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¿Quién es la joven que evangeliza en la plaza Puerta del Sol de Madrid?

En una de las plazas más importantes de Madrid, una joven española se detiene en el centro de la plaza sobre una caja roja a anunciar el Evangelio a viva voz: “Hace más de 2000 años, alguien vio que tu vida necesitaba un salvavidas. Esa persona fue a una cruz y cambió la historia de la humanidad”. 

Miles de personas pasan a diario por ese lugar, algunos solo continúan su camino, pero muchos otros se detienen a escuchar, de igual forma todos son confrontados con el mensaje de la cruz que Marta Durán tiene para contar.  

Marta creció rodeada de historias bíblicas. Era “esa niña de iglesia” que sabía todo sobre el arca de Noé, Moisés o David. Pero no fue hasta los 12 años, durante un campamento, que el Evangelio pasó de ser información a una revelación personal. En medio de una predicación, algo la atravesó por completo:

“Cada clavo que sostuvo la cruz a Jesús gritaba el mayor ‘te amo’ hacia tu vida”. Esa frase la llevó a orar con sencillez pero con fe: “Dios, si tú eres real, yo quiero conocerte”.

Lo que siguió fue una experiencia que aún hoy recuerda con asombro. Un amor profundo la inundó, acompañado de una conciencia clara del pecado y del sacrificio que Cristo hizo en la cruz. Fue ahí donde comenzó un camino de entrega y obediencia, paso a paso, hasta llegar al día en que se paró sobre una caja en el centro de la plaza para predicar por primera vez.

El paso incómodo de salir a predicar

La idea de evangelizar en la vía pública no la entusiasmaba. De hecho, se lo confesó a Dios: que no le pidiera eso. El temor al rechazo, al qué dirán, al ridículo, era fuerte. Pensaba en los amigos que podrían pasar, en las risas, en los prejuicios. Pero la incomodidad fue parte del proceso: ese día, con las piernas temblando y el corazón latiendo a mil, entendió que Dios no la necesitaba perfecta, solo dispuesta.

Ese paso la llevó a descubrir que el Señor se glorifica en medio de la debilidad. Predicar en plazas no es una performance ni una estrategia; es una cita divina. En lugares como la Puerta del Sol, en Madrid, ha visto personas de distintos países pararse a escuchar, quedarse clavados por lo que Dios les estaba diciendo, y hasta entregar su vida a Cristo entre el ruido de la ciudad.

Esto encendió por completo el espíritu de Martita y despertó una necesidad de urgencia de predicar el Evangelio a todos, por eso, situada estratégicamente en el centro de una de las plazas más concurridas de Madrid, Martita fue movida a llevar la buena noticia, que el final de la historia es bueno y Jesús triunfó por encima de la oscuridad, y que cada persona que quiera experimentar a este Cristo vivo, tendría que encontrarse con la cruz.

Evangelizar más allá del templo

Para Marta, compartir el Evangelio fuera de la iglesia es una urgencia. Cree que parte del corazón de Dios está en seguir buscando a quienes aún no le conocen. “Jesús no ha vuelto porque todavía hay pueblos, etnias, personas que no han escuchado Su nombre”, suele decir. Por eso, evangelizar no se limita a una actividad puntual, sino que es un estilo de vida: hablar de Cristo en la universidad, en el trabajo, en la rutina diaria.

Una vez, un hombre iraní grabó todo su mensaje desde el celular. Luego se le acercó, quebrado, con lágrimas en los ojos, y le dijo que quería aceptar a Jesús. En otra ocasión, una niña la escuchó pintar una cruz simbólica y al final le dijo que quería hacer lo mismo que ella. Y aunque parezca increíble, en una salida a predicar, un hombre en situación de calle la reconoció y le agradeció por sus mensajes en TikTok.

Del miedo al denuedo

Durante mucho tiempo, Marta sentía que su boca estaba “cosida”. No podía hablar de Jesús sin tartamudear. La vergüenza y el temor la paralizaban. Pero algo cambió cuando entendió que lo que necesitaba era ser llena del Espíritu Santo. Así como Pedro pasó de negar a Jesús a predicar con denuedo en Pentecostés, ella también experimentó esa transformación. Hoy, esa valentía no nace de ella, sino de saber que el mismo Cristo está con ella, viéndola, animándola, sonriendo.

Visualizar esa mirada del Padre sobre su vida la sostiene. No se trata de cumplir con una tarea religiosa, sino de compartir lo que cambió su vida. No se trata de técnicas, sino de hablar desde la verdad. A veces lo hace parada sobre una caja en una plaza; otras, a través de un video que llega a miles de personas de todo el mundo.

Cómo se prepara para predicar

Junto a su equipo, Marta busca siempre conectar con la necesidad eterna de las personas. Suelen comenzar con preguntas como: “Si murieras hoy, ¿sabes a dónde irías?” Eso abre una conversación sincera sobre la eternidad, la condición del corazón humano, la justicia de Dios y la gracia que hay en Jesús. Predican de manera visual, creativa, pero sobre todo guiados por la oración: piden encuentros específicos, gente preparada para recibir.

No siempre saben quién se va a detener. Muchas veces, nadie parece interesado. Pero cuando alguien se queda y escucha, cuando hay lágrimas, preguntas o silencios profundos, saben que están frente a una cita del Cielo.

Un mensaje para quienes sienten miedo

A quienes sienten que no pueden hablar de Jesús, Marta les recuerda que nadie nace sabiendo. “No necesitás ser perfecto ni tener un título en teología. Solo necesitás rendir tus gigantes a Jesús”, dice. El temor al rechazo, la vergüenza o la inseguridad no son obstáculos para Dios, sino lugares donde Él puede glorificarse. “Anímate a salir de la barca. No sos vos solo: es Él en vos, hablando a través de tu boca”.

Luciano Peiteado
Luciano Peiteado
Periodista, redactor y conductor de radio. Trabajo con adolescentes en Presencia de Dios. Contratado por el Cielo para llevar a Jesús a las personas.

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