En una jornada histórica y llena de emotividad, este 28 de octubre, el Palacio Libertad, Centro Cultural Domingo F. Sarmiento, se convirtió en el epicentro de la celebración oficial del Día de las Iglesias Evangélicas en Argentina. Convocado por ACIERA (Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina), el evento no solo conmemoró la instauración de este día especial y patrio, sino que también visibilizó el compromiso y el legado de la comunidad evangélica en el país.
Desde la sanción de la Ley 27.741 en 2024, que declara el 31 de octubre como fecha oficial de las Iglesias Evangélicas y Protestantes, esta celebración representa un momento de reconocimiento estatal y social a la labor incansable de las iglesias evangélicas en múltiples áreas de la vida argentina. Este acto fue una oportunidad para hacer memoria y proyectar el rol transformador que Cristo hace a través de su iglesia en las distintas comunidades de fe que se continúan desempeñando en una Argentina en constante cambio.
El evento en el Palacio Libertad contó con una notable asistencia de líderes evangélicos de todas partes del país, representantes de diversas iglesias y miembros de las autoridades nacionales. En este marco, Christian Hooft, presidente de ACIERA, y la vicepresidente de la nación, Victoria Villarruel, asistieron al evento y pasaron a dar unas palabras a todos los presentes, remarcando la importancia de este día y resaltando el impacto positivo de las iglesias en la sociedad argentina.
En su discurso, Christian Hooft subrayó que la sanción de la ley marca “un antes y un después para la comunidad evangélica”, al tiempo que agradeció a las autoridades por su apoyo en reconocer «el esfuerzo de una comunidad que, por años, ha trabajado sin descanso en pos del bienestar y de los valores éticos y espirituales de la Nación». Hooft también reflexionó sobre el valor de la fe en tiempos de crisis y animó a las iglesias a “ser luz y esperanza en un país que tanto lo necesita”.
Por su parte, la vicepresidenta de la Nación Argentina, Victoria Villarruel, destacó que las iglesias evangélicas han sido un pilar fundamental en la construcción de una sociedad solidaria y justa. En sus palabras, se refirió al trabajo de esta comunidad en barrios y sectores marginados, donde “las iglesias se han convertido en el sostén de miles de familias que encuentran en ellas refugio, alimento y educación”. Villarruel remarcó la importancia de seguir fortaleciendo los lazos entre el Estado y las comunidades religiosas, asegurando que estos esfuerzos conjuntos “generan esperanza y resiliencia”.
El evento incluyó la presentación de un documental realizado por ACIERA, que resumió en imágenes la historia y el presente de las iglesias evangélicas en Argentina. Esta proyección especial, titulada «Fe en Acción«, fue una ventana al mundo de servicio y compromiso de las comunidades, mostrando su alcance en áreas como la salud, la educación y el trabajo social en sectores vulnerables.
La audiencia fue testigo de testimonios conmovedores de personas que han sido impactadas directamente por el trabajo de las iglesias, como familias que han recibido asistencia en tiempos difíciles, jóvenes que han encontrado una oportunidad de futuro y personas en situación de vulnerabilidad que han hallado un espacio de contención. Las imágenes se sucedieron mostrando centros comunitarios, escuelas y hospitales construidos por las iglesias, revelando el espíritu de entrega y servicio que caracteriza a esta comunidad de fe.
Además, como es típico de la vida cotidiana del cristiano, el evento se vio repleto de música. Durante la mayor parte de la velada, tuvo lugar el Concierto, con una orquesta de más de 40 músicos, dirigida por Jorge Randazzo, junto a un coro integrado por más de 100 voces, con canciones que revivieron himnos como el clásico “Firmes y Adelante, huestes de la fe”, “Cuan Grande es Él”, entre otros. La orquesta y las voces llenaron el ambiente de un clima único que llevó a todos los presentes a entonar aquellas melodías que dan gloria a Dios.
La Ley 27.741: el reconocimiento oficial y su significado para la comunidad evangélica
La sanción de la Ley 27.741, promulgada en 2023, es un logro histórico para las iglesias evangélicas en Argentina, que han tenido una presencia activa y significativa en la historia nacional. Con esta ley, el Estado argentino reconoce oficialmente el trabajo social, espiritual y cultural de la comunidad evangélica, un compromiso que ha marcado a generaciones de argentinos.
La ley responde a una larga demanda de la iglesia por obtener un reconocimiento formal, que visibilice sus esfuerzos en todo el territorio nacional. En palabras de Christian Hooft, «esta ley es más que un día en el calendario; es un homenaje a un pueblo que ora y trabaja cada día por el bienestar de su país, desde la educación de los más pequeños hasta el acompañamiento de los mayores en sus momentos de necesidad».
Para la Alianza Cristiana de la República Argentina y sus miembros, esta ley también representa una puerta abierta para establecer un diálogo constante con las autoridades, asegurando que el trabajo de las iglesias evangélicas sea parte del desarrollo social y espiritual de Argentina.
El evento concluyó con una oración colectiva en la que se pidió por la unidad, la paz en la Argentina, un acto simbólico que reafirmó el compromiso de las iglesias con el país y su gente. Las palabras de cierre de Christian Hooft resonaron entre los presentes: «No debemos detenernos aquí. La iglesia está y estará siempre para servir. Este día es una celebración, pero también un llamado a ser fieles a nuestra misión, llevando el amor y la esperanza a cada rincón de Argentina».
Este primer Día de las Iglesias Evangélicas marca el inicio histórico de una tradición que, año tras año, irá consolidando el vínculo entre la comunidad de fe y la sociedad argentina en su conjunto. El desafío para el futuro es claro: seguir expresando la Verdad del Evangelio, no solamente en palabras, sino en acciones, entendiendo que nuestra vida no depende ni de una moneda, ni de políticos, ni de actividades, sino de la mano de Dios, quien cuida de nosotros, así como cuida de las aves, y se da a conocer en el otro.