Todo lo creado por Dios tiene un propósito. Al diseñar el sexo, Él pensó en unidad, procreación y placer.
La relación sexual en el matrimonio es una de las cosas más maravillosas que Dios haya creado, pero una buena vida sexual no sucede por casualidad, es resultado del trabajo en equipo e inversión en la relación.
A pesar de ello, frustración y resentimiento son palabras asociadas a la intimidad sexual de muchas parejas. Si ese es su caso no se conformen con menos de lo que Dios diseñó, Él dijo que era “…bueno en gran manera”, en otras palabras, fue la idea de Dios, y por derecho de autor, es Él quien tiene las instrucciones al respecto.
La Biblia dedica capítulos e incluso un libro completo para poner los lineamientos necesarios para una correcta relación sexual. Fue Dios quien puso el deseo sexual en los seres humanos, y está sumamente interesado en tu vida sexual. Fue Él mismo quien dijo “No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada.” (Génesis 2:18, NVI) Y fue Dios mismo quien le dió al hombre el mandato de tener relaciones sexuales “Sean fructíferos y multiplíquense” (Génesis 1:28).
¡Esa fue su primera tarea como pareja!
En este artículo deseo compartirles algunos obstáculos que obstruyen la sana intimidad sexual en el matrimonio.
Relación matrimonial deficiente
Los problemas sexuales no se originan en el lecho matrimonial, los traemos de afuera. La intimidad de la pareja es un reflejo de lo que sucede en el día a día. No podemos pretender tener buen sexo con una relación deficiente. La manera en la cual nos relacionamos, demostramos nuestro afecto y cariño el uno al otro es determinante para la intimidad.
«El sexo no es el camino hacia la intimidad, es el resultado de una buena relación fuera del dormitorio».
Donald Franz
No se trata de encontrar la postura correcta, sino más bien de vivir la relación de manera correcta. Cuanto más contacto no sexual tengamos fuera del dormitorio, mejor contacto sexual tendremos una vez dentro. Hasta cierto punto, la sexualidad de la pareja es un termómetro que indica cómo está la relación, no un termostato que tiene la capacidad de cambiar el clima de la relación
La rutina sexual, la falta de deseo y el aburrimiento, pueden muy fácilmente deteriorar una relación matrimonial. Aunque puede estar agravada por razones de carácter biológico, factores psicológicos y hasta farmacológicos, en la mayoría de los casos es simplemente el resultado del desgaste de la relación y la falta de conexión emocional.
En este sentido, las mujeres son muy susceptibles al aburrimiento. La falta de creatividad de parte del hombre hace que muchas mujeres pierdan el interés en el sexo. Por eso, es necesario que como pareja hablen acerca del problema sinceramente.
Escriban ahora mismo una lista de expectativas no cumplidas y nuevas formas creativas para revitalizar su relación. Ejemplo: cambiar de lugar, de horario, escaparse una noche fuera de la casa sin los hijos, etc.
Falta de intimidad espiritual
Orar juntos como pareja es un ingrediente que contribuye significativamente a la intimidad sexual. No se olviden de involucrar a Dios en el dormitorio.
«La verdadera intimidad no comienza en la cama, sino más bien sobre las rodillas».
Donald Franz
Cuando buscamos a Dios juntos como pareja, invirtiendo tiempo en la oración y en la Palabra, el resultado siempre será la intimidad genuina, pues es en Su presencia cuando somos desnudados. Establezcan tiempos de intimidad con Dios y hagan de esos tiempos prioridad como pareja.
La clave no se encuentra en concentrarnos en el cónyuge, sino más bien en hacerlo con Dios. Los problemas matrimoniales son más bien problemas del corazón. El orgullo y el egocentrismo terminan donde la oración comienza. La ausencia de Dios crea un vacío que intentamos llenar con sustitutos de Dios, incluso el matrimonio. Por eso, no busques satisfacción en tu cónyuge, búscala en Dios.
¿Cuándo fue la última vez que te desnudaste delante de tu cónyuge? No me refiero específicamente a la desnudez física. La intimidad solo puede suceder cuando vivimos desnudos emocionalmente, compartiendo nuestros más profundos anhelos, temores, sueños y deseos. ¿Cómo deletrean ustedes la palabra intimidad? Para algunos es S-E-X-O, pero a mi parecer, la forma correcta sería D-E-S-N-U-D-E-Z. Si ignoramos las necesidades del cónyuge, en lugar de acercarnos, nos alejamos
Sexo egoísta
El amor consiste en buscar el máximo placer y bienestar del cónyuge. Es por eso que el verdadero placer de la relación sexual se halla en la satisfacción del cónyuge y no en la propia. Concentrarse en el propio placer convierte al otro en un objeto de gratificación personal. Estar casado no me da el derecho de exigir sexo cuando mis hormonas lo deseen, es más bien mi respuesta de amor a satisfacer las necesidades emocionales de mi cónyuge.
Conclusión
Somos muy intencionales en perseguir nuestros sueños y carreras, recibiendo constantes capacitaciones para ser mejores profesionales, pero dejamos librada al azar la aventura de crecer en nuestra intimidad como pareja. Traten de descubrir el lenguaje sexual de su pareja (visual, auditiva, kinésica y relacional).
La satisfacción sexual es resultado de tres cosas: una buena relación matrimonial, conexión emocional y saber tocar al cónyuge en los lugares correctos. Amar correctamente es resultado de estudiar a mi pareja. Les desafío a obtener un doctorado en conocer a su cónyuge.