Diputados dio media sanción a una ley que pretende abogar por los derechos humanos pero que muestra una clara agenda progresista.
En el día de ayer se aprobó en la cámara baja la adhesión a “la convención contra la discriminación e intolerancia”, firmada en Guatemala en 2013. La Confederación Evangélica Bautista (CEB) remitió una carta el pasado martes al presidente del recinto, Sergio Massa, para que se reconsideren algunos puntos esenciales con respecto a las libertades religiosas que no se tuvieron en cuenta.
Este proyecto de Ley pretende ampliar la defensa de los derechos humanos, sin embargo, “si uno lee superficialmente la Convención que ya se aprobó en Diputados, probablemente no vea ningún problema, porque ninguno de nosotros estamos a favor de la intolerancia ni de la discriminación. El problema subyace en la interpretación subjetiva de ello; porque todo está preparado para defender solo los derechos del colectivo LGTBI”, explica el pastor Márquez.
Para poner en contexto al lector, esta convención introduce un concepto novedoso y es el de la intolerancia, siendo que nuestra Constitución ya establece la igualdad ante la ley. Hugo asevera que “esto puede traer aparejados problemas reales para los que predicamos en los templos o en los medios de comunicación, y ni hablar de lo que enseñamos en las escuelas cristianas”.
“Todo puede ser tenido como Intolerancia y Discriminación. Recordemos que ellos han subordinado los Derechos Humanos Tradicionales (libertad de expresión, de conciencia, de religión) a los Nuevos Derechos Sexuales y Reproductivos”.
Hugo Márquez, pastor de Jesús es el Rey.
Claro que no faltará quien diga que los cristianos evangélicos nos oponemos a defender los derechos humanos y civiles, pero ¿qué tan cierto es esto? Recordemos que la misma Reforma Protestante, la cual conmemoramos esta semana, fue también una reforma social que afectó los derechos, la economía, el trabajo y las artes de la Europa del Norte.
“Nosotros cometemos un error al quedarnos solamente en los efectos internos que produjo dentro de la iglesia”, dice Hugo Márquez, y rememora que Martin Luther King, pastor bautista de los EE. UU., fue un gran defensor de los Derechos Humanos que no solo la sociedad blanca, sino la misma iglesia evangélica le negaba a nuestros hermanos de raza negra”.
Otro dato no menos importante es que en Argentina el primer pastor bautista, el Dr. Pablo Besson, desde su inicio ministerial en Colonia Esperanza, Santa Fe, abogó y luchó por la igualdad de los habitantes argentinos, en una época en que los no católicos no tenían acceso a los registros de nacimiento, de casamiento ni de defunción. Besson fue uno de los grandes impulsores de lo que hoy es el Registro Civil, donde todo ciudadano, independientemente de su creencia, tiene acceso a su identidad.
En pos de seguir defiendo los derechos de los ciudadanos y la libertad de expresión es que la Confederación Evangélica Bautista envió una carta, firmada por el pastor Márquez y por Gabriel Ballerini, al presidente de la cámara de diputados, Sergio Massa, en la que detallaron los vacíos que representa aprobar este proyecto, ya que el folio se expresa contra “todo tipo de discriminación por razón de la religión”, dejando una puerta muy amplia, subjetiva y peligrosa a la hora de interpretar qué se entiende por ofensa o intolerancia.
En esta batalla cultural e ideológica, Hugo, como otros tantos, aporta una clara cosmovisión a la hora de defender al ciudadano respetando las leyes morales y éticas con las que se escribió nuestra Constitución. Por eso, en un diálogo exclusivo con este medio, el pastor explica qué los impulsó a enviar esa carta y dijo: “Tenemos una conciencia acerca de una misión global de la iglesia. No compartimos ese pensamiento de ‘no entrometerse en esos temas porque distraen de la verdadera tarea de la iglesia’. Creemos que la tarea es ser sal y luz del mundo, y la política; los temas de la sociedad civil son parte de ese mundo”.
Márquez confiesa “hay un pasaje de la Biblia que me moviliza, cuando el Señor le reprocha a Moisés diciendo: Porque clamas a mí, di a los hijos de Israel que marchen”. Y desarrolla este concepto que se menciona en las Escrituras “no creemos que hay que descuidar o dejar de orar y evangelizar, pero tampoco debemos hacerlo al precio de evadir nuestra responsabilidad ciudadana. La oración no puede ser un escapismo ni una excusa para no actuar. Sigamos haciendo lo que siempre hemos hecho, pero también hagamos lo que hemos dejado de hacer. Recordemos que ‘no somos del mundo, pero estamos en el mundo’”.
LA LIBERTAD RELIGIOSA CORRE PELIGRO
Desde hace tiempo se ve una embestida mediática, política y cultural hacia los valores que pregonamos las distintas creencias, como el cristianismo, los musulmanes y los judíos. Claro que no se dio de un día para el otro, fue algo que comenzó sutilmente. No nos olvidemos que varios presidentes que asumieron su mandato como provida, luego, de un momento al otro, presentaron el tratamiento de la ley del aborto, la educación sexual integral y el posicionamiento de la ideología de género en nuestras escuelas públicas.
Todo responde a intereses personales y a una agenda global en la que se busca instalar en la mente de las generaciones una desvirtuación de las normas naturales y biológicas que Dios estableció para el ser humano.
Hugo Márquez aporta una vez más su mirada cargada de experiencia en el campo socio-cultural cuando afirma que “avanza un modelo humanista, laicista, que empuja a la iglesia afuera de lo público. El mejor ejemplo es lo que se aprobó en Diputados el miércoles”.
El pastor de Jesús es el Rey afirma que “la iglesia y nuestras organizaciones no están alerta, no están conscientes de lo que está sucediendo y este lobby sigue avanzando. Hay un dicho popular que me ayuda a graficar la situación que estamos viviendo: ‘nos están cocinando como a las ranas, a fuego lento’. Pero la llama viene creciendo y los problemas van a aumentar”.
Por último, Hugo, también teólogo del seminario bautista, invita a reflexionar al pueblo cristiano “les dejo el pasaje de Joel 3:9-10 que para mí es muy adecuado para estos tiempos frente al avance de estas doctrinas del demonio que se han levantado contra la verdad de Jesucristo y su Iglesia:
Despertad a los valientes, acérquense y vengan todos los hombres de guerra. Conviertan en espadas sus azadones y en lanzas sus hoces; diga el débil “Fuerte soy”.
UN NO DEBATE HISTÓRICO
Luego de una maratónica sesión de más de veinte horas en la que se trataron varios proyectos, se aprobó la media sanción de esta ley en pocos minutos, por 128 a favor, 0 en contra y 1 abstención. Un detalle llamativo es que más de 120 diputados estuvieron ausentes; aparentemente buscaron no dar quórum para este tratamiento de la ley. Literalmente no hubo debate, solo tres diputados hablaron a favor de la Convención y se procedió a la votación. Este proyecto quedará en la historia como una norma votada, excepto por una abstención, afirmativamente, sin oposición.