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Wayne Cordeiro: Jesús no nos llamó a crear una subcultura, sino a transformar el mundo

El pastor y escritor hawaiano reflexiona sobre cómo la Iglesia, muchas veces sin darse cuenta, se aísla del mundo en lugar de influirlo. En su libro Jesús: Puro y Simple, advierte que cuando la fe se encierra en sus propios códigos, deja de ser sal y luz.

En tiempos donde la cultura cambia constantemente y las voces del entretenimiento, la política o las redes moldean las creencias de millones, Wayne Cordeiro propone volver al punto de partida: Jesús.

El autor plantea que muchos cristianos, en su intento de mantenerse “puros”, terminaron construyendo una subcultura religiosa que habla su propio idioma, consume su propio contenido y se relaciona casi exclusivamente con quienes piensan igual.

“Una subcultura cristiana es aquella que existe dentro de un mundo perdido, pero no tiene impacto en él. Es el cristianismo viviendo en un ecosistema aislado, donde se habla el mismo lenguaje, se escuchan las mismas canciones y se aplauden los mismos valores, pero no se toca el mundo real.”

Wayne Cordeiro

Para Cordeiro, este fenómeno es uno de los grandes desafíos del cristianismo contemporáneo. No se trata de una mala intención, sino de una distorsión del llamado original: vivir en el mundo, pero no ser del mundo.

Cuando la Iglesia se vuelve un refugio en lugar de una base de envío, el mensaje de Cristo se debilita.

“Jesús no nos llamó a escondernos del mundo, sino a influirlo. Cuando la Iglesia deja de involucrarse, pierde su razón de ser.”

Wayne Cordeiro

La misión no ocurre dentro del templo

El autor recuerda que Jesús predicaba en las calles, comía con pecadores y caminaba entre los marginados. No temía a la impureza cultural porque sabía quién era y de dónde venía. En cambio, muchos creyentes actuales temen perder su identidad si se acercan demasiado a los espacios donde el Evangelio más se necesita.

  • “Si la Iglesia no sale del edificio, el Evangelio no sale del papel.”

Cordeiro insiste en que la fe no se trata de levantar muros, sino de abrir puertas. La santidad no es aislamiento, es influencia.

La pureza no se preserva evitando el contacto, sino permitiendo que la presencia de Cristo transforme cada ambiente al que llegamos.

El pastor explica que la Iglesia tiene una doble responsabilidad: cuidar la verdad y comunicarla efectivamente. Pero cuando se dedica solo a protegerla, y no a compartirla, termina siendo irrelevante para quienes están fuera.

“El mundo no necesita una Iglesia perfecta; necesita una Iglesia presente.”

El lenguaje que el mundo entiende

En otra parte del capítulo, Cordeiro advierte que uno de los síntomas más claros de la subcultura cristiana es el lenguaje desconectado del día a día. Se utilizan expresiones espirituales que no comunican, sino que confunden.

Palabras como “unción”, “cobertura” o “avivamiento” pueden tener sentido dentro del templo, pero se vuelven abstractas para una persona que nunca pisó una iglesia.

“Cuando hablamos un idioma que el mundo no entiende, dejamos de ser embajadores y nos convertimos en traductores de nosotros mismos.”

El llamado de Cordeiro es a volver a la simplicidad del Evangelio, al Jesús que hablaba en parábolas, que usaba ejemplos cotidianos y que se acercaba a las personas desde su necesidad, no desde su moral.

El cristianismo se vuelve poderoso cuando deja de ser un discurso y se convierte en un testimonio vivo.

“Jesús era puro y simple. Y cuando nos alejamos de esa sencillez, el Evangelio se vuelve confuso, burocrático y sin poder.”

Entre la pureza y la misión

El libro también invita a revisar una tensión que atraviesa a toda comunidad cristiana: ¿cómo permanecer fieles a la verdad sin perder relevancia en la cultura actual?

Cordeiro propone mirar la vida de Jesús como ejemplo perfecto: su santidad no lo alejaba de los pecadores, sino que los atraía. Su luz no los avergonzaba, sino que los liberaba.

El desafío no es elegir entre pureza o misión, sino entender que una sin la otra pierde sentido.

La pureza sin misión se vuelve orgullo. La misión sin pureza se vuelve confusión. Pero juntas, reflejan el corazón de Cristo.

Reflexión final

La reflexión de Wayne Cordeiro no es una crítica a la Iglesia, sino una invitación a despertar.

A preguntarse: ¿estamos reflejando el carácter de Cristo o solo preservando una identidad cristiana?

En un mundo que necesita esperanza, la fe no puede reducirse a eventos, estilos o tradiciones. Debe volver a su esencia: amar, servir y transformar.

“Jesús no vino a formar una subcultura; vino a establecer el Reino de Dios en la Tierra.”

El llamado de Cordeiro es claro y urgente: volver a Jesús, puro y simple.

Salir del salero, romper los límites del templo y llevar la luz del Evangelio donde las tinieblas todavía reinan.

Redacción
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