Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. (Gálatas 3:28, RVR1960).
Hemos llegado a un momento de la historia de nuestras naciones donde las mujeres tenemos más derechos, más leyes que nos protegen, más herramientas que nos cuidan, más conocimiento de lo que debemos alejar de nuestra vida, más oportunidades en diferentes ámbitos. Una era en la cual podemos reclamar y ser escuchadas. Podemos estudiar, viajar, trabajar y elegir mantenernos en forma de manera saludable. ¡Qué maravilloso! ¡Cuántos logros!
Sin embargo, la muerte de mujeres en mano de psicópatas crecen día a día, la discriminación continúa, el peligro acecha en cada esquina de nuestras ciudades y vecindarios. Más abusos, más denigración, más muerte y, cada vez más, estos tienen lugar a temprana edad. Pareciera ser que tenemos más protección; sin embargo, cada vez estamos más desprotegidas. Una paradoja.
¿Acaso las leyes no son suficientes? ¿La protección no es la correcta? ¿Será que nos falta camino por recorrer y hacen falta más restricciones? ¿Más derechos por conquistar? Seguramente sí. Este mundo caído necesita leyes que regulen la vida diaria…
O será que estamos en el mundo descripto por el apóstol Pablo en 2 Timoteo cuando dijo: “… en los últimos días se presentarán (…) hombres amantes de sí mismos”. La perfecta descripción de un psicópata. Nuestras sociedades cada vez se vuelven más psicópatas, carentes de empatía, donde el mal es la regla y se le dice bueno a lo malo y malo a lo bueno. Una sociedad que no respeta normas ni derechos.
«Nuestra misión como hijas de Dios que vivimos en este mundo, pero no somos de este mundo, es transformar por la “locura de la predicación”
Alejandra Stamateas, Pastora, docente, escritora y conferencista.
No por la locura de las leyes, de las marchas, de las luchas de género, este mundo caído, que va de peor en peor. No es traer a la Iglesia, al Cuerpo de Cristo o lo que ocurre día a día en la sociedad, sino que nuestra misión es transformar la sociedad expresando a Cristo, permitiendo que Él crezca en nuestro interior. Se trata de tener más de Él para poder expresar más de Él, de su Vida hacia afuera.
Tenemos a Cristo
Las mujeres cristianas no nos movemos por normas, mandatos, comportamientos, actitudes, prohibiciones, tareas que determinen qué sí o qué no podemos hacer. Esa mirada y ese formato es el de la cultura, y nosotras no somos mujeres de cultura, somos mujeres de Vida. No hablamos de lo que está bien o de lo que está mal, porque de ese árbol comió el mundo y lo sigue haciendo; nosotras comemos del árbol de la Vida que es Cristo. Ya no nos preguntamos qué está bien o mal, ahora ponemos nuestra mirada en lo que expresa VIDA: ¿esto que vivimos trae Vida o muerte?
El apóstol Pablo recibió una revelación del Cuerpo de Cristo en la que sus miembros no se describen como personas con características naturales, sociales, culturales, aun de género, sino como un nuevo hombre: Cristo, una Iglesia, la Novia. ¿Qué significa esto? Dios nos ve a través de la persona de Jesús. Y esa mirada divina hace que todos los que estamos en el Cuerpo tengamos los atributos de Cristo y recibamos el mismo alimento y la misma bebida: “Cristo”.
En Él no hay discriminación, Él nos ve como uno. En Jesús no hay conflicto acerca de nuestros derechos porque todos somos hijos y todos tenemos los derechos que tienen los hijos amados. En Cristo no hay prohibiciones o reglas porque andamos en la Luz, y el que anda en la Luz no anda en oscuridad, como dice Juan en su primera carta. Porque “todo” lo podemos en Él.
«Esta es nuestra Ley: la de la vida, la del amor, la de la justicia, la de la paz, y todo eso es Cristo»
Alejandra Stamateas, Pastora, docente, escritora y conferencista.
El desafío de esta era es impartirle Vida a un mundo caído; pero no la nuestra, sino la Vida de Dios. El desafío es encontrarnos con cada mujer y varón de esta cultura y hacerlos uno con Cristo.
Él nos hizo libres, portamos en nuestro interior la libertad de Jesús. Aprendamos a vivir en la libertad, en la que Él ya nos hizo libres, y expresemos esa libertad (que es interna) para que pueda expresarse en el afuera. Llevémosla a todas las personas que conforman nuestra Tierra.
«Cada mañana, respira al Cristo que portas, ten intimidad con Él, experiméntalo como tu fuente, tu amor, tu paz, tu sabiduría»
Alejandra Stamateas, Pastora, docente, escritora y conferencista.
Luego sal a compartirlo para que otros lo puedan experimentar. El cambio para nuestra sociedad es más Cristo; no más religión, ni más cargas pesadas, ni más legalismo. Más Cristo, más Vida.
Leyes habrá muchas, y cada vez más, regulando la vida de los seres humanos en esta Tierra; pero siempre faltarán más porque serán insuficientes, se luchará por más dado que la maldad va en aumento. ¡Aumentemos a Cristo! Que Él crezca en nuestras iglesias, barrios, ciudades y naciones. Ese es nuestro desafío como mujeres de este siglo. En Él estamos completas y somos amadas. Si lo tenemos a Él, lo tenemos TODO.
Somos mujeres líderes espirituales. ¡Feliz vida a todas las mujeres!