Está claro que el aislamiento social preventivo y obligatorio durante la pandemia multiplicaron los casos de violencia. Aunque el aislamiento haya sedado, los casos de violencia no y cada vez comprometen más a la sociedad. El problema de la violencia es de todos y es por eso que entre todos debemos prevenirla.
Hoy si miramos un noticiero vemos a familiares de un niño que fallece atropellado por un tren que atacan al maquinista de manera brutal por no haber llegado a detener la formación. Entramos a las redes sociales y encontramos un video viral donde un colectivero atacó a palazos a un pasajero hasta bajarlo del transporte producto de una discusión.
Aún nos golpea duro la noticia que giró al mundo cuando Drayke Hardman el Niño de 12 años, que el 10 de febrero del 2022 se suicida a causa del acoso que sufrió durante un año por parte de sus compañeros del colegio.
Siguen creciendo las peleas entre estudiantes, dentro y fuera de las escuelas. Donde los docentes tienen miedo de intervenir o no saben qué decisión tomar para evitarlas. Las estadísticas siguen hablando fuerte y reportan que la línea telefónica 144 en 2021 señalan más de 100 mil comunicaciones por violencia de género.
Actualmente “La casa del Encuentro” contabilizó desde enero a julio del corriente año, 146 casos de femicidios, lo que indica 1 muerte cada 29 hs. Dejando a 162 niños sin madre. Mientras tanto los casos de maltrato infantil físicos, psicológicos, por negligencia, abuso sexual, entre otras acciones de violencia siguen creciendo a nuestro alrededor.
Estas son apenas algunas de las noticias que trascienden, las cuales reflejan lo que está pasando de manera transversal en todos los contextos y ámbitos de nuestra sociedad.
Es evidente que la mayoría de las veces la reacción primera frente a una situación de violencia en terceros, es mirar para otro lado, seguir caminando, paralizarnos o simplemente somos espectadores de lo qué pasa. Las dificultades que estamos teniendo a nivel social para el manejo y la manera de enfrentar las emociones son cada vez más notoria.
“Los miedos, las frustraciones, el enojo, la tristeza, la discriminación y la intolerancia, son algunas de las múltiples causas que provocan el crecimiento de la violencia”.
La pregunta que con frecuencia me visita es ¿Qué podemos hacer para prevenir la violencia? Creo firmemente que una de las acciones a desarrollar es la capacitación a la que todos los actores sociales nos debemos para promover la prevención de la violencia. Entendiendo la violencia como una problemática compleja y dinámica que impacta desde maltrato infantil, violencia Infanto juvenil, violencia intrafamiliar, violencia laboral, acoso escolar, violencia de género entre otras poblaciones.
Por más complejo que sea de resolver, tenemos la certeza de que se puede prevenir la violencia y contamos con el ejemplo de nuestro Señor Jesús que con su propia vida nos sigue dando cátedra de cómo prevenir la violencia.
Solo por citar una de las tantas situaciones de violencia a las que se enfrentó Jesús y logró resolver de manera pacífica. Podemos leer el pasaje del Evangelio de Juan 8:1-11 donde un grupo de líderes religiosos se acercan a Jesús con una mujer que había sido sorprendida en el acto de adulterio.
Esta situación nos permite ver a Jesús en acción, ejerciendo algunas habilidades para resolver el conflicto de forma pacífica:
- Escuchó con atención el planteo del conflicto.
- Mantuvo la calma frente a las tensiones.
- No se apresuró a responder.
- Analizó la pregunta, los intereses y la motivación que había detrás de la denuncia planteada.
- Pensó bien la palabra que iba a usar y la respuesta que iba a dar.
- Respondió de forma pacífica.
- Confrontó con respeto y amor.
- No juzgó ni condenó.
- Esperó la reacción con mansedumbre.
- Empatizó con todos en ese lugar.
- Medió con neutralidad.
- Aconsejó por el camino del bien.
Gracias a Dios, que quienes le pedimos de Su sabiduría Él nos la dá para que podamos desarrollar el carácter de Jesús y así crear una cultura de paz y resolver los conflictos de forma pacífica, guiados por el Espíritu Santo quien nos acompaña a vivir la verdad del evangelio de paz a la luz de la palabra.
Claro está que necesitamos desarrollar conocimientos y habilidades específicas para intervenir en los diferentes tipos de violencia. Contamos con los valores y principios de Dios, los cuales Jesús ejerció y nos demostró lo efectivos que son. Mientras que el Espíritu Santo quiere formarnos y guiarnos a vivir ese Evangelio de paz en medio de una sociedad que sufre violencia.
Creo firmemente que para lograrlo debemos comprometernos a ejercitar estas acciones cada uno desde su lugar, en la familia, haciendo de nuestros hogares, casas de paz. Trasladando estos valores donde vayamos, entendiendo que la violencia está en todos lados.
Es por eso que desde la ONG “Prevenir es Amar” estamos comprometidos en la tarea de formar agentes en prevención, equipando al liderazgo, la pastoral y las familias de las diferentes comunidades de fe que hacemos a la Iglesia de Jesús, con el fin de lograr una cultura de paz.
Para tal fin estamos lanzando un nuevo curso “La violencia se puede prevenir”, donde abordaremos los diferentes tipos de violencia, intrafamiliar, maltrato infantil, género e Infanto Juvenil. Este curso se llevará a cabo de Septiembre a Noviembre, los días miércoles de 20 a 22 hs vía Zoom.
Contaremos con profesionales del campo de la prevención de la violencia, como: Ana Somoza, Licenciada en Ciencias de la Educación. Sebastián Palermo, médico especialista en terapia cognitiva. Mayra Djimondian, Licenciada en Orientación Familiar. Matías Kornetz, Educador Popular. Estela Somoza, Licenciada en Trabajo Social. Diego Saguan, Licenciado en Psicología.
Nos preparamos para prevenir la violencia mediante la cultura de la Paz.
Para inscripción al siguiente curso click aquí.