Vamos a reflexionar en como las series y películas influyen y hasta muchas veces distorsionan la forma de comprender la sexualidad. Para comenzar no quiero asustarte y que pienses que te voy hablar mal de tu serie o película favorita. Solo quiero que prestemos atención sobre qué es lo que dejamos entrar a nuestra mente y qué es lo que no nos conviene consumir.
“Se dice: ‘Yo soy libre de hacer lo que quiera’. Es cierto, pero no todo conviene. Sí, yo soy libre de hacer lo que quiera, pero no debo dejar que nada me domine” (1 Corintios 6:12, DHH).
Nos encontramos en una sociedad que nos vende una idea de cómo hay que vivir, y qué es necesario tener en cuenta para llevar una vida “exitosa”. Lo que perdemos muchas veces de vista es que esto nada tiene que ver con la verdadera vida que Dios quiere para nosotros.
En el plano de la sexualidad los medios nos demuestran cómo es la forma “correcta”, según ellos, de llevar adelante una vida sexual exitosa. Desde ese punto es que nos encontramos consumiendo todo tipo de contenidos que lo único que hacen es mostrarnos una y otra vez escenas que poco tienen que ver con lo que realmente la Biblia nos enseña en cuanto a la sexualidad.
Cientos de películas y series con contenido sexual explícito, enseñando una forma de relacionarnos muy distorsionada de la manera en que Dios pensó la sexualidad para nosotros. La mayoría de estos encuentros son casuales, sin amor, sin compromiso, sin responsabilidad. Ni hablar de las escenas de sexo presentadas en estos contenidos pensadas en el momento exacto de la película o serie para atrapar a la audiencia y consumir algo que es irreal.
Me dirás: “¿Por qué irreal?”. Porque está actuado, como todo lo demás que hay en las escenas, es solo una actuación, nada tiene que ver con una relación sexual genuina y verdadera que debe darse en el contexto del matrimonio y fundamentada en el amor y no en el egoísmo. Además, el consumir este tipo de contenidos y escenas te llevan a crear una falsa idea de cómo es la sexualidad, a crear fantasías en tu mente con cuerpos que se muestran e imágenes que no te ayudarán a llevar una vida de santidad en esta área.
La influencia de estas escenas es real. Muchos jóvenes y adultos atrapados en la pornografía, con ideas muy distorsionadas sobre la sexualidad.
Así también podemos encontrar muchas series, películas, programas de TV, etc., que se enfocan en promocionar todo lo relacionado a la ideología de género (distorsión de la sexualidad y de la identidad) como algo normal y necesario en este tiempo.
Adolescentes, jóvenes y adultos comienzan a ser atrapados por esta ideología, ya que es muy sutil la forma en que la van metiendo. Los realizadores de este tipo de contenidos saben qué mostrar, cuándo hacerlo y cómo hacerlo. Por eso es importante tener bien claro qué es lo que dejamos entrar a nuestra mente y que seamos capaces de decodificar lo que nos quieren imponer como modelo.
Se tratan temas diversos desde la inclusión, transexualidad, diversidad en la composición de familias, homosexualidad, divorcio y separación de parejas, sexualidad prematura. Muestran su posición a favor del aborto y muchas otras cuestiones. Comienzan a mostrar que todo esto es normal y necesario en la sociedad en la que estamos. ¿Realmente es lo que Dios diseñó para nuestra vida?
Si no concientizamos sobre esto, si no nos preocupamos y dejamos que entre en nuestros hogares, estamos de alguna manera favoreciendo al desarrollo de esta ideología que busca corromper y destruir el plan de Dios para las familias.
“No tengan nada que ver con las obras infructuosas de la oscuridad, sino más bien denúncienlas, porque da vergüenza aun mencionar lo que los desobedientes hacen en secreto” (Efesios 5:11-12).
Necesitamos entender qué es lo que consumimos, qué perdemos mientras lo hacemos. Es bueno que nos detengamos un instante y pensemos bien qué vamos a dejar entrar en nuestra mente. No todo lo que consumimos nos conviene. Evita mirar series, películas o escenas que distorsionan la sexualidad tal como Dios la creó.