Son raras las ocasiones donde las palabras de autores pasados parecieran funcionar mucho mejor describiendo el panorama de nuestros tiempos que el propio contexto en el cual fueron escritas por primera vez. Ese es el sentimiento que el ministro James L. Snyder admite tener con frecuencia al recordar que alguien como A. W. Tozer haya sido una figura de la iglesia evangélica en la década de los 50, y no un vocero contemporáneo de la situación de los creyentes cristianos en la actualidad.
Recomendado para una lectura pausada -más no pasiva- Vivo en el Espíritu es una recopilación de sermones emitidos por uno de los predicadores y evangelistas más relevantes para la iglesia protestante de los últimos años. A. W. Tozer sigue llegando a nosotros. Incomodándonos con verdades espirituales que revelan un peligroso pragmatismo vigente todavía en los cristianos de éste tiempo. ¿Qué rol ocupa el Espíritu Santo en las iglesias de nuestros días? Tristemente, la respuesta que Tozer encontró para su tiempo no difiere mucho de lo que podría decirse ahora.
“Debemos hacer más que solo creer la verdad; debemos permitir que la verdad nos transforme radicalmente en nuevas criaturas en Cristo.”
Los primeros capítulos del libro, Tozer decide utilizarlos para hablar de su conversión. A pesar de nunca haber ido a un seminario bíblico o siquiera haber terminado la secundaria, la frase de “Todo el mundo tiene derecho a testificar de su vida en el Espíritu” soporta el peso de las siguientes páginas hasta el final. Cuando se trata de los planes de Dios, ninguna credencial direcciona la voluntad del Espíritu. Él escoge a las personas por quien Él es y lo que éstas estén dispuestas a permitirle hacer a través suyo. Pero, a pesar de ser un libro orientado hacia el individuo en particular, es en el tercer capítulo donde un nuevo destinatario aparece: la Iglesia de Cristo, el pueblo de Dios.
“Cada generación cree que tiene la perspectiva correcta con respecto a lo espiritual y está convencida de que sabe más que las generaciones pasadas.” Son las palabras que Tozer escoge para comenzar a describir a la iglesia que él veía en ese momento. ¿Y qué diferencia encontramos con las iglesias de nuestros días? Esa peligrosa posición de autosuficiencia se repite a lo largo de la historia, desencadenando siempre en una muerte espiritual lenta, pero segura. ¿Es posible hacer la obra de Dios separados del Espíritu? Tozer describe su asombro al encontrar iglesias que son capaces de mantener sus cronogramas habituales sin darse cuenta de que el Espíritu ya no se encuentra allí.
“Las personas ya no vienen a la Iglesia porque Jesucristo es glorificado; vienen porque allí estarán entretenidos y se sentirán bien con ellos mismos.”
A. W. Tozer
La evidencia de una persona que recibe el Espíritu es una inevitable y radical transformación que glorifica al Hijo. La pregunta de Tozer es válida para hacernos: ¿Estamos realmente preparados para un mover de Dios en nuestras vidas? Sabiendo que la incompatibilidad entre la iglesia de Cristo y el mundo es algo que no se puede negociar. La persecución y el martirio continúan vigentes tan solo en una porción del hemisferio mientras que en la gran mayoría del territorio planetario Satanás ha encontrado maneras más silenciosas y efectivas de menguar el fuego de los creyentes.
Tozer desafía a que dejemos de jugar a la religión y comencemos a tomar en serio nuestra posición como Cuerpo, de la misma forma en la que lo hicieron nuestros antecesores. La tendencia a clamar por un avivamiento extravagante que demuestre a todos lo que Dios es capaz de hacer, no llegará a ningún sitio si no sabemos lo que Él ya ha hecho. El autor nos aconseja volver a las raíces para conocer nuestra herencia, pues la fe basada en cosas todavía no vistas pero atestiguadas por los pioneros, traerá un verdadero sentido de adoración. Será una semilla germinal para una nueva y fresca manifestación del Espíritu en la generación de nuestros días.
Título: Vivo en el Espíritu
Páginas: 187
Autor: A. W. Tozer