Consejos para acoger esta etapa de la vida desde la gratitud y la entrega, empatizando con todas las mujeres de nuestro entorno.
No volverse monotemáticas y poder incluir con nuestras palabras debe ser una de nuestras prioridades en todo ámbito, pero especialmente con un tema tan sensible como es la maternidad. A continuación, les comparto algunos de los muchos aprendizajes que me ayudan a vivir esta etapa con un corazón agradecido, una mente enfocada y una actitud de entrega.
Como mujeres, es muy importante que aprendamos a identificar y empatizar con otras personas desde el amor, el aprecio y el entendimiento. Es por esto por lo que me veo movilizada a redactar líneas que sirvan de ánimo, aliento e impulso a cada mujer que sabe que el don de la maternidad le fue dado desde cualquiera de sus facetas: física, adoptiva y espiritual.
Es realmente desafiante que el convertirnos en madres desde lo natural no haga que toda nuestra conversación se centre en cuán increíbles son nuestros hijos, lo cansadora que puede ser cada etapa o los desafíos que estamos viviendo al tener hijos pequeños o adolescentes en casa. En lugar de eso, elevemos la mirada hacia la mujer con la que estamos conectando, quien puede tener una historia de vida muy distinta a la nuestra y a quien nuestro “don” puede resultar agotador de escuchar y hasta poco simpático.
«El bautismo de la maternidad está disponible para todas, de distintas maneras y en distintas etapas de la vida»
Constanza Martínez, autora del libro Dormancia
Algunas lo reciben con emoción después de una larga búsqueda y para otras es repentino y sorpresivo; algunas lo reciben desde el corazón y otras desde las entrañas; algunas lo reciben en su juventud y otras con más años de vida; para algunas representa alegría y para otras, pérdida… Pero hay una representación de la maternidad con la que muchas nos sentimos identificadas: la maternidad es entrega.
Gestación:
Tanto física como emocional, esto involucra un tiempo de espera donde las emociones están a flor de piel, los miedos se multiplican, las opiniones y los consejos abundan y el cuerpo cambia (si es que gestamos naturalmente). Algunas voces nos preparan para lo peor (“Te cambia la vida”, “Nunca más vas a poder…”, “El cuerpo no vuelve”, “Aprovecha ahora que puedes, porque después”…) y otras solo nos muestran lo idílico (“La mejor etapa de tu vida”, “Un amor inexplicable”, “Es tan hermoso ser mamá”…).
«Esta es una etapa que vale la pena invertir en preparar el corazón y los pensamientos, ya que primero te alimentan a ti y luego nutrirán tu entorno»
Constanza Martínez, autora del libro Dormancia
Tu hogar y tus hijos. Llenar la mente de lo que Dios dice de ti como mujer, de tu hijo/a, de tu futuro (de bien y no de mal, Jeremías 29:11), hace que logres reírte de lo porvenir (Proverbios 31:25) y logres entregar todos tus miedos, expectativas y ansiedades a Aquel que es el dador del milagro de la vida que acompañarás (Salmos 139).
Nacimiento:
Cada mujer es distinta y recibe la maternidad desde sus vivencias, pero puede ser duro el “entregar” (momentáneamente) a la mujer independiente para convertirnos en aquella mujer de quien depende por completo la vida de alguien más.
No nos olvidemos de que el Dador de recursos por excelencia está a un pensamiento o a una palabra de distancia: si la rutina, los quehaceres, los llantos, los pañales, el ir al baño entrecortado, la falta de sueño, las gasas, los papeles, las visitas al médico, los loquios o la leche en algún momento nos exceden, contémosle todo a Dios quien ya todo lo sabe (Salmo 139:4) y pidámosle más recursos: Él nos auxiliará (Mateo 7:7).
El cuidado de otro ser requiere de nosotras sabiduría para enfocarnos en lo que merece virtud (Filipenses 4:8) para que, en medio de tanta revolución hormonal y emocional, podamos encontrar el equilibrio entre el colapso por todo lo nuevo y la belleza que existe en ese ser tan puro y frágil que se nos confía. Si nutrimos nuestra alma durante el tiempo de gestación, podemos correr a ese refugio seguro para escondernos por un rato o buscar recursos para seguir adelante.
Entorno:
A nivel sistémico, muchas cosas también cambian cuando maternamos y requieren de nuestra entrega nuevamente. Si estamos en pareja, la dinámica matrimonial puede sacudirse al principio hasta que encuentra su punto de reajuste. El trabajo en equipo durante el bautismo de la ma/paternidad es esencial para hacer la transición a la nueva etapa acompañados.
La ayuda se vuelve indispensable por momentos, por eso es muy bueno ejercitar herramientas de comunicación que nos lleven a expresar lo que necesitamos y lo que no.
Constanza Martínez, autora del libro Dormancia
Algunas necesitarán que les tengan el bebé mientras duermen o se bañan, y otras necesitarán que les cocinen y limpien la casa mientras ellas se ocupan del pequeño. Aprender a expresarnos correctamente para hacernos oír sin ofender es una herramienta que en esta etapa de la vida, y en muchas otras, ayuda mucho.
Mujer, a ti que eres mamá del corazón, a ti que eres mamá de sangre, a ti que quieres serlo y a ti que no quieres, siempre recuerda que eres mucho más que una mamá. Eres una persona llena de virtudes. Eres una voz con mucho que aportar. Eres luchadora y valiente. No limites lo que eres a títulos y cargos. Disfruta de los distintos roles que tienes porque primero eres.