Entre el yugo, la carga, el pecado y el despojamiento.

La vida cristiana es un desafío diario; la cotidianidad nos ofrece un cúmulo de pequeños avatares en los que tenemos que poner en marcha nuestras herramientas espirituales y emocionales, como forma de afrontar la realidad. En otras temporadas, las grandes crisis hacen su aparición, y la vida pesa.

Hebreos 12:1 nos señala algo importante para afrontar la vida misma: “Despojarnos de todo peso, y del pecado que nos asedia”. Históricamente hemos puesto mucha fuerza a la segunda de las cuestiones, el pecado que asedia, olvidándonos del despojamiento. ¿Qué será despojarnos del peso? ¿por qué ponemos tanto énfasis en el pecado y olvidamos los pesos de la vida?

Hay un concepto muy interesante desarrollado desde el arte y la arquitectura, tomado aun para la práctica de la vida cotidiana; es el minimalismo. En términos muy generales se vincula con la tendencia a reducir todo a lo esencial; despojarse de lo que sobra.

Menos es más

El minimalismo surge en la década del 60 ligado al arte y a la geometría arquitectónica. Se vincula con el minimismo; es decir, con la idea de enfocarse en lo mínimo como propuesta para la expresión del disfrute, la utilización del espacio y los insumos requeridos en los ambientes. Desde la mirada del arte, se apela a lo básico, tanto en cuestión de colores como de la simpleza de las formas.

Este concepto también se relaciona con lo vincular, lo grupal, lo personal, lo cotidiano; es decir, reducir las pertenencias y obligaciones al mínimo. La tendencia es vivir la vida cotidiana a partir de lo esencial, sin elementos sobrantes… ir liviano.

A esta altura del desarrollo, podemos ir articulando ideas, porque cuando buscamos la palabra “despojados” en su original griego koiné, es “desprendidos”. En el ámbito de contexto histórico, los lectores de Hebreos entendían el concepto porque, como reconoce Robertson en su comentario al Nuevo Testamento, los corredores en el estadio corrían casi desnudos, sin ningún ropaje colgante que pudiera hacerlos tropezar.

¿Qué puede significar el exceso? Cada quien le pondrá un nombre: esfuerzo humano, cargas, tradiciones, costumbres, “pesadas cargas sobre los hombros”, el deber ser, las obligaciones, los quebrantos, el dolor.

Cuando repensamos el pasaje en cuestión, podemos ver cuánta fuerza hemos puesto sobre dejar el pecado (que es muy importante) ¡y cuánto olvidamos despojarnos de las cargas! Aunque son parte de la misma exhortación. En algunos entornos es más común hablar de “yugo” (sin poner énfasis en que Jesús nos dijo que es fácil) que hablar de vida en abundancia, paz y esperanza, gozo y disfrute.

Nos ha sido más simple sostenernos desde el temor a pecar que desde el despojamiento de los yugos para vivir en abundancia y plenitud de vida. ¿Será que esto de ser “hijos del rigor” también se vincula con la vida cristiana? 

Por otro lado, necesitamos tener en cuenta que es una acción nuestra: “despojándonos”. Soltar las cargas, liberar los yugos. Romper con esas cosmovisiones y paradigmas que nos han dejado en el lugar del temor al castigo, la deuda eterna, el temor a caer, a “perder la salvación” y tanto más.

 En el Diccionario de Vine encontramos que el partitivo “apo” significa “sacar de uno”; apela a desechar; es una acción personal para vivir livianos. Esto es posible en Él. Necesitamos vivir un cristianismo más equilibrado; no podemos solo enfatizar el temor al asedio del pecado (que es real), también podemos despojarnos de todo aquello que nos estorba para que cuando llegue la tentación estemos preparados, y disfrutar el recorrido cotidiano.

El minimalismo apela a vivir el día a día livianos, soltando aquello que nos frena la vida. Quedarnos con lo simple, lo básico, lo importante, lo verdadero, lo justo, lo puro. 

Cuánto cargamos, aun en la vida cristiana: deberes, temores, obligaciones; ¡DESPOJÉMONOS! pero no solo del pecado, dejemos el dolor, la amargura, la culpa, la tristeza, las tradiciones, el deber, el “como si”, las apariencias; ¡vivamos en plenitud de vida! corramos livianos. 

Vivamos un cristianismo minimalista, realmente despojados de todo peso.

Ministro Licenciado de la UAD. Lleva adelante una labor docente en el Instituto Bíblico Río de la Plata; Institutos externos e IETE. Forma parte del Equipo Nacional de Escuela Bíblica Sub departamento del DEC, UAD. Es parte del cuerpo docente de la ONG Mujeres por la Nación.