En estas fechas tan especiales, quiero celebrar a todas las mujeres del mundo y desearles que no sea solamente un día de felicidad, sino una vida entera. Y, ¡sé valiente!
Sé que como mujeres hace años venimos redescubriendo y cuestionando cuál es nuestro verdadero valor al manifestar una lucha desde la paz por nuestros derechos. El camino que recorremos hacia la superación y la realización es arduo, desafiante y hermoso. Cuando me refiero a superación y realización, hablo de todo aquello que somos y que queremos hacer.
En mi caso, me tocó posicionarme en el ambiente artístico como una cantautora y siendo mujer, sinceramente, fue todo un desafío. Aunque desde chica me caractericé por ser una “muchacha valiente”, ciertos acontecimientos hicieron que yo renunciara a esa identidad, esa fuerza que necesitaba en mi carácter para cumplir mi propósito e ir por las promesas que Dios tenía para mí respecto a la música y al arte.
Resistí mucho, hubo situaciones y experiencias que pasé en mi adolescencia respecto al género masculino que en cierta manera condicionaron la forma de verme frente a la vida y la realización.
Pero Jesús siempre estuvo marcándome el camino, desafiándome y guiándome en todo.
Pude continuar mi camino gracias al Señor
Dios, mostrándome su paternidad, me sanó para que yo continuara mi camino libre y segura de que iba a convertirme en una voz para las mujeres y la lucha femenina. La clave siempre estuvo en permanecer y no perder la visión, si Él dijo algo de mí, eso se iba a cumplir y yo debía, debo aún, aportar a eso, superando cada miedo, afrontando y abrazando cada paso.
En todo este proceso fue clave tener mujeres en la música que me inspiraran a seguir, cantautoras que con sus carreras artísticas sirvieran de inspiración e influencia. Alguien que fue mi inspiración en todo este camino es mi mamá. Aunque ella no haya tenido una carrera artística “reconocida” fue cantante y luchó toda su juventud por ser una mujer creativa, innovadora y distinta, ella es sin duda una musa inspiradora en todo lo que hago y decido.
Lo que quiero remarcar en esta nota es que las mujeres debemos ser lo suficientemente valientes como para ir en contra de los límites insanos que nos quieran poner y que incluso nosotras mismas a veces nos imponemos para no cumplir nuestros sueños.
Hoy agradezco a Dios que Él me dio su fuerza para no desistir porque puedo ver el fruto de esa resistencia en mi carácter, y es que muchas mujeres se sienten identificadas e inspiradas por lo que hago. Ser en cierta manera “una voz” para ellas con mis mensajes es toda una responsabilidad y un desafío hermoso que me demanda todos los días estar frente a la presencia de Dios, redescubriendo quién soy, quiénes somos para poder seguir manifestando su amor y su gloria en todo lo que hagamos.
Mujer, ¡sé valiente!