El arte visual está en crecimiento continuo en estos años. Los artistas capturan nuestra atención con el arte gráfico logrando plasmar sus mensajes, conceptos e historias, no solo para el deleite del ojo sino también para transmitir un sentir. Con La Corriente conversamos con Siro Mas, un pintor que, mientras viajaba en un colectivo, sintió el llamado de Dios a comunicar el mensaje de Cristo a través de los colores.
Oriundo de la ciudad de Córdoba Capital, Argentina, Siro realiza obras por encargo para todas partes del mundo. A través de sus redes sociales comparte un poco de su trabajo, con el que transmite el mensaje de Jesús, teniendo una gran y positiva respuesta por parte de sus seguidores.
Preparándome para iniciar la conversación con Siro pude observar que detrás de él había un cuadro con un león mirando hacia el cielo. El joven pintor tiene una gran fascinación por este animal, que representa a Cristo. Me topé con un chico que no solo es conocedor de la pintura sino de materias como la sociología, filosofía y música, y esta terminó siendo una entrevista enriquecedora en donde Cristo tomó el primer lugar.
L.C: Sabemos que lo que vemos de un artista es solo un poco de lo trabajado en privado, ¿Cómo fue que comenzaste a mostrar tu arte?
Siro: En realidad empecé a mostrarlo cuando terminé mi primer año de la carrera. Estoy estudiando artes visuales en la Universidad Nacional de la ciudad de Córdoba, y me lancé por una licenciatura, ahora estoy en la tesis.
No lo mostré antes porque hasta entrar a mi facu yo no había pintado nada; empecé a estudiar sin saber cómo pintar. Por preconcepto yo ya contaba con que no era un pintor bueno; de hecho, en mi etapa de secundaria no dibujaba porque consideraba el dibujo una pérdida de tiempo, tanto así que en mi contexto se esperaba que estudiara algo más estructurado, como administración de empresas, abogacía o psicología.
Pero me lancé por estudiar esto y fue simplemente porque Dios me habló en un colectivo, yo estaba sentado al lado de la ventana y le dije a Él “¿qué querés que estudie?” y Él me respondió “artes visuales”. Obviamente hubo todo un proceso para llegar allí, pero cuando Él me soltó la palabra fue en un simple y sencillo colectivo.
LC: Quizás esta es una pregunta que muchos no se animan a hacer. ¿Cómo fue que escuchaste la voz de Dios? ¿Qué escuchaste específicamente?
S: Fue una impresión, no fue una voz audible, pero dentro de mí sí fue audible, entonces eso lo volvió tangible y simplemente le creí. Yo creo que cuando Dios habla algo, lo que nos ayuda a discernir si es o no es su voz es que su voz siempre va cargada con su presencia, siempre va acompañada de fe. Si yo en ese momento hubiese dudado, entonces olvidate. Pero hubo una seguridad muy fuerte en medio de un contexto ordinario como lo es un colectivo.
LC: Todos tus cuadros, tus pinturas y tu arte están abocados a compartir la fe en Jesús, ¿cómo es el proceso de la creación de tus obras?
S: Me gusta decir que la inspiración. O sea, yo me inspiro a mí mismo. La palabra «autodidacta» no existe. Es decir, yo puedo aprender a tocar un instrumento y por haberlo hecho sin la ayuda de un tutor o de un maestro puedo intentar convencerme de que aprendí a tocar el instrumento por mí mismo y todos saben que no fui yo el que inventó las escalas, las notas, las partituras y menos la afinación estándar sobre la cual estoy tocando.
Entonces nadie puede decir que por inspiración hace las cosas de la nada absoluta, porque eso es algo que solamente Dios puede hacer. Nosotros siempre partimos de algo que hemos visto y oído, de hecho, fíjate que cuando a Jesús le hacían una pregunta más o menos parecida a lo que vos me estás diciendo Él respondía “Yo hago lo que veo que mi Padre hace, yo hago lo que aquel que me envió hace”.
Creo que como artistas tenemos que partir de la premisa de ser abiertos a la inspiración que viene el Espíritu Santo, pero a su vez reconocer que Jesús no es solamente una cabeza sino también un cuerpo, y dentro de ese cuerpo hay otros artistas y gente que va mucho más adelantada que uno; es tener la sencillez y la humildad de aceptar que mi obra puede estar basada en la obra de alguien más, entonces ese es un camino para aprender excelentísimo, porque mucho del proceso para crear una obra se basa en ver obras que ya fueron hechas y a eso buscarle una vuelta.
Por ejemplo, hace poco pinté un león pero ese león ya lo había visto antes en blanco y negro. Entonces eso me inspiró a hacerlo colorido y me dije “este león me inspira para un montón de cosas y ahora voy a darle un sentido de cromatismo”. Entonces el trabajo se basa en eso, en enriquecerse del camino que ya fue empezado por otros y manejarse de esa forma también nos libra del individualismo.
