciera ser, que hemos sido testigos de acontecimientos que quedarán en los libros de historia.
Vemos que no es solamente alrededor del mundo, como por ejemplo, lo que sucede en Ucrania, sino también los incendios en nuestro país, la crisis económica, crisis sociales. Los adolescentes, jóvenes y algunos adultos que cada vez están más perdidos y todo se traduce a violencia física y verbal, en los hogares y en las calles. Realmente estamos en crisis.
Muchas veces, hemos optado por mirar al costado, hacer de cuenta que simplemente pasará algún día y que no somos parte de todos estos conflictos Sin embargo, debiéramos comprender: Fuimos llamados a ser luz y sal en este mundo.
La indiferencia no es una opción ante el sufrimiento de las personas. Es verdad que siempre se genera ese temor a asumir una responsabilidad que no sabemos si la vamos a llevar hasta sus últimas consecuencias; pero, en esta nota, quiero desafiarte a experimentar un quebrantamiento que quizás hasta ahora no has experimentado.
Quebrantarse es literalmente quebrarse, derramarse por algo, llorar, clamar, incluso sentir angustia por algo. Eso mismo, es a lo que estamos siendo llamados.
Somos llamados a angustiarnos por los perdidos, por aquellos que están muriendo, por los desamparados, por los que no conocen la verdad del evangelio.
Cris Ariel
Hemos sido llamados a dar la vida por amor a aquel que dio a su Hijo en la cruz para que todo aquel que en Él crea no se pierda mas tenga vida eterna (Juan 3:16). No hemos sido llamados a mirar al costado, a hacernos los ciegos, fuimos llamados a llorar con los que lloran de la misma manera que reímos con los que ríen.
Amar a quienes Dios ama nos lleva a sufrir por aquellos que el Padre quiere rescatar. Nos tiene que quebrantar el perdido, la desolación del mundo, la desesperanza, las guerras, nos tiene que romper cuando las personas se matan entre si por orgullo y vanidad cuando fue creado para disfrutar de la paz y el amor de Dios en todo su esplendor.
Orar por las naciones es una de las cosas que el Espíritu Santo nos inspira en la intimidad. Anhelamos la manifestación del Hijo en la Tierra.
No se trata de pretender salvar el mundo, como si pudiésemos hacerlo, sino que se trata de derramar nuestro corazón en Jesús, clamar por su venida, interceder. La intercesión es importante, siempre lo ha sido, el enemigo ha intentado tergiversar lo que es la intercesión.
Hemos sido llamados a salir de la zona de confort, de movilizarnos hacia los que están solos y en crisis. Si eso no nos quiebra, si no nos quiebra el que no conoce a Jesús, entonces nos hemos vuelto piedras.
Somos llamados a interceder a favor de la paz y la manifestación del cielo en la Tierra. Las oraciones son muy necesarias ahora, levantar ambientes de adoración e intercesión es importante, ahora. Cuando amamos lo que Papá ama, entonces estamos aprendiendo a amar a Dios de manera profunda porque nos interesa lo que a Él le interesa.
Cuando definitivamente, nuestro corazón se conecta con el Cielo, entonces el Señor nos guía a cómo interceder.
Cris Ariel
Estamos siendo llamados a rompernos las rodillas en oración y postrarnos no solo físicamente sino en el corazón, estamos siendo llamados a dejarlo todo y seguir a Jesús de manera radical y experimentar el amor que Él da a los demás.
Sé que quizás he sido muy repetitivo y redundante, pero es necesario remarcar esto: Es tiempo. Hay que avanzar a pesar del miedo. Que tu corazón se quebrante por aquellos que Dios quiere alcanzar es una señal de que amas lo que Dios ama.
Oremos por Ucrania, oremos por Rusia, por Argentina, por Latinoamérica, por Europa, oremos por Corrientes, por Río negro, Bariloche, por los polos que se derriten, por el calentamiento global, oremos por aquellos que están muriendo, por aquellos que están ciegos y sordos como para escuchar la voz de la paz y la justicia. Oremos, busquemos a Dios con un corazón quebrantado, comprendamos que hemos sido llamados a angustiarnos por los perdidos, a tener cargas sinceras por lo que no conocen a Jesús.
Si hacemos esto, las acciones brotarán, las instrucciones serán dadas y las puertas abiertas para alcanzar a aquellos que hoy lo necesitan.
Hemos sido llamados a quebrarnos por este mundo, por amor a aquel que lo ama tanto que dio su vida por Él.