Siempre podemos confiar en Dios, que prometió hacernos descansar en verdes pastos, como dice el Salmo 23. Justamente de esto se trata la nota de hoy: la imagen de Jesús como el Buen Pastor, según el Evangelio de Juan.
Las últimas notas también nos hemos dedicado a rescatar aquellas metáforas que Juan dejó registradas en su libro. Primero comentamos sobre Jesús como la Luz del Mundo, luego sobre el Pan de Vida y ahora, el Buen Pastor. Para adelantar algo, notemos que todas son cualidades positivas, brindan esperanza y, por ende, nosotros deberíamos ser igual, todos los días.
La unión entre el Antiguo y el Nuevo Testamento
El pastor de ovejas era un oficio y un trabajo muy común en el Medio Oriente, y lo sigue siendo. Generalmente, lo desempeñaba el más joven de la familia, un caso famoso es el del Rey David. Por lo tanto, la imagen del pastor también se usó en varias profecías y poemas del Antiguo Testamento.
Aparte del famoso Salmo 23, que ya citamos en el principio, existen otros pasajes utilizando la figura de un pastor. Algunos son mensajes de consolación, otros demuestran el estado de tragedia por el que estaba pasando Israel:
“Y como gacela perseguida, y como oveja sin pastor, cada cual mirará hacia su pueblo, y cada uno huirá a su tierra”, Isaías 13:14.
“También quebrantaré por medio de ti al pastor y a su rebaño; quebrantaré por tu medio a labradores y a sus yuntas; a jefes y a príncipes quebrantaré por medio de ti”, Jeremías 51:23.
Por lo tanto, el símbolo de lastimar y herir a los pastores era igual de representativo y significativo que lastimar los cultivos. Era una señal clara de cómo actuaría el juicio de Dios sobre la tierra.Una clara profecía, citada luego por Jesús, es la que aparece en Zacarías, prediciendo lo que sería su arresto y muerte en la cruz, cuando lo abandonaron sus discípulos:
“Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas”, Zacarías 13:7.
Así, podemos ver cómo Jesús representa algo que era conocido en la Tierra Santa, pero también que se venía utilizando como figura de consolación, de protección y de amparo, como se ve en este pasaje que quiero dejar, para demostrar que no todo fue castigo en el Viejo Testamento:
“Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas”, Isaías 40:11.
Entonces, Jesús encarna esa parte más elemental del cuidado de Dios, simbolizando que, si tenemos pastor, estamos seguros y protegidos, especialmente en nuestros momentos de debilidad.
Pastor y Puerta
Volviendo a Juan, es en el capítulo 10 donde hace énfasis en la figura de que Él es el pastor de todos nosotros. Pero hace una importante aclaración: es el Buen Pastor. Puede tener muchas interpretaciones; sin embargo, quiero prestarle atención al contexto: hablaba a judíos, personas que conocían la ley y que, supuestamente, obedecían sus mandamientos. Pero, los que debían cuidarlos y enseñarles las palabras verdaderas no lo hacían, sino que eran malvados e hipócritas. Por esto, aclara que sus verdaderas ovejas “reconocerán su voz”. Es decir, que no seguirán a cualquiera que solamente hable, sino a aquél que en verdad pretende el bien de las ovejas.
En los versículos 6 en adelante agrega una cosa más: él es la Puerta de las Ovejas, es decir, que además de cuidar las ovejas, alimentarlas, protegerlas, también es quien permite acceder a esos lugares espaciosos para descansar. Sólo Él puede hacerlo. Por esto aclara que “el ladrón viene a matar, robar y destruir; yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”. Aquí compara la vida en abundancia con la puerta que lleva a esos pastos (versículo 9).
Termina hablando de que las ovejas reconocen su voz y él las llama por su nombre. No llama a todas, sino solo a las que son de Él, dejándonos un mensaje claro: para conocer quién habla hay que tener vida devocional con Él, para no confundirnos con cualquier voz que solo pretenda destruirnos.
Este es el mensaje claro de Jesús, reinterpretando aquella versión del Pastor del Antiguo Testamento, pero dejándonos las enseñanzas claras. En esto no podemos imitar a Jesús, es decir, podemos ser luz en el mundo, podemos impartir el pan de vida, pero no podemos ser el Buen Pastor, éste es sólo uno. Lo que sí podemos es asegurarnos de que estamos escuchando la voz correcta y ayudar a otros a que encuentren esa puerta que los llevará a buenos pastos.