Sabes que necesitas alimentarte de la palabra de Dios todos los días, pero el saberlo no hace que sea más fácil hacerlo, por el contrario.
Esto seguramente te ha sucedido, y nos ha pasado a todos en algún momento, o nos pasa actualmente. Hay algunas cuestiones prácticas que te van a ayudar, pero hay solo una acción que te va a permitir superar esto; es pedirle al Espíritu Santo que te ayude. ¿Eh? Sí, la Palabra dice en Filipenses 2:13 “Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (RV 1960). O dicho por la versión NTV (que es otra traducción) “Pues Dios trabaja en ustedes y les da el deseo y el poder para que hagan lo que a él le agrada”.
Tal como está escrito, Dios es el que te da el poder (el que capacita y habilita) por medio de su Espíritu. En esto como en cada área de nuestra vida, muchas veces perdemos días, meses y años tratando de hacer las cosas con nuestras fuerzas. El problema es que los sanos no necesitan del médico, como dijo Jesús mismo. Solo cuando reconocemos que necesitamos de Él, es que lo habilitamos a que intervenga en nuestra vida.
¡Pero yo tengo al Espíritu Santo desde que lo acepté como mi Señor y Salvador! Eso es cierto, pero que el Espíritu Santo esté en tu corazón no significa que esté gobernando en todas las áreas de tu vida. Por eso muchas veces nos pasa que vamos a la iglesia, nos esforzamos por hacer las cosas bien, pero hay áreas de nuestra vida en las que todavía no desterramos ciertos hábitos y aún no experimentamos la victoria que Cristo consiguió por nosotros.
Entonces, ¿cómo debo hacer? Si te identificas con esto que estoy diciendo te animo a que hagas esta oración conmigo: “Querido Jesús, necesito tu ayuda. No puedo solo/a, y no quiero hacerlo solo/a. Me rindo, para que tú crezcas en mí. Que tu Espíritu Santo me ayude a encontrarte en la Palabra cada día. ¡Dame el querer y el poder, Señor! Gracias, Jesús. Amén”. ¿Lo hiciste? No es magia, es el Espíritu Santo cuando le permitimos actuar en nuestra vida.
Esto mismo que hicimos en relación a la lectura de la Biblia aplica a cada área o situación en la que necesito que Cristo crezca en mí. Se trata solo de reconocer que le necesito, y que sin Él no puedo ni quiero hacerlo. Si hiciste esta oración me encantaría saberlo y que me hagas llegar tus comentarios. Al pie de la nota figuran mis redes sociales, escríbeme y cuéntame cómo te fue. Me dará gusto leerte.
Algunas cuestiones prácticas que van a servirte en relación a la lectura son las siguientes: busca una versión de la Biblia que te sea fácil de entender. Si bien la Palabra es una, como el original está escrito en un idioma distinto, puede haber alguna diferencia entre las distintas traducciones al español. A mí me resulta accesible la NTV (Nueva Traducción Viviente), pero está bueno que tú encuentres la que más te gusta.
Esta versión que te comento es la que utilizamos en La Biblia a Mano, una edición del Evangelio de Juan completamente escrita a mano que hicimos con un amigo y que la pensamos para poder regalar. Es muy útil para alguien que está dando sus primeros pasos en la fe o alguien a quien le queremos presentar a Jesús, y se consigue en cualquier librería.
No estés solo
Otro aspecto de mucha utilidad es tener una “comunidad” con la cual compartir las lecturas, inquietudes y descubrimientos que hicimos en la Palabra, también nuestras incertidumbres. Tanto en @Vibra como en @Mas (ministerios de adolescentes y jóvenes que pastoreo junto con mi esposa) tenemos un espacio virtual al que llamamos La Búsqueda. Nos conectamos de lunes a viernes por Zoom, compartiendo la lectura y edificándonos mutuamente con lo que Dios nos muestra.
¡Es un espacio increíblemente enriquecedor! Siempre descubrimos cosas nuevas, incluso sobre aquellas palabras que leímos muchas veces. Aprovechar el cuerpo de Cristo y compartir con chicos y chicas de tu edad que tienen hambre de Jesús, siempre contagia y te hace crecer. Por eso Dios pensó en la iglesia, mientras estamos en el cuerpo, la vida de Cristo fluye por cada una de sus partes.
Le pido al Padre que guíe cada uno de tus pasos, para que cada día conozcas más a Jesús, te sorprendas y disfrutes de la persona más increíble que existe. Que experimentes el ser amado por Él. Dios te bendice.