Estas medidas se toman para obligar a los cristianos a apoyar la agenda comunista y abandonar su fe.
Es de público conocimiento cómo el Partido Comunista Chino ha tenido como blanco a los cristianos, al punto de ejercer su poder autoritario hasta la censura en Internet. Para este 2022 ha ido más lejos y anunció nuevas restricciones y regulaciones para contenido religioso.
“Medidas Administrativas para los Servicios de Información Religiosa en Internet”, es como se conoce a la nueva legislación que entrará en vigencia el 1 de marzo de 2022.
La ley determina una “Licencia de Servicio Informático Religioso” para todo grupo religioso que quiera compartir contenido en Internet. Es decir que, según expresa el informe, sólo las organizaciones “legalmente establecidas” podrán exponer contenido religioso de forma online, lo que se reduce a apenas cinco grupos en China que pueden hacerlo y dejando fuera a las demás congregaciones.
Se estima que en China hay al menos 97 millones de cristianos y muchos de ellos se reúnen en iglesias subterráneas “ilegales” para el gobierno, según la organización Puertas Abiertas, que monitorea la persecución religiosa en al menos 60 países en el mundo.
¿Cuáles son los cinco grupos autorizados para “ejercer” religión?
La Asociación budista de China, la Asociación Islámica de China, La Asociación Taoísta China, la Asociación Patriótica Católica China y el Movimiento Patriótico Protestante de las Tres Autonomías. Aun contando con el permiso de compartir contenido religioso en Internet, estas organizaciones serán sujetas a vigilancia y limitaciones para asegurarse de que cumplan con no «incitar a la subversión del poder estatal, oponerse al liderazgo del Partido Comunista Chino (PCCh), socavar el sistema socialista, la unidad nacional y la estabilidad social». Y que tampoco usen Internet para «inducir a los menores a que se vuelvan religiosos, organizarlos u obligarlos a participar en actividades religiosas».
¿Qué dispone la nueva ley?
“Pueden compartir sermones y lecciones, pero estos serán chequeados por las autoridades, para asegurar que promuevan valores socialistas y que apoyen al Partido, además de que no promuevan proselitismo religioso. Las universidades y colegios pueden compartir contenido en Internet solo a sus estudiantes. Cualquier intento de involucrar ‘menores a creer en religión’ dará por terminada la licencia”.
Está prohibido por ley compartir imágenes o comentarios de “ceremonias religiosas que adoren a Buda, quemen incienso, se hagan ordenamientos, bautismos, etc.”.
En cuanto a las librerías religiosas, únicamente las que están autorizadas pueden vender literatura que promueva las ideologías comunistas y la doctrina de pensamiento del presidente Xi Jinping.
Las transmisiones en vivo o las grabaciones en línea de ceremonias religiosas también están prohibidas por ley. Las iglesias, universidades y grupos religiosos que quieran hacer adoración en línea también deberán tramitar el permiso de servicio de información religiosa en Internet.
Se prohíbe, además, que una organización o individuo recaude fondos en “nombre de la religión”. Según The Global Times, que es el periódico estatal de China, “cualquier organización o individuo chino que opere servicios de información religiosa en línea debe presentar una solicitud a los departamentos provinciales de asuntos religiosos».
Recordemos que hace pocos meses China emitió otra serie de regulaciones y removieron todas las aplicaciones bíblicas y cuentas cristianas de todas las tiendas online. Está confirmado que en las tiendas de Apple ya no se encuentra disponible para descargar ni el Corán ni la Biblia.
A raíz de la pandemia COVID-19 se afirmó el cierre de salones religiosos y muchos cristianos empezaron a reunirse en hogares y a transmitir online las reuniones. La nueva ley abarca la prohibición de estas transmisiones también por ser considerados un “grupo religioso” que no profesa a favor del régimen de gobierno actual.
Cientos de cristianos en China se aprenden la biblia “de memoria” y por la vida del Espíritu Santo actuando en ellos, pueden mantenerse firmes en la fe y vivir la libertad que sólo Cristo otorga, a pesar de que su país ocupa el puesto 17 entre los lugares más peligrosos para vivir y de mayor persecución a cristianos.