Esta es la pregunta que todo creyente debiera de hacerse alguna vez en su vida, y repetírsela cada tanto.

Estamos llenos del Espíritu Santo, porque estamos llenos de los deseos del Padre y vivimos para el propósito eterno de Dios. Pablo captura el sentir más profundo de Dios y reproduce ese sentir en la tierra, cada minuto que Pablo vivió en la tierra fue para llenarlo todo de Cristo. 

“La evidencia de que vivimos llenos y conducidos por el Espíritu Santo es que en todo lo que hacemos Él es visto”.

Efesios 4:21 si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús.

Sabemos que Cristo está aumentando en nosotros porque no vivimos conforme al siglo presente, sino conforme a la verdad presente que está en Jesús, y todo el tiempo vivimos anhelando agradarle, teniendo una conciencia limpia que nos hace estar conscientes continuamente de él. 

“El crecimiento de la iglesia desde la perspectiva de Dios es, si hay un aumento de su Hijo Jesucristo en los santos y a través de ellos”.

Si queremos agradar al Padre tenemos que entender que el que honra al Hijo honra al Padre, que la forma como nos relacionamos con el Hijo es lo que producimos en el corazón del Padre. Si obedecemos al Hijo, el rostro que se verá en nosotros será el de su Hijo, este rostro es el que le da placer al Padre. El Padre se deleita en su Hijo, por eso toda la tierra tiene el rostro de su Hijo, por eso todos los hombres deben volver otra vez a esta nueva creación en Cristo Jesús.

Antes fuimos creados en el primer Adán y trajimos la imagen terrenal, pero ahora somos recreados en Cristo Jesús y traeremos la imagen del celestial (1 Corintios 15:45-50).

Es de suma importancia entender la expresión “edificación del cuerpo de Cristo”, que es el aumento de su Hijo. Para Dios si su Hijo no crece en los creyentes, en una familia o congregación, la iglesia no ha crecido. Debemos considerar seriamente el valor que tiene Cristo, el Hijo de Dios, aumentado en nuestro interior. 

El apóstol Pablo y otros estaban consagrados, dedicados específicamente a la edificación del cuerpo de Cristo. Y descubrieron que «hay alimentos» que colaboran y otros que impiden que Cristo crezca. La enseñanza espiritual es comparada al alimento. Cuando nosotros estamos aprendiendo estamos comiendo, la enseñanza y el alimento son exactamente lo mismo en el entendimiento espiritual. Cuando el hombre pecó, comió del árbol que no debía comer. Y luego Dios le pregunto ¿Quién te enseñó? 

Pablo continuamente aconsejaba y exhortaba al mismo tiempo en sus cartas diciendo que existen aprendizajes que hacen que Cristo crezca en su Iglesia, pero también existen otras enseñanzas que no debiéramos ni recibir ni aprender porque son vanidad, vacías de Cristo. Colosenses 3:16 «La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales».

La preocupación que Pablo tenía en relación a las autoridades de las congregaciones era ayudarles a identificar las enseñanzas que producirían aumento del Señor en la vida de los creyentes, que la naturaleza de Jesús se desarrolle y haya un incremento constante; y cuáles enseñanzas eran un veneno que limita a Cristo. 

«Debemos discernir qué cosas le hacen bien al cuerpo de Cristo y cuáles no». 

Corregirnos entre hermanos

Debemos madurar en nuestra manera de pensar, no tenemos que tener problemas personales entre los santos sino que debemos identificar, corregirnos, escucharnos y exhortarnos con humildad si lo que alguno de nosotros enseña no ayuda al crecimiento del Cuerpo de Cristo.

Entre nosotros necesitamos sinceridad y lealtad a Cristo para no ofendernos con las correcciones. Si algo que enseñamos no colabora a la edificación debiera corregirse, sin que esto se vuelva traumático en nuestras mentes y en nuestras relaciones, tal cual como pasó con Apolos t se relata en Hechos 18: 24-26.

Porque el fin no se trata de nosotros, sino de que Cristo aumente en la iglesia.

A la hora de discernir necesitamos ser abiertos, sensibles, sencillos, transparentes y humildes para identificar si colabora para que el Cuerpo crezca, porque debemos recordar que nuestro llamado es a edificar y este cuerpo crece por alimentación y por una nutrición saludable.

Si Dios te ha llamado a servir al Cuerpo de Cristo, honra reconociendo tremenda dignidad, porque no hay mayor servicio que este, hagámoslo con conciencia, flexibilidad y humildad, y que Dios nos conceda siempre que alguien pueda corregirnos para que nunca envenenemos a la Iglesia pensando que la estamos alimentando.

El aumento de Cristo requiere de siervos que sean serios, responsables con la palabra que se enseña, porque solo lo que viene de Cristo es el alimento que produce un incremento de su Hijo, y es comiendo de Él que nos volvemos uno con Él. Nuestra ganancia como pastores, líderes, obreros, colaboradores y como creyentes en el mundo es el aumento de Cristo, no de nuestros ministerios, ni nuestros talentos, ni de nuestros nombres sino que Cristo aumente y seamos la evidencia de su vida. 

Gustavo Lara
Es apóstol, pastor y maestro, reconocido conferencista internacional que ha llevado el mensaje de Dios a distintos ministerios de América Latina, Europa, Asia y África, cuidando y proveyendo guía y dirección a centenares de pastores de dichos continentes.