Hay algo a favor de la psicología y de la sociología que me gusta mucho y es que estas dos ramas de la ciencia ya no aceptan en su léxico actual la palabra «individuo» sino que la reemplazaron por «sujeto». Porque aun ellos mismos se dieron cuenta de algo que quizás como cristianos todavía nos falta mucho entender y es que siempre estamos sujetos a algo, o en nuestro caso a alguien, que es más alto que nosotros. Fíjate qué interesante esta pregunta que me hiciste y a dónde lo llevo: al elaborar una obra, su primera obra de maldad, Dios apareció y les preguntó “¿quién te enseñó la desnudez?”, entonces siempre es sano examinarse y dejarse examinar por Dios.
LC: En tu descripción de Instagram te definís como “ artista de un reino que sólo busca aplaudir al Rey», y me nace preguntarte. ¿Crees que como cristianos a veces aplaudimos más al que comparte el mensaje que al mensaje?
S: Sin duda. Yo creo que nosotros como creyentes tenemos dos opciones que van a determinar la eficacia de nuestra fe. Es decir, hay una diferencia si yo «invito» a Jesús a formar parte de mi reino o si yo entro al Reino de Jesús para formar parte del suyo; cuando me rijo por lo segundo que es lo que realmente cuenta, es ahí cuando conozco que como sujetos no somos dignos de esos aplausos, de esas alabanzas. Todo nace de Él y todo siempre vuelve a Él.
Creo que como generación no sólo estamos alentando con el aplauso a las personas que producen el mensaje sino también a algo que ya se está institucionalizando y que yo lo llamo «cristianismo pop» o «pop Christianity».
Yo creo que en el cristianismo se está evidenciando la misma posibilidad de un cristianismo pop y es una trampa.
Así como hemos aprendido a rechazar tan rápido la religiosidad, con la misma rapidez deberíamos aprender a odiar el cristianismo pop. Al final de cuentas nos va a llevar a la trampa de que eso que nosotros quisimos hacer, a un Cristo popular, se va a terminar convirtiendo en aquello que queríamos evitar, se va a terminar convirtiendo en una religión. Una vez rota la estructura, va a aparecer un «Alejandro Magno» que va a venir a institucionalizar esa estructura, y hay que tener mucho cuidado con eso.
LC: ¿Cuál es la obra que más te identifica como persona a vos?
S: Esta obra (imagen debajo del parrafo) la terminé hace unos días y la iba a enviar a Medellín, Colombia, pero me pasaron dos cosas, fue la primera pintura ante la cual lloré y la primera de la cual no me quise deshacer. La tengo todavía sobre el lienzo. Esta obra nació a partir de un encargo, me dijeron “queremos un león colorido pero que no sea cliché”, entonces tenía que salir algo original, por eso la forma de justificar los colores en el león fue por medio de esta corona, pues todos los colores que chorrean están dentro de la corona que está derramando esa pintura.
LC: O sea que terminaste encontrando tu obra favorita a través de un trabajo por encargo.
S: Sí, ja, ja, ja.
Tengo otro cuadro que es un león en hiperrealismo, y en mi cuadro favorito lo que hice fue una figuración realista, que a su vez participa con el muralismo porque esa corona y ese chorreado ya rompen con la técnica del realismo. De hecho, la firma, en lugar de estar convencionalmente donde tendría que estar, que es en su punto de apoyo, está a su izquierda. Las decisiones en la otra pintura son algo más clásicas.
LC: Vos me comentaste que cuando terminaste esta obra lloraste. ¿Por qué lloraste? ¿Qué te transmitió?
S: Fue la primera obra que me sensibilizó porque tiene que ver con esto que yo te contaba al principio, de haber empezado artes visuales sin tener precedentes en la pintura, por eso al terminarlo sólo pude sentir gratitud, todo en un estado puro de gratitud hacia Jesús por hacer esto que hace conmigo.
LC: ¿Cuál es esa obra que siempre quisiste hacer, o que Dios puso en tu mente y nunca hiciste?
S: En esta obra doy cuenta de una transición de lo hiperrealista a algo que tiende más a lo muralista, porque en realidad es una forma de trabajo en la que yo quiero incursionar desde hace mucho tiempo, que es el muralismo, es decir, quiero salir de mi taller y pintar en la ciudad en donde esté.
No creo que Dios te llame a trabajar solamente en tu taller, lo mismo con la música; es decir, como músico no creo que tu trabajo se quede en los escenarios y en los home studio. Siempre hay un trabajo, como Jesús lo hacía. Si Él era el más grande maestro, ¿por qué no se quedaba en la sinagoga? Pasa lo propio en ese sentido.
Por otro lado, también entran en juego las obras que estoy haciendo para la tesis, de las que voy a poder afirmar que van a ser las mejores producciones que tenga hasta ese entonces, en las que voy a combinar un trabajo interdisciplinar entre la pintura y la música. Eso se está cocinando todavía, un poco a fuego lento, pero se está cocinando.