En ocasiones, la culpa se vuelve un obstáculo para caminar en los planes que Dios ya tiene preparados para nuestra vida. El saber gestionar esta emoción puede ser la llave que estamos...
En momentos de prueba, no lucho con la prueba misma. Lo disfruto como siempre lo suelo hacer. No me desespero por no ver algún avance en determinada circunstancia. Solo me preocupo por disfrutar a Cristo.