En el mundo virtual, un link es un elemento que establece un vínculo con otro recurso y facilita el acceso a archivos, documentos o contenidos. Automáticamente ¡en un instante! te enlaza de un sitio a otro en la Web, redes sociales, etc., pulsás y sos dirigida desde donde estás a un contenido diferente, de esta manera te podés ir desplazando por Internet.
En el mundo real también vivimos linkeadas a algo o a alguien y “en solo un click” se abren infinidad de posibilidades que nos llevan a interactuar con el entorno y con los demás, links que nos conectan a estados emocionales, recuerdos, pensamientos, sueños, proyectos, personas, lugares, palabras, momentos.
Mientras pensaba en estos y otros ejemplos para compartir en el último encuentro de mujeres del 2021 en mi congregación, una de las primeras preguntas que me surgió fue: ¿a qué o quién estamos linkeadas? ¡Claro! Porque dependiendo del link que pulsemos o de los links que nosotras mismas generemos, así como sucede en la Web, será hacia donde nos direccionemos.
Qué importante es, entonces, plantearnos esta pregunta, cuya sincera respuesta nos dará un panorama acerca de lo que es y de lo que viene. Porque, dejame decirte, querida amiga, que de acuerdo a los links que decidas pulsar y crear, será el contenido y el rumbo que se desplegará frente a vos para este 2022.
¡Tantas mujeres eligen vivir linkeadas al pasado, a los fracasos, a los “no puedo”, a la desesperanza. ¡Tantas otras prefieren mantenerse estáticas, linkeadas al presente, pero temerosas de dar click a esos enlaces que las conducirán por nuevos proyectos, sueños y desafíos.
Si observamos nuestra vida desde un abordaje integral, descubrimos que las decisiones que tomamos, las que pausamos, la forma de encarar las relaciones personales, de enfrentar o no los problemas, el enfoque que elegimos frente a las circunstancias, son como esos links que nos van enlazando a medida que “clickeamos” y nos dirigen por uno u otro camino.
Por eso, querida mujer, quiero animarte para que en este nuevo año decidas intencionalmente vivir linkeada al Espíritu, como lo hizo Jesús, nuestro mayor ejemplo de una vida enlazada al corazón del Padre, de tal forma que no solo es el único camino a Dios, sino que como él mismo dijo:
“… el Hijo no puede hacer nada por su propia cuenta; solo hace lo que ve que el Padre hace. Todo lo que hace el Padre, también lo hace el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que hace”, Juan 5.19-20.
“Yo no he hablado por mi propia cuenta, el Padre que me envió me ordenó qué decir y cómo decirlo”, Juan 12.49.
Jesus vivía linkeado al cielo, a las palabras y la voluntad del Padre, y al elegir obedecerlas esa conexión se manifestaba en amor, en paz, en milagros, sanidad, salvación.
La vida en Cristo nos linkea con la salvación, con una fe que crece, con el amor de Dios, la paz, la plenitud; y La presencia del Espíritu Santo fluyendo sin medida nos linkea a una vida en avivamiento y expansión. ¡Que nuestro anhelo y decisión pueda ser vivir cada día linkeadas al cielo!
Llinkeadas al Espíritu nos vinculamos con “contenido de vida” acorde al diseño y la voluntad de Dios; «desactivamos los virus» que tildan nuestro propósito; podemos enfrentar las crisis y avanzar con determinación; linkeamos a otros en la fe; experimentamos conexiones incomparables porque somos parte del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia y que sigue siendo el plan de Dios para este tiempo. ¡Dios te llama a vivir linkeada a la familia de la fe!
Linkeadas al Espíritu generamos a su vez nuevos enlaces donde se abren posibilidades para caminar en lo sobrenatural, para compartir el Evangelio, para seguir escribiendo en 2022 la historia del Reino de Dios, que te quiere a vos, querida mujer, como protagonista.