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Dejando las excusas: Un camino hacia la obediencia y el crecimiento espiritual

En Jeremías 1:6-8, encontramos una conversación poderosa entre Dios y el profeta Jeremías:

 «Yo respondí: ‘¡Ah, mi Señor y Dios! ¡Soy muy joven y no sé hablar!’. Pero el Señor me dijo: ‘No digas: “Soy muy joven”, porque vas a ir adondequiera que yo te envíe y vas a decir todo lo que yo te ordene. No tengas temor delante de ellos que yo estoy contigo para librarte’, afirma el Señor.» Jeremías 1:6-7 NVI

Esta interacción nos enseña una lección fundamental sobre el papel de las excusas en nuestra vida espiritual. Jeremías, a pesar de su juventud y falta de experiencia, fue llamado a un papel profético crucial. Sus excusas, aunque comprensibles, no cambiaron el llamado de Dios ni la misión que le fue encomendada. Del mismo modo, cada uno de nosotros enfrenta desafíos y llamados que pueden parecer abrumadores. Nuestras excusas, sin embargo, no alteran el propósito de Dios para nuestras vidas. Al abrazar la obediencia y confiar en la guía divina, podemos superar cualquier obstáculo.

 1. El poder paralizante de las excusas.

Las excusas son una forma de resistencia que todos experimentamos. Pueden parecer inofensivas, pero tienen el poder de paralizar nuestro progreso espiritual y personal. Algunas de las excusas más comunes incluyen:

  • La falta de tiempo: «No tengo tiempo para dedicarme a esta tarea o ministerio.»
  • La falta de habilidad: «No soy lo suficientemente bueno en esto.»
  • El miedo al fracaso: «¿Y si no tengo éxito?»
  • La comparación con otros: «Hay otros que pueden hacerlo mejor que yo.»
  • La juventud o inexperiencia: «Soy demasiado joven y no sé cómo hacerlo.»

Estas excusas nos impiden avanzar y responder al llamado de Dios con valentía y fe. En Jeremías 1:6, vemos que incluso un gran profeta como Jeremías tuvo sus dudas.. Sin embargo, la respuesta de Dios fue clara: «No digas: ‘Soy muy joven’, porque vas a ir adondequiera que yo te envíe y vas a decir todo lo que yo te ordene.»

Las excusas pueden ser vistas como mecanismos de autodefensa que empleamos para evitar el dolor del fracaso o la crítica. Sin embargo, en el ámbito espiritual, son barreras que nos impiden experimentar la plenitud de lo que Dios tiene reservado para nosotros. La resistencia al llamado de Dios, motivada por nuestras inseguridades, es una trampa que atrapa nuestro potencial y nos mantiene en la mediocridad espiritual. 

2. Enfocarse en la obediencia, no en el resultado.

Uno de los principios más importantes para superar las excusas es cambiar nuestro enfoque del resultado a la obediencia. La obediencia a Dios debe ser nuestra prioridad, independientemente de los resultados que podamos anticipar. Cuando servimos a Dios, nuestro éxito no se mide por los logros visibles, sino por nuestra fidelidad a Su llamado.

En el mundo actual, donde el éxito a menudo se mide por resultados tangibles y medibles, es fácil caer en la trampa de juzgar nuestra valía y nuestro servicio a Dios por los mismos parámetros. Sin embargo, la Biblia nos enseña que la verdadera medida de nuestro servicio es la obediencia y la fidelidad a Dios, independientemente de los resultados visibles. Este principio nos libera de la presión de producir resultados y nos permite servir a Dios con un corazón puro y desinteresado.

Ejemplo Bíblico: Moisés

Moisés es otro ejemplo clásico de alguien que presentó excusas ante el llamado de Dios. En Éxodo 4:10, Moisés dice: «¡Oh Señor, nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua!» Sin embargo, Dios no aceptó su excusa y le respondió: «¿Quién dio la boca al hombre? ¿O quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo, el Señor?» (Éxodo 4:11). Dios le recordó a Moisés que Él es el Creador y que tiene el poder de capacitar a aquellos a quienes llama.

Este relato nos muestra que Dios no se deja influenciar por nuestras limitaciones percibidas. Él ve más allá de nuestras debilidades y se enfoca en Su poder y en Su propósito. Moisés, a pesar de sus dudas y temores, obedeció a Dios y se convirtió en uno de los líderes más grandes de la historia bíblica. Su vida es un testimonio de lo que Dios puede hacer cuando respondemos con obediencia en lugar de excusas.

3. La prioridad de servir a Dios.

Cuando hacemos el servir a Dios nuestra prioridad, las excusas pierden su poder. En lugar de enfocarnos en nuestras limitaciones, comenzamos a ver las posibilidades a través del poder de Dios. Esto requiere un cambio de mentalidad y una entrega total a Su voluntad.

El servicio a Dios no se trata de nuestras capacidades, sino de nuestra disponibilidad. Dios no está buscando personas perfectas; está buscando corazones dispuestos. Cuando ponemos a Dios en primer lugar y priorizamos Su voluntad sobre nuestros miedos y dudas, nos posicionamos para ser usados de maneras poderosas y sorprendentes.

Diego Lopez
Diego Lopez
Diego Lopez Es un hombre apasionado con un fuerte llamado al evangelismo urbano, pastor de la iglesia Come Lord Church director de la base misionera de Come Lord y director nacional de Paraguay Adora. Casado con Chia Kim con quien tiene dos hijos, Daigo y Naomi.

